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C A P Í T U L O  22

¡FELIZ TERCER ANIVERSARIO DE ¿ADSCLE? ATRASADO Y FELIZ CUMPLEAÑOS A HALLEY!

Lamento mucho la desaparición, he estado full de cosas fuera de esta vida de escritora. Les dejo con una final del capítulo emocionante. No es taan largo como me hubiera gustado, pero no quería dejarlos sin actualización hoy.

Los quiero mucho y muchas gracias por su pacienciaaaaaaa.

Siempre he odiado ese sentimiento de inferioridad que uno siente cuando ve a alguien mucho más lindo y atractivo que tú. Esa barrera natural de seguridad se comienza a derrumbar entre más mires a esa persona.

Y mis barreras comenzaron a derrumbarse cuando la ví a ella.

—¿S-Sophie? —Armin se veía petrificado.

—¡Sophie! —Anne y George corrieron a saludarla. La abrazaron.

—Cuánto tiempo, chicos —les sonrió, pero su mirada seguía en Armin.

Aaron y Charlotte seguían jadeando, mientras se limpiaban el agua de la cara. Ambos se veían preocupados.

Sophie se separó de los chicos y se acercó a Armin.

—Déjalo, Sophie — Aaron intentó agarrarla del brazo, pero ella fue más rápida y abrazó a Armin de la cintura.

Sus movimientos eran torpes y su mente se veía que daba vueltas, mientras ella lo abrazaba.

—Te extrañe much... —la empujó bruscamente que ni siquiera la dejó terminar de hablar.

Se alejó de ella y me buscó con la mirada. Tomó mi mano y me jaló para salir corriendo del lugar. Todos se hicieron a un lado cuando pasamos por la puerta. Corrimos por los stands vacíos, hasta llegar a la cancha de fútbol.

—¡Armin, espera!

La lluvia aún seguía, por lo que correr con el pasto mojado era complicado. Y lo era aún más, por la velocidad en la que él corría.

—¡Armin, espérame! —Traté de safarme de su agarre para detenerme.

Parecía no escuchar lo que le decía, simplemente seguía corriendo.

—¡Armin...!

Tropecé con una piedra. Por la velocidad en la que iba hizo que me arrastrara en el pasto. La inercia hizo que me soltara de su mano.

Toda la parte frontal de mi cuerpo, se llenó de la tierra del campo.

—Auch —me voltee y me senté en el piso . Miré mi rodilla y la tela de mi pantalón se había roto por la fricción del pasto y las piedras.

Armin cayó en cuenta de que estaba en el suelo.

—¡Halley!

Se agachó para mirarme. Su rostro tenía una expresión de preocupación.

—¡¿Estás bien?!

Se acercó a mi rodilla. Actuaba sin pensar.

—Armin.

Sus manos no sabían que hacer y se movían torpemente.

—Armin.

Me miró. Su cara comenzó a relajarse cuando observó mi rostro, esbozó una pequeña sonrisa. Tenía tierra mojada en la cara y la lluvia hacía que escurriera por todos lados.

Suspiró. Sus ojos conectaron con los míos.

—Recuerdo cuando te tiraron la cubeta de tierra. Lucías exactamente igual —me limpió el contorno de los ojos con su pulgar.

¿Algún Día Seremos Cómo Las Estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora