Educación física

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—buenas tardes manito, ¿Cómo estás?—me recibió Josué

—bien, un poco cansado pero bien—respondí mientras miraba el liceo

Estaba lleno de estudiantes, normalmente los miércoles eran así, llenos, como con ganas de estudiar, era el último día de educación física, entonces, Josué y yo caminamos hacia la cancha, mirando a nuestro alrededor.

—sinceramente si las clases iban a empezar así, hubiera preferido que no empezaran, este liceo da miedo—comenté

—sí, pero por lo menos empezaron y no hay que hacer tarea en la casa—me respondió Josué

—Bueno, tienes razón—le di la razón para luego atravesar la puerta de la cancha

Entramos a la cancha en donde recibíamos clases de educación física, y por lo general siempre tenía que darme clases el mismo profesor: jeimy blanco

Un profesor que era algo extraño, le encantaba mirar a las mujeres mientras hacían educación física, aunque era un gran amigo en momentos difíciles.

Me senté a esperar que comenzara nuestra clase, Josué estaba sentado a mi lado, y por algún motivo, alguien más se sentó a mi lado, no giré mi cabeza, había logrado enfocar su rostro justo cuando entró en la cancha, era ese chico, el que ayer nos estaba siguiendo, de pelo rizado, y entonces, sentí una gran tristeza y preocupación, proveniente de su cuerpo, fue cuando giré a verlo, pero solo por un segundo, ya que volví mi mirada al vacío profundo de aquella cancha llena de estudiantes haciendo educación física.

Fue lo mismo, educación física solo, sin nadie, entonces, terminó la clase.

Pasaron los días, ningún cambio positivo, ni negativo, todo seguía igual, la misma persona detrás de mí, las misma dudas, siempre igual, hasta que terminó la semana para el segundo grupo, y llegaron las elecciones, el segundo grupo se vio afectado por dos semanas consecutivas sin clases ya que una pertenecía a la semana electoral y la otra al primer grupo, entramos sin error alguno a clases nuevamente el 29 de noviembre, día lunes, fue entonces cuando logré hablar con ese chico, establecimos solo un saludo, y unas cuantas palabras, pero llegó el día martes, día en que tocaba educación física nuevamente.

—Albert, calentamiento—ordenó el profesor

— ¿Otra vez profe?—me quejé, para luego ponerme en medio del circulo que formaban mis compañeros de clases

—sí, haga caso y sin quejarse—dijo mientras se sentaba en su silla de costumbre.

Yo comencé el calentamiento, de cabeza hacia los pies, como ya era normal para mi, estaba acostumbrándome a la rutina que siempre me mantenían establecida en educación física, a si que no me preocupaba mucho por eso.

—Trotando—ordenó el profesor

Al momento del trote, pude notar que a mi lado estaba Josué, pero al lado de él, aquel chico, que pronto conocería por su nombre, el de cabello rizado, hablando conmigo, pero yo no le presté atención

— ¡Oye!—me llamó

— ¿Ha?—pregunté entrando en mi nuevamente

— ¿Cómo es que no te cansas we?—me preguntó jadeando

—Es que ya estoy acostumbrado a esto en mi entrenamiento de béisbol—respondí sin perder concentración en lo que estaba haciendo

— ¿Juegas béisbol?—me preguntó Josué

—sí, ¿Por qué?—respondí muy tranquilo

Miré la respiración acelerada de ambos, y luego, para no seguir hablando, corrí, avancé más rápido que ellos, y me adelanté.

¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora