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C A P Í T U L O  7

Este capítulo es uno de mis favoritos, disfrútenlo.


— ¡Charlotte! ¡Charlotte! ¡CHARLOTTE!

Corrí al punto donde acordamos vernos, para irnos juntas.

— ¡Halley!

— ¿Qué crees? —Chillé de la emoción.

— ¿Qué pasó? —Me miró con una expresión entre confusión y diversión.

—Adivina. Por eso te dije «qué crees».

Empezamos a caminar hacia la salida de la escuela.

—Haber pues...

—Hoy hablé más de dos palabras con Armin —la interrumpí—. Y... además...

Le conté todo lo sucedido en taller, mientras esperamos a que llegaran por nosotras.

Es decir ¿Quién no sé emocionaría porque un chico muy atractivo te haya ofrecido su ayuda y además en la forma en la que lo hizo Armin? Obviamente todas.

Muchas veces nos habíamos encontrado en los pasillos. Unas veces solo le daba una mirada rápida y otras, aunque me moría por mirarlo todo el tiempo, lo ignoraba. Ustedes saben, para hacerse las interesantes.

En realidad, creo que está no es la primera vez que hemos hablado más de dos palabras...

—Y dices que no te gusta —negó riendo.

—E-Es que... —me encogí de hombros— no sé muy bien cómo definirlo.

— ¿Por qué? —Me miró.

—Su personalidad es... muy intensa para mí y no me gusta la gente intensa —noté que Charlotte quería hablar pero me apresuré a decir—: Pero puede que solo haya visto una parte de su personalidad, lo sé. Además siento que le gusta, no sé... molestarme. Pero cada vez que lo veo siento la atracción y la necesidad de que mis ojos quieran estar siempre sobre él.

—Si quieres que defina todo lo que me acabas de decir en dos palabras, déjame decirte que...

Justo el chófer llegó por nosotras y tuvimos que cortar la conversación para encaminarnos al coche

Ambas subimos al coche. Quería que la conversación siguiera pero por alguna razón Charlotte no quiso mencionar nada. Es más casi ni hablamos durante el trayecto.

Le mandé un mensaje a mis papás diciéndoles que ya nos habían recogido y que pronto llegaré a la casa de Charlotte, así evito que me llamen a cada cinco segundos para saber cómo estoy —y además de que les evito preocuparse por nada.

Al cabo de unos minutos llegamos a su casa.

Supongo la mamá de Charlotte es amante de las plantas, porque la entrada y la fachada de la casa, están repleta de diferentes tipos, tamaños y colores.

Su casa es grande como la de los Andrésen, pero esta no impone por lo blanco y perfecta que es, es más, tiene un estilo que la hace muy acogedora.

Al entrar por la puerta de madera, los colores beige, verde olivo y blanco predominan en todas las decoraciones.

Sí, podría decirse que su casa es estilo Boho. Y me encanta.

—Charlotte, tu casa es...

—Un desastre, lo sé.

—Hermosa —dije mientras admiraba toda la decoración.

—Oh. Vaya —río—. Usualmente las personas que me conocen a mí y a los Andrésen siempre dicen que su casa es más bonita que la mía. Pero sinceramente nunca me ha importado.

¿Algún Día Seremos Cómo Las Estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora