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C A P Í T U L O  9

El viernes en la noche, mientras íbamos camino a mi casa, Charlotte me dijo que ir en el asiento delantero me haría bien. No quise preguntar por qué, así que solamente obedecí.

Iba mirando el cielo oscuro por la ventana, admirando lo bellas que las estrellas se ven alrededor de la luna, hasta que un gruñido de mi estómago hizo que regresara a la Tierra.

No puedo decir que me arrepiento de no haber pedido dinero a mis papás, sé qué no la están pasando muy bien en cuestión económica y por eso no les pedí que me dieran para la salida. Pero si no como algo dentro de los próximos treinta minutos, les prometo que soy capaz de comerme a Aaron y a Charlotte. O lo que esté frente a mí.

Llegamos a mi casa y Aaron se estacionó justo enfrente. Pude ver como mi papá asomó la cabeza por la ventana de la sala, al escuchar el motor del auto.

—Creo que ya me bajo...

—Te acompañamos —Charlotte añadió—. Nunca me ha parecido bueno no acompañar a alguien hasta la puerta de su casa.

—Además, no vayan a pensar tus papás que somos malos amigos y te dejamos sola —Aaron dijo antes de que me bajara del auto.

—Bueno...

— ¿Qué? —Aaron preguntó.

—Prácticamente me dejaron sola, por eso choqué con Armin. Y... bueno ya saben lo que pasó después. Pero no los culpo —hice un mohín, restándole importancia—, es mas, nadie tuvo la culpa de que vomitara.

—No quisimos obligarte a bailar y creímos que preferías estar sentada —Charlotte respondió.

—Lo sé, lo entiendo —les sonreí.

Sinceramente no quería que me acompañaran hasta la puerta de mi casa, porque conociendo a mi mamá los va a invitar a pasar y que pena. Con lo pequeña que es mi casa, apenas si vamos a caber en la sala.

Pero sería de muy mala educación negarles la entrada. Así que los tres bajamos del auto y caminamos hacia la puerta.

Solo pido que mis papás no hagan preguntas demás o fuera de contexto.

Justo cuando iba a tocarla para anunciar mi llegada, mi papá la abrió.

—Hola papá —sonreír forzadamente.

— ¿Qué pasó Halley? Pensé que llegarías a las ocho. ¿Por qué no contestaste el teléfono?

—Lo dejé en mi mochila...

—Para que quieres un teléfono si no vas a usarlo para lo que se debe —miré a Aaron y a Charlotte—. Todo el día te la pasas en las redes sociales y no lo usas para lo que es.

—Perdón. No me sentía bien.

Por favor no lo hagas. Por favor...

— ¿Cómo que no te sentías bien? ¿Algo te pasó? ¿Estás empeorando? —Mi papá comenzó a bombardear con preguntas hostigantes.

Comprendo que sea así, pero... a veces cansa.

—Papá estoy bien, solo fue momentáneo.

Para distraerlo de las preguntas le presenté a los chicos.

—Papá, ellos son mis amigos, Aaron —lo señalé, aunque es algo obvio quien es—, y ella es Charlotte. Ellos me trajeron a casa.

—Mucho gusto, soy John Skyman —les extendió la mano para saludarlos.

¿Desde cuándo mi papá dice su nombre con todo y apellido?

—Mucho gusto señor —ambos dijeron mientras recibían el saludo de mi padre.

¿Algún Día Seremos Cómo Las Estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora