Flower

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Flower:
Yang Jeongin

El fresco aire de primavera movía mi cabello ligeramente hacia atrás y las hojas de los árboles bailaban de un lado a otro

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El fresco aire de primavera movía mi cabello ligeramente hacia atrás y las hojas de los árboles bailaban de un lado a otro.

Varias personas iban por los caminos piedrados del pueblo, dirigiéndose a sus destinos. Los árboles ya estaban floreados y sus hojas con un verdoso llamativo. El césped que sobresalía también estaba con un verde claro. Y las flores, lo que más decoraba y hacía llamar la atención en este humilde pueblito cerca del campo.

Variedad de flores estaban en las aceras con sus macetas; en los balcones y en las ventanas de las casas.

Giré a la derecha, doblando la esquina, para dirigirme a esa floristería que tanto me gusta ir. A parte de que venden flores de todo tipo y supremamente coloridas, la atención es increíble. Y más, cuando es él.

Con una sonrisa en mi cara, entré al local. Oliendo el fresco aroma de flores.

-hola, bienvenida- habló la dueña del lugar, una mujer de mayoría de edad. Le devolví el saludo por cortesía.

-buenos días...

-ya sabes a quién pedirle tus pedidos, mi niña. Está al fondo a la izquierda, echándole agua a las tulipanes. -sonreí- ah. Y aprovéchalo -guiñó su ojo con una sonrisa pícara en su rostro-, antes de que sea tarde.

-yo no...

-ve, ve -me interrumpió moviendo su mano a la dirección donde se encontraba. Dejé salir un suspiro y me acerqué a él, quien estaba de perfil, dejando ver perfectamente su largas pestañas y su perfecta nariz. Tenía un poco su ceño fruncido, suele hacer eso cuando está concentrado. Sonreí de medio lado y, cruzando mis brazos sobre mi pecho, me apoyé en la pared, viéndolo hacer su trabajo.

Mientras hacía lo suyo, opté por observar su delicado y bonito rostro. Y lo que más me encanta, son sus rasgados ojos de zorro.

Al sentir mi mirada, volteó su rostro a mi dirección en donde relajó sus facciones y una encantadora sonrisa se dibujó en su cara.

-¿hace cuánto estás ahí?- preguntó con aire de diversión

-primero que todo, hola. Estoy bien, gracias. Y segundo, lo suficiente como para saber que te dificulta echarles agua a las tulipanes sin mojarlas mucho. -sonreí. Una suave risa se oyó en él.

-vale. Perdona; buen día. Ahora dime, ¿en qué te puedo ayudar?

-uhmm, por el momento, no necesito ayuda. Pero gracias -respondí bromeando -. Necesito un ramo de azucenas, dos de claveles y tres de rosas blancas. -le di mi pedido.

El chico, pelinegro asintió y, sin quedarme quieta, le seguí.

-tienes suerte de tener las claveles- habló-; acabaron de llegar.

-¿más temprano y no encuentro?- el contrario asintió- ¿y sí están en muy buen estado?

-lo que sé, es que sí, sí lo están -un corto silencio se coló en ambos mientras lo miraba cómo sacaba con cuidado las claveles mientras las agarraba en su mano izquierda para hacer el ramo -. ¿Decoraciones otra vez?- preguntó. No le había prestado tanta atención por estar viendo las venas que brotaban en sus manos. Él volvió a repetir la pregunta.

-sí. Un bautizo para esta noche

-te va bien, ¿no?

-muy bien. Soy recomendada gracias a las flores, eso es gracias a aquí. Encontré una buena floristería. -halagué haciéndolo sonreír.

-y no solo eso, sino porque también lo que haces, sabes hacer bien tu trabajo.- me sonrió y con su mano libre, dio suaves palmaditas en mi cabeza.

Continuamos hablando de varias cosas mientras Jeongin hacía su trabajo. Ya listo mi pedido, me los entregó.

-te lo agradezco, Jeongin. Eres el mejor -guiñé mi ojo derecho mientras le sonreía.

Tras pagarle a la señora Soon, dueña del lugar. Salí de la floristería con mi corazón latiendo a mil. Para ser sincera, tengo un crush con él, y desde el primer momento en el que comencé a comprarles y ser cliente fija de ellos, nunca he tenido el valor de invitar al chico así sea por un café.

Suspiré, decepcionada de mí misma mientras miraba los ramos en mis manos. Algo que me hace y me provoca que mi pequeña fuente de vida que bombea sangre revoletee y palpite a miles, es cuando el chico me entrega el ramo de flores con una suave mirada y su delicada sonrisa amable.

Se ve tan lindo, tierno y todo lo derivado a ello cuando tiene flores y las entrega en las manos. ¡ahg, estoy pensando mucho en él!

Despejé mi mente ya cuando llegué a mi lugar de trabajo. Lista para preparar las decoraciones con la ayuda de mis dos amigas y compañeras de trabajo, responsables también de este negocio.

-te necesitan, nena -fruncí mi ceño al escuchar a Minhyu, una de mis amigas hablarme.

-¿quién?

-alguien. Ve afuera, necesitas un descanso.

-no puedo, necesito...

-eres la que más trabaja de las tres, ve y tomate un descanso. Nosotras seguiremos - me interrumpió Nana, la segunda de mis amigas. Suspiré rendida y, tras despedirme de ellas, salí.

El aire dejó mi cuerpo y frené en seco al verlo ahí frente a mí; con esa sonrisa que tanto me encanta.

-hola- habló -, ¿aquí trabaja... Solhyun? -preguntó divertido

-¿qué haces aquí?- no pude evitar preguntar, estaba confundida

-¿sabías que responder con otra pregunta, es de mala educación?

-pues, que yo sepa, también respondiste con una. -reí al verlo caer en cuenta -. Así es, caballero, aquí trabaja Solhyun, ¿qué se le ofrece? Para decírselo a ella.

Su sonrisa se amplió y con un paso al frente respondió: -dile que: quiero invitarla a tomar una taza de café. Si puede, claro.

Sentí la sangre subir a mi cara y la respiración dificultarse.

-cla-claro, ella puede.

-bien, pues entonces... ¿nos vamos?

Lamí mis labios nerviosa y me puse a su lado, caminando directamente a una cafetería que él quería ir a invitarme. Juro que mi corazón está a punto de salirse de mi pecho. Esto nunca me lo había esperado.

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escens :: skzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora