Quarantine

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Quarantine:
Hwang Hyunjin

En el apartamento el cual vivo, antes vivían tres personas -incluyéndome-, y una de ellas mi mejor amiga y la otra, la persona que jamás fui capaz de soportar

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En el apartamento el cual vivo, antes vivían tres personas -incluyéndome-, y una de ellas mi mejor amiga y la otra, la persona que jamás fui capaz de soportar.

Irónicamente y por si fuera poco, el karma quiso vengarse contra mí y me obligó a convivir bajo el mismo techo con él.

Anha, mi amiga, sabía que no me llevaba bien con él desde un principio, ni él conmigo. Gracias a un incidente con un café mezcladas con nuestras personalidades distintas.

Hace más de dos meses, en donde me alojaba anteriormente, me echaron por falta de pago y al no tener dónde ir, Anha decidió ayudarme y vivir con ella y con su roommate que, por supuesto, no sabía quién era. 

Y al encontrarme con él, frente a frente, no tuve opción de negarme, puesto como había dicho, no tenía lugar dónde ir y, mis padres me habían echado de casa.

Nuestros días eran de discuciones a diestra y siniestra, por equis o ye motivo peleábamos. Y la pobre Anha aguantaba todo aquello o, a veces, se llevaba a su novio o él a ella.

Tres meses duramos así hasta que un dia, una noticia, nos sorprendió.

Miraba la tele, y el chico, por maldad, cambia el canal donde estaba viendo la novela. Cabreada de la misma situación, me levanté y caminé hacia él.

Le quise arrebatar el mando, pero como el desgraciado es mucho más alto, no alcanzaba y él se burlaba de aquello. Fue entonces, donde lo empujé al sofá y éste cayó de culo en él; le quité el control, pero no alcancé a poner de nuevo el canal porque su mano presionó otro botón.

Y, entre nuestras manos con el mando, presionábamos sin darnos cuenta que los canales pasaban como loco, hasta que la voz masculina, proveniente del aparato nos llamó la atención de ambos.

«Los contagios han incrementado un 70% en las últimas semanas, logrando así, que la gran mayoría de los habitantes estén contagiados. Según el mandato y la orden por parte del gobierno coreano y, por toda su seguridad, quedan en cuarentena apartir de las 0 horas del día de mañana. Nadie podrá salir de sus casas y, los que incumplan esta norma, se les dará una multa.

»Les informaremos cuándo y cómo podrán abastecer sus hogares. Pero por el momento, quedarse en casa hasta nuevo aviso. Primero su salud y la de todos....»

No poder salir

¡Mierda! Nada podría ser peor que esto.

Quedarme sola con él, uhg, es un fastidio, una pesadilla. ¿Que por qué sola? Sencillo.

Anha se había ido ese mismo día donde su novio, a dormir. Pero, al saber esto de la cuarentena. La probabilidad de quedarse con él es de un 90%; dejándonos así, a nosotros dos solos.

....

Los días siguieron pasando y todo se volvía más aburrido. Ya no tenía ganas de pelear con Hyunjin, pero él conmigo sí, y era lo que más hacia. Su molestia incrementó increíblemente desde el momento en que nos quedamos.

Me encontraba hechando jabón a la lavadora, preparándola para lavar mi ropa sucia y sudada por haber estado haciendo ejercicios estos días.

Tan centraba estaba en mi deber que el susto que me pegó Hyunjin me provocó un gran respingo, botando jabón al suelo.

Él reía a cargadas casi tirándose al suelo por lo mismo. Yo, cabreada, le tiré la bolsa de jabón en polvo, donde al instante le cayó en la cara.

Ahora, en vez de reírse, lloriqueaba y maldecía porque le cayó en los ojos. Y fue cierto, no los podía abrir.

Quise ayudarlo porque me sentí mal, pero éste no colaboraba. Fue por ello, que le di un fuerte golpe en la cabeza mientras lo regañaba y lo amenazaba, al mismo tiempo, diciéndole que de parte, se lo merecía.

Le ayudé a lavarse la cara y, con una gotas que tengo para hidratar la vision, se las di. Cuatro gotitas en cada ojo. Chilló y pataleó acostado en el sofá porque le ardía mucho.

Esa fue una de las tantas en que me molestó.

Otro día, fue cuando estaba cocinando y, en el preciso momento que se le dio por darme otro susto, me corté el dedo con el cuchillo, ya que estaba picando algunas verduras.

Tengo fobia a la sangre, es por eso que casi me da un ataque de pánico y la asfixia sintiendo que me ahogaba.

Ahora, el que se sentía culpable era él; me ayudó a lavarme el dedo mientras yo me quejaba porque ardió. Luego de eso, me puso una curita con cuidado de no maltratar la herida.

Durante el resto del día no hablamos. Cada uno se encontraba en su habitación.

Ya por las tantas de la noche, cuando miraba una serie en la televisión de la sala, fue que sentí su presencia a mi lado. No había escuchado sus pasos.

No habló ni hizo algún ruido. Yo mientras tanto, no le presté atención, teniendo esta misma en la pantalla.

A lo lejos, puede decirse, escuché como me hablaba pero no quise prestarle atención, fue por eso que lo ignoré hasta cuando la pantalla fue apagada derrepente.

Giro a verlo, con el ceño fruncido, maldiciendo por su comportamiento irritativo.

Fui callada por su mano posarse en mi boca, él me miraba serio.

—Ya. Entiendo que te caigo muy mal —alzo una ceja, mirándolo como si estuviese loco—. Y lo lamento, no me he comportado como se debe. Solo vine a pedirte perdón.

Quito su mano y jadeo— Debe de ser una broma, Hyunjin. Tú jamás dirías algo así, mucho menos a mí.

—Pues no me conoces —habla con voz mas seria—, y si puedo decir un lo siento de verdad.

—Exacto, no te conozco ni tú a mí. Por lo que me has demostrado todo este tiempo, tus disculpas no son aceptadas. ¿Y por qué hasta ahora? ¿Acaso te sentiste culpable por haberme hecho contar el dedo y casi morirme por mi fobia? —chisto la lengua, levantándome del sofá para dirigirme a la habitación. El mas alto también se levanta.

—Vale, lo acepto, sí, fue por eso. Me di cuenta que nuestra relación es de lo peor, y, seguir viviendo así durante toda la cuarentena no es lo correcto, además, vivimos juntos. Deberíamos hacer las pases y empezar con el pie derecho, ¿no crees?

Me devuelvo mirándolo con recelo.

—No sé si creerte —debería de aceptar. Ya tantas discusiones me tiene agotada, y lo que dice él, vivimos juntos y seguiremos estándolo durante un tiempo.

—Seamos amigos —sonríe, extendiéndome una mano—. Soy Hwang Hyunjin y soy tu compañero de piso durante todo lo que resta de la cuarentena.

Sonreí de lado mientras negaba con mi cabeza de lo descabellada que era esta situación, pero acepté. Estreché su mano y dije:

—Soy Lim Reim —él sonrió satisfecho, para luego jalarme de la mano y llevarme directo al sofá.

—Bueno, Reim-shi, veamos una película. No tengo sueño y me aburre ver una sin buena compañía.

Lamo mis labios y sonrío. Viendo como el mayor se salia de la serie que estaba viendo para poner una película que ambos estuvimos de acuerdo en ver.

Por primera vez en nuestro tiempo de roommates, quedamos de acuerdo en algo y estar cómodos.

escens :: skzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora