Pintura

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Pintura:
Hwang Hyunjin

Guardé todas mis cosas en mi mochila

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Guardé todas mis cosas en mi mochila. Lapices, difuminador, goma de borrar, mi blog de dibujo y algunos que otros carboncillos.

Voy directo a la inmensa casa de Hyunjin, mi super-mega-mejor amigo. Hyunjin es un excelente pintor, tanto a carboncillo, en colores y, sobre todo, en pintura. Es un maestro.

Él aceptó darme clases de dibujo después de mis fuertes insistencias de querer aprender con él. Rogué miles de veces hasta que lo logré. Él no aceptaba al principio, pensando que no era bueno en ello. Pero al convencerle que de verdad sí lo era, aceptó a enseñarme.

Ya hemos tenido varias clases, como las llamo yo. Pero para Hyunjin, es una tarde de dibujo con amigos. Y prefiero que lo vea así.

Al llegar a su casa ricachonda -porque él es de alta clase-; toqué el timbre dos veces, esperando con ansias a que me abrieran la puerta. Tras unos segundos de espera, por fin se dignan en abrir.

Una sonrisa se plasmó en mi rostro al ver a la madre de Hyunjin. Muy rara la vez que ella abre la puerta.

-oh, Minsoo, cariño. Hola -me saludó y yo saludé a la señora Hwang con respeto y una reverencia. - Hyunjin está en su estudio -anunció. Tras darle las gracias y despedirme de ella, me dispuse a caminar escaleras a arriba, dando un paso a cada dos escalones.

-¡ya llegó por quién llorabas! Ya no es necesario que llores, cariño, ya estoy aquí -hablé fuertemente hacia el chico que estaba de perfil a la puerta. Hyunjin volteó a verme y rodó sus ojos.

-llegas tarde

-es solo un minuto. No seas exagerado. -caminé hasta llegar a su lado - ¿qué clase de dibujo tendré que hacer hoy? -pregunté, sentándome en la silla que tuve que arrastrar y dejar mi mochila en la mesa pequeña.

-ya te busco -dijo él mientras se levantaba e iba a su gigantesco armario y sacar una carpeta de allí, en donde una hoja con alguna imagen impregnada ahí salió -. Dibuja ésto -me dio la hoja. Viendo un loro ahí hecho a blanco y negro.

-Hyunjin. Esto es nivel avanzado-experto, ¡yo apenas sé dibujar a doraemon!

El chico a mi lado rodó sus ojos.

-si no empiezas con algo en la vida real, nunca aprenderás a dibujar lo que quieres dibujar. Eso que hacer muñecos a mano, lo puede hacer cualquiera...

-si, pero eso es desde nivel facil y va avanzando hasta llegar a este punto -señalé la hoja con el loro -, yo apenas voy en el nivel fácil.

-ya completaste ese nivel, Min.

-aún no, no estoy preparada al cien...

-si lo estás. Ahora dibuja ésto. -sin dejarme hablar, se levantó para ir al estante de pinturas y sacó de allí unas cuantas, agarrando su paleta y sus pinceles que estaba todo ordenadamente en su puesto. Puso el caballete y en él, un lienzo mediano que ya estaba pintado.

De mala gana agarré mi mochila, sacando mi blog de la misma y todo lo necesario para poder dibujar.

Agarré la silla y me dispuse a sentarme lejos de mi amigo quien estaba concentrado en organizar sus cosas. Detallé miles de veces a ese pajarraco en la hoja. Se miraba tan jodidamente dificil. Nunca podré dibujar de esta manera.

Gruñí, pero tendría que hacerlo si es que quiero seguir viniendo aquí y hacer que Hyunjin me enseñe. Mejor dicho, yo aprenda por mi cuenta, pero en casa ajena y con la compañía de mi mejor amigo, asimismo con los dibujos que él quiere que haga.

Fulminé al pelicastaño quien estaba concentrado en lo suyo con el lienzo. Me retiré un poco de él y, acomodándome bien en mi puesto, empecé.

Primero comencé en hacer una silueta, que, por milagro, me salió. Ahora lo dificil, darle forma.

Casi toda una tarde sentada en esa silla. Mi cabeza estaba que se explotaba del estrés que tenía. Según mi amigo, dice que el dibujo ayuda a despejar la mente, a mantenerse tranquilo. Pero en estos momentos, tengo todo lo contrario.

Le he dicho más de tres veces a Hyunjin que me rendía, ya enojada. Pero él insistía en que debería de intentar y no rendirme fácilmente.

-¿puedo tomar un descanso?

-¿otra vez? Minsoo, esta es la cuarta vez

-es simplemente para descansar mi mente, mis manos y mis ojos. -me levanté y fui directamente al dispensador de agua, agarré un vaso qur Hyunjin tiene ahí y bebí.- ¿qué haces?

-pintar- respondió mientras que yo le di una mirada cansada.

-quiero ver.

-no, aún no. -me interrumpió, él poniéndose frente a mí. -no está terminado.

-llevas toda una tarde pintando... son las 6:35 de la tarde, llevas cuatro horas y media. Ni modo que no lo hayas terminado.

-tú aún no has culminado el tuyo

-eso es diferente, Hyunjin. Porque yo no sé dibujar a la perfección y tú, prácticamente sí. Así que... déjame ver- quise rodearlo, pero nuevamente me lo impidió. Lo intenté una y otra vez, sin éxito. Al contrario, él me rodeó con sus brazos, alzándome y llevarme a mi puesto.

-debes de terminar- susurró cerca de mi cara. Refunfuñando, hice caso. Tras un largo tiempo me levanté y llevé mi blog ya terminado el dibujo. No quedó como la foto pero se hizo el intento. Llegué al lado de Hyunjin sin que se diera cuenta, porque estaba tan metido en el lienzo que no me vio llegar.

Su pintura... era ¿yo? Sentí la sangre subir a mi cara. El pelicastaño se alejó de la pintura y murmuró un listo con una sonrisa orgullosa.

-te quedó muy bonito... pero, ¿porqué yo?- un respringo dio el chico frente a mí en su asiento. Volteó a verme con su ceño fruncido. Ahí, frente a mí, estaba dibujada, pintada; sentada mientras miraba mi blog y un lápiz en mi mano, mi cabello detrás de mi oreja, dejando a la vista mi perfil ladeado y, en el otro lado de mi cara, mi cabello suelto. Todo el alrededor estaba decorado con colores pasteles y suaves.

Hyunjin se encogió de hombros, como.si no fuera algo del otro mundo. Le di mi dibujo aun sin quitarle mis ojos de encima de la pintura. Amé ese arte.

Mi amigo rió burlón al ver mi pajarraco mal dibujado, pero de igual, me felicitó por mi esfuerzo.

-¿puedo quedármelo?- pregunté, señalando la pintura frente a mi ojos, mirando al gran pintor.

-no

-¿por qué no?- indignada pregunté

-porque no -se levantó, dándome la cara-. La clase tuya ha terminado. Puedes irte a casa

Suspiré rendida- vale. Pero primero, tomaré una foto -y sin dejarlo hablar h antes de que me impidiera a no hacerlo. Saqué mi móvil y encendí mi cámara para capturar la imagen.

Me despedí de Hyunjin y salí de su casa para dirigirme a la mía. Aún no podía creer lo bien que él pintaba y lo talentosas que son sus manos.

escens :: skzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora