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C A P Í T U L O 13

Este capítulo va dedicado a todos mis compañeros de tercero de secundaria, que a pesar de no tener mucho,

dieron lo que su corazón les dijo.

Nunca podré agradecerles lo que hicieron por mí.

Gracias.

-S.M

Me levanté más contenta de lo que una persona normal pudiera hacerlo. Ni yo sé porque estoy tan feliz de volver a la escuela.

Bueno, es entendible. De estar casi dos semanas sin ir a la escuela y estar haciendo nada productivo, estudiar es la mejor opción. Además veré de nuevo a mis amigos... y a él.

No es lo mismo verlo a través de una pantalla, que tenerlo cara a cara. Me refiero a ver sus fotos de PhotoShare, veo muy lejos el que hagamos llamada o cosas así que hacen los... amigos.

De camino a la escuela, pensaba miles de razones del porque regresaré a la escuela. ¿Qué habrá tramado Charlotte? ¿Será verdad eso de las cartas que me dejaron en la banca?

Al tener la puerta al frente, sentí mis manos sudar. Pareciera como si fuera mi primera vez.

Entré porque escuché la campana sonar. Ni si quiera teniendo dos semanas de descanso puedo llegar a tiempo.

Corrí hasta mi salón lo más rápido que pude, pero justo subiendo el último escalón, sentí como alguien tiró de mi brazo.

- ¿De nuevo llegando tarde? -Me dio una sonrisa ladina-. Las costumbres no mueren ¿eh?

-Y nunca morirán -le sonreí de vuelta- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no has entrado a clase?

-Hay prioridades -me dio la espalda y comenzó a subir las escaleras que llevan al cuartel secreto que tenemos Aaron, Charlotte y yo-. Ven.

-Oye no podemos... -sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta.

- ¿Decías? -Me miró son una sonrisa.

Negué mientras sonreía.

- ¿Aaron te dio las llaves?

-No -subí las escaleras, para llegar junto a él-. Yo tengo mi propia copia.

-Pero Aaron nos dijo que solamente él tenía copia de las llaves.

-Bueno ahora es nuestro secreto -me guiñó el ojo.

Tragué grueso. Bien cuando hablaba de tenerlo cara a cara no me refería a esto, me conformaba con solo verlo a lo lejos.

-Cierra los ojos.

- ¿Qué? ¿Por qué?

-Halley, solo ciérralos. Confía en mí -me extendió su mano.

Antes de cerrar los ojos, tomé su mano. La temperatura de su mano hizo contraste con la temperatura de la mía. Es como si su fría mano, buscara el calor de la mía.

Ahora solo espero que ese calor, no se convierta en sudor.

Escuché como atravesamos la puerta y la cerró detrás de mí. Soltó mi mano y por un momento no supe que hacer.

-Ábrelos.

Abrí mis ojos lentamente y pude divisar a más personas y muchas cosas de diferentes colores.

- ¡Bienvenida! -Todos gritaron al unísono, mientras lanzaban confeti y sostenían un cartel que dice:

«BIENVENIDA HAlley»

¿Algún Día Seremos Cómo Las Estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora