11

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Buena vida lectores, debo advertir que el capítulo 11 se enfoca en Rindou y Angry, en caso de no ser de su gusto pueden dejarlo y esperar al lunes para el siguiente capítulo.  Gracias por leer y espero que lo esten disfrutando.  

La canción es la que use para este capítulo. 

[...]

— ¿Terminaste? — Preguntó mientras dejaba una prenda doblada a lado suyo, Rindou asintió mientras le daba el plato.

— Realmente amo tu comida. — Souta sonrió ante eso.

— Sin picante, cómo te gusta. — Rindou asintió, después de eso dejo descansar su cabeza en las almohadas, hace una semana había sido dado de alta del hospital y empezó a vivir en la casa de los Kawata, siendo el hermano menor encargado de todas sus necesidades. — ¿Vas a dormir? — Pregunto mientras terminaba de acomodar los utensilios de la comida.

— Posiblemente.

— Te vas en unas horas.

— En cuatro horas para ser exactos. — Le recordó y Souta asintió con la cabeza.

— Debes estar emocionado de ver a tu hermano. — Rindou acepto y Souta salió de la habitación al obtener una respuesta. El menor de los Haitani suspiro y observo la pequeña habitación; en la soledad no pudo evitar recordar los momentos con Souta, desde el hospital hasta en su casa. En el hospital cortaba sus manzanas en forma de conejos, un gesto que nadie había tenido con él, también fue muy tolerante ante sus arranques espontáneos de cólera ante la situación y debía agradecer que aun siendo uno de los principales involucrados en la desaparición de Takemichi, el gemelo menor nunca le exigió nada, tampoco atento contra su integridad física. En su casa todo fue más divertido, jugaron Nintendo; aunque él siempre perdía ridículamente, Souta le dejaba ver la televisión, aunque un día se descubrió a si mismo observar al menor de los Kawata mucho más que al programa. La casa de los Kawata tenía una característica singular, no había gente, solamente los hermanos y él, agradecía esa privacidad, porque en esas paredes tuvieron conversaciones tontas donde perdieron la noción del tiempo más de una vez y es en esas mismas paredes que ambos concordaron que el color azul era su favorito, un gusto de muchos que compartían sin saberlo, al igual que ese programa que salía a las seis de la tarde, que lo disfrutaban más entre manzanas con forma de conejo y chocolates blancos. Souta le autorizo ver su álbum de fotografías y compartió su música con él, y aunque él mismo se decía que era estúpido no podía evitar escuchar repetidas veces cierta canción y llorar por ella, aunque no le importaba mucho ser descubierto llorando, Souta se encargaba de limpiar suavemente sus lágrimas con pañuelos. Sigue suspirando mientras toma el pequeño barco de papel que hizo con ayuda del gemelo menor, el peliazul era un buen maestro, aprendió rápido lo que nadie le enseño; ese pequeño barco junto con otros tres más los habían pintado de azul cielo. Y agradecía que Souta siempre tuviera las ventanas cerradas, al igual que las puertas, no quería saber momentáneamente nada del exterior, no buscaba a nadie y no necesitaba nada entre esas paredes mientras despertara con Souta a lado suyo, era inevitable, una costumbre creada desde el hospital; no lo podían evitar, tenía que estar en constante vigilancia, las veinticuatro horas para ser precisos.

Se mordió el labio y sintió un nudo en su garganta, ahora también recordaba haber visto el baile de Souta, el aburrimiento a veces también fue difícil de lidiar, pero ese día en la casa de los Kawata con las horas contadas para irse deseaba que Naoto Tachibana consiguiera retenerlo más tiempo, quería seguir comiendo la comida casera de Souta en compañía del mismo, tenía ganas de ver las estrellas con él y hasta beber juntos, beber tanto que sus mundos giraran como una rueda de la fortuna.

— Ugh, la cucaracha sigue aquí. — La brusca voz del mayor de los hermanos lo saco de sus pensamientos y frunció el entrecejo.

— El sentimiento es mutuo desgraciado. — Rindou le mostró el dedo de en medio mientras Nahoya apretaba los puños listo para ir contra el infeliz.

¿Quién es el padre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora