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C A P Í T U L O  23

Todo el fin de semana mi mente estuvo dando vueltas en lo mismo, tanto así que no pude pensar en otra cosa.

Mi mente divagaba en todos los escenarios posibles de cómo fue su relación. Incluso me llegué a imaginar a mí en su lugar. Me plantee esa loca y absurda situación en la que Armin y yo somos pareja. ¿Sería igual con él, como lo soy ahora? ¿Me importaría aún más el cómo me veo? ¿Seguiría siendo la misma chica insegura que he sido la mayor parte de mi vida?

¿Ahora cómo es que veré a la cara a Armin después de haber tenido esos pensamientos, y aún peor por haberme enterado de lo que me dijeron Peter y Violeta?

Ahogué mi cara en mi cojín. No quiero que sea lunes.

Y desgraciadamente llegó el lunes por la mañana. Me levanté con menos ganas de las que normalmente suelo despertarme. La pregunta de: ¿vale más la pena levantarse a estar acostada todo el día? Corría por mi mente, tanto que estuve a nada de no ir a la escuela.

—¡Halley! Levántate cariño, que se te hace tarde —pero mi madre impidió que me quedara a envolverme en mis sábanas.

La mayoría de las veces suelo llegar a la escuela como una loca que pareciera que algo me estuviera persiguiendo. Pero esta vez entré como si nada. Miraba como mis pies se arrastraban en el suelo.

—¿Se encuentra bien señorita Skyman? —El guardia de seguridad me preguntó al ver que no estoy corriendo a pesar de que es tarde.

—Si, muchas gracias —le sonreí sin ganas.

Cada paso que daba para subir las escaleras pesaba. Suplicaba el no encontrarme a ninguno de los dos. Era lógico que no me encontraría a la tal Sophie, pero a Armin, a él podría encontrármelo en cualquier lado.

Al llegar al último escalón tomé aire y me puse en cuclillas. Comencé a caminar. De esa manera sería imposible que Armin me viera por la ventana y así no tengo que encararlo o por lo menos no lo haría tan pronto.

Pasé todas las ventanas de su salón y mis piernas ya no soportaban más, solo necesito...

—¿Por qué caminas así?

Me tensé completamente al escuchar su voz.

«Carajo»

Me recargue sobre el pilar que divide un salón del otro. Cerré mis ojos y suspiré. Me quejé internamente y tomé valor para encararlo.

Abrí mis ojos y él está en la misma posición en la que yo estaba hace unos segundos, mirándome fijamente. Me sonreía, parecía que la situación actual le parecía divertida.

Lo miré fijamente por unos segundos. Esa parte de mí, que quería mostrarse dura y fría hacía él, se fue desvaneciendo al tenerlo al frente.

No puedo dejar que vea esa parte de mí que he querido ocultar por tanto tiempo, mucho menos ahora. Pero cada vez que está conmigo, esa débil parte quiere gritar: Me gustas.

—No es de tu incumbencia —respondí.

Pero de mi boca, salió otra cosa.

—No creo que sea por gusto —añadió—. Desde hace rato vi como te temblaban las piernas.

Abrí mi boca, sorprendida. Llevaba rato mirando cómo sufría por caminar así solo para que él no me viera y al final no sirvió para nada.

Lo empujé por el hombro, se tambaleó y cayó de sentón al suelo. Ahora los dos estábamos sentados en el suelo, mirándonos fijamente.

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⏰ Última actualización: Aug 13 ⏰

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