Dancing

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Dancing:
Lee Know


Arriba, abajo. Sube, al lado, al otro, de vuelta. Va.

Pam, zas, zas , uno, dos, tan...

Seguíamos los pasos a base de sonidos que la maestra nos enseñaba.

Mi cuerpo dolía por el cansancio y por el estrés que llevo acumulado.

—¡Zoe! —doy un brinco al oír mi nombre. Oh, no.

Mierda.

—¡Lo siento! —paro de moverme para hacer una reverencia.

—¡¿cuál lo siento?! ¡Estás destrozando la coreografía! ¡Todos tomemos un descanso! Y tú, Zoe, coordina ese cuerpo porque si no, estás fuera. —su voz amenazadora me puso los pelos de punta. Tragué saliva en seco.

—Estás haciendo desastre el baile, mocosa —habla mi compañero de baile. Al cual, sin querer, le he pisado los pies.

—Perdón —murmuro, mas sin embargo, su respuesta es un chasquido de lengua; demostrándome su fastidio hacia mí.

Suspiro hondo, tirándome al suelo; elevando mi mano hacia mi cabello para llevarlo hacia atrás, frustrada.

Me maldije varias veces antes de que terminase el descanso.

Cuando fue de nuevo la práctica; mi pie se torció y, como reflejo, moví el otro para obtener apoyo; aterrizó en el pie de él, de mi compañero. Este, enojado, me apartó de un brusco tirón, haciéndome caer; pues aún ni me había estabilizado de mi torcijón de pie.

—ZOE, FUERA —gritó la coreografa, cabreada.  Todo el mundo calló y estuvieron como estatuas. Yo, roja cual tomate, me levanté del suelo con la cabeza gacha.

Las ganas de llorar estuvieron a punto de ser desatadas; no obstante, me las tragué, caminando rápido a la salida, sin importar que mis cosas seguían ahí.

Entro al baño, echándome agua en la cara mientras maldigo en voz alta. Una vez que casi sentí ahogarme doy un fuerte golpe a la pared, culminando así mi frustración.

Estuve ahí hasta que el equipo donde estoy, o, mejor dicho, estuve, salió por fin.

Entré en la sala suspirando.

Miré mi reflejo en el espejo que cubre toda la pared. Puse la música que practicamos para yo bailarla.

No sé cuánto tiempo pasé ahí; mis piernas dolían, mis pies palpitaban y mi respiración es un completo desastre.

—Tomate un descanso —una voz me hizo sobresaltar. En el reflejo, Lee Minho estaba recostado de lado en el marco de puerta, viéndome fijamente.

—No... no puedo —reinicié la música, empezando a moverme. Todo era torpe, todo. Me frustré más, obligando a mi cuerpo a moverse.

escens :: skzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora