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C A P Í T U L O 10

Al día siguiente estaba como loca sacando toda mi ropa de los cajones por qué no encontraba mi uniforme de deportes.

—¡Mamá! ¡¿Dónde está mi uniforme de deporte?!

—¡Halley, ayer lo colgaste para que se secara! —Gritó por las escaleras.

¿Enserio lo colgué y no lo recuerdo? Que desastre soy.

Bajé con mi pijama todavía puesta, a descolgar mi uniforme del tendedero. Subí corriendo las escaleras de regreso, con dirección a mi habitación.

Me vestí lo más rápido y me coloqué los tennis blancos —más que blancos, son grises claro, pero todavía dan el gatazo de ser blancos—, para después bajar a desayunar.

Llegué derrapando a la escuela.

Al llegar a mi salón noté que no estaba ninguno de mis compañeros. No puede ser, esto me pasa por no tener listo mi uniforme.

Salí a ver el horario en la pared que está junto a la puerta

¿Qué clase es la que tengo a primera hora? Deporte, claro ¿cómo se me olvidó?

Dejé mi mochila en mi asiento, tomé mi botella de agua y corrí hacia la cancha donde siempre hacemos deporte.

Al llegar, vi dos grupos de personas, ambas en cada extremo de la cancha.

—Lo que me faltaba —musité.

Charlotte y Aaron me vieron corriendo hacia ellos. Charlotte levantó la mano y la agitó para que me apresurara.

Aaron solamente negó con la cabeza, pero me dio una sonrisa de lado.

—Halley Skyman la reina de la impuntualidad.

—¡¿Yo?! ¿Impuntual? —Pregunté.

No puedo creer que solo corrí menos de diez metros y ya estoy jadeando como un perro.

¡Ustedes son los que siempre llegan temprano a todos lados!

Ambos soltaron risas reprimidas.

—Saben que tengo razón —me crucé de brazos.

—Halley, pero... —Aaron suspiró—. Olvídalo.

Los tres nos quedamos mirando.

Extrañaba que volviéramos a ser los tres.

Sinceramente si extrañé a Aaron. Claro que hablé con él por PhotoShare pero no es lo mismo que tenerlo a carne viva.

—Me alegra verte de nuevo —le di un pequeño golpe en el hombro.

—A mí también, Halley.

Iba a preguntarle a Aaron qué porque no invitó a las vacaciones, cuando la maestra de educación física me llamó.

—¡Skyman, ven acá! —Me movió la mano para que me acercara a ella.

Corrí hasta donde está parada.

—Este es tu equipo —me señaló el equipo contrario al que están Charlotte y Aaron.

Miré a los integrantes, y luego a los integrantes del otro equipo.

Pero... qué injusto, puso a los más atléticos de un lado y a los más débiles en mí equipo.

Debo ser sincera. De mi equipo, yo soy la más deportiva —y eso que llevo años sin hacer ejercicio—. Así que no creo que podamos ganarles en lo que sea que vayamos a competir.

¿Algún Día Seremos Cómo Las Estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora