Maratón 2/2
Advertencia: este capítulo contendrá escenas violentas.
Rodrigo
Los días como hoy, eran especialmente aburridos. Y más, si consistían en que debía pasar una tarde estudiando y poniéndome al día en la preparatoria.
Lo sé, este año fui... un poco irresponsable en mis estudios. No siempre lo lamento pero hoy debía hacerlo sino Luz se enojaría conmigo.
Podría tener mis momentos de aburrimiento, pero otra excusa es que odiaba ver nuevos rostros. Al ser nuevo supongo que la parte importante era acoplarte y un montón de mierdas. Sin embargo, como dije, odiaba ver nuevos rostros y sobre todo sociabilizar, que según Luz, era importante en la vida de un chico de mi edad. Pero no, no me agradaba la idea.
Por lo tanto, solo por estas semanas planeaba faltar. Aunque, si no fuera porque me enteré que debía hacer un trabajo, solo por eso, tuve que dejar mis planes de escapadas de lado.
¿Y el problema? Sencillo, no conocía a nadie del grupo ni del salón. Entonces, no sabría ni cómo me las ingeniaría para poder conseguir uno. También mi mal humor era otro problema que sabría que intervendría.
-Hijo - mamá entro a mi habitación llamándome. Sin dejar de ver la pared donde residía la mayoría de mis pensamientos concentrados. - ¿Sucede algo?
Su voz suave logró que por fin dejara de hacer un lio en mi cabeza.
-No - le sonreí aunque solo logre mostrar la mitad de hileras de dientes. Pude ver por su ceño fruncido que no me creyó pero prefirió respetar y no indagar más.
Tomó asiento en el filo de la cama mientras me miraba.
-Esperé unos días para dártelo, pero anduve ocupada - extendió un papel doblado. Lo miré confundido. - Hace un tiempo trasladaron al abuelo en otro cementerio. Uno del cual a él siempre le dio ilusión estar cuando llegara su momento. Ya sabes como era él. - Asentí - La dirección esta ahí si deseas ir.
-¿De tanto me perdí? - su sonrisa fue triste.
-Estuviste en un momento difícil. Todos lo estuvimos.
Otra vez ese nudo en mi garganta volvió. Sin saber que hacer o decir solo asentí una vez más. Me levante del asiento de mi escritorio. Apagué la lampara que iluminaba aquella zona.
-Sabes que no debes escapar siempre de eso, ¿no? Ya eres grande y debes cumplir la promesa de tu abuelo - voltee para verla, sin esperar mucho agarré el papel doblado.
Y lo observé con tristeza, como si fuera el inicio de un torbellino de sentimientos. Como si aquel superficie liza y blanca tuviera la culpa de todo. Pero no era así.
-Lo sé mamá - respondí sin verla - se que debo visitarlo. No preocupes que no me he olvidado.
¿Cómo podría hacerlo? Era como mi padre.
En los meses en que mi cabeza se ausento supe que le había fallado, que todo en especial había dejado de existir por milésimas de segundos. El mundo ahora se veía igual pero solitario sin él.
Suspiré tratado de concentrarme. Me acerqué y abrace a la castaña en frente mío. Algunas de sus cortos mechones invadieron cerca de mi nariz, ocasionándome cosquillas.
Al separarme volví a sonreírle, para luego agarrar un abrigo y colocármelo.
-¿A dónde vas? - preguntó confundida. Siguiéndome hasta la puerta de la casa.
-A visitar a mi abuelo - respondí sosteniendo el papel entre mis dedos y por último cerrando la puerta.
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Si las mentiras fueran las despedidas [Editanto]
Romance♧ Ella sufrió un accidente que le cambió la vida. ♤ Él ha tratado de protegerla. ♧ Ella ha tratado de sobrevivir por él. ◇ Él la ha amado en secreto. ♧ Ella lo ha amado apenas lo conoció. ♤ Él amó sus sonrisas y defectos a penas la encontró. Mentira...