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C A P Í T U L O  14

—¿Saben qué día es hoooooooy? —Charlotte chilló de la emoción.

—Noup —negué.

—No —Aaron hizo lo mismo.

Ambos sabíamos qué día era. Era la cuarta vez en el día que Charlotte nos hacía la misma pregunta y siempre obtenía la misma respuesta.

Los Andrésen y yo habíamos tratado de organizar una fiesta sorpresa para ella, obvio, ella no lo sabía. O eso creemos.

—¿Es enserio? —Intercaló miradas entre Aaron y yo, mientras caminábamos hacia nuestra guarida secreta.

Negamos con la cabeza. Por un momento me pareció verla decepcionada, pero dentro de pocos minutos se le pasará.

—Qué afán Charlotte —giré los ojos.

Subíamos las escaleras que conducen a nuestra guarida. Yo iba en frente de los tres, así yo le daría la señal a Aaron.

Planeamos algo que sabemos que le va a gustar mucho.

Abrí la puerta y me detuve de golpe. La volví a cerrar, haciendo que Charlotte chocara contra mi espalda y Aaron contra Charlotte.

—¿Qué pasó? ¿Por qué te detuviste así de feo? —Aaron me recriminó.

Los miré y Aaron me guiñó un ojo. Me encanta toda esta pantomima.

—Es que... hay algo que... —me quedé callada.

—¿Qué? —Charlotte preguntó.

—Hay una araña enorme. Y soy aracnofobica —añadí.

—Haber déjame verla.

No supusimos que Charlotte dijera eso. Más bien, no se suponía que dijera eso. Aaron y yo calculamos que su respuesta iba a ser:

¡¿Qué?! ¡¿Una araña?!

Y después de eso se abrazara de Aaron o de mí, pero la reacción que tuvo no fue para nada la que esperábamos.

—¿Pero que tú no eras igual aracnofobica? —Aaron inquirió, levantando una ceja.

—Si pero nuevo año, nueva yo —tomó una pose de orgullo, posando una mano en su cadera.

Aaron y yo nos miramos sin saber bien qué hacer.

_¿Bueno me la vas a enseñar o qué? —Me miró.

—Yo... —miré de nuevo la puerta—. Ya no está.

—¡¿Qué?! —Ambos preguntaron.

—¡Ya no está! —Recalqué.

Los tres miramos hacia todos lados para buscar a la araña que no existe. Obvio solo Aaron y yo sabemos eso.

Miré a Charlotte.

—Charlotte no te muevas.

Se quedó quieta como una estatua.

—¿Qué? ¿Por qué? —Susurró.

—Tienes a la araña en tu cabeza —Respondí.

Charlotte chilló dando mini saltitos.

Aaron se estaba muriendo de la risa detrás de Charlotte. Le di una mirada fulminante para que dejara de reírse o el plan iba a fallar. No sé cómo le he hecho para aguantarme el no reír.

—¡Quítenmela! ¡Quítenmela!

—¡Pero no te muevas! —Aaron la regañó.

—¡Cuando dije que quería algo de adrenalina en mi cumpleaños, no me refería a esto! —Chilló.

¿Algún Día Seremos Cómo Las Estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora