Y luego del desastre en Bora volvimos el lunes al liceo, esta vez no sería una semana si y una semana no, pues estábamos juntos el primer y segundo grupo, un mundo totalmente nuevo para nosotros, pues nuestro salón había cambiado mucho.
Habíamos pasado de ser un salón tranquilo y callado a ser un salón muy pero muy ruidoso, pues no combinaban nuestras formas de ser ahora que lo veía más de cerca.
En este nuevo proceso logramos encontrar nuevos rostros, nuevas personas, y no me arrepiento de haber conocido a alguna de ellas, y es que al conocer a nuevas personas como a yeremi, a Daniela y a Edwin simplemente me sentía más incluido, pero esto significaba además algo que no quería, y es que con esto el chico de rizos podría alejarse más rápido de mi de lo que yo esperaba.
Había llegado el momento que tanto había soñado, y no el de que se quedara conmigo para siempre, si no en donde nos separábamos para siempre.
Había encontrado el camino que lo llevaría lejos de mí. Y por algún extraño motivo que desconocía fue el camino que el decidió seguir.
Y conocer nuevos rostros preparó una bomba que detonó en el momento que de mí se alejó.
Ese lunes al estar todos en el patio trasero del Juan José Mendoza, un ex compañero de la escuela conoció a Miguel, en realidad el siempre había sido un poco extraño, pero no habría visto sus intenciones con el chico de rizos hasta que ya era demasiado tarde.
Omar era un chico que siempre fue mimado de su mama, lo iban a buscar a la escuela como a mí, pero nuestra gran diferencia era que a mi madre nunca le importó si yo tenía algún problema, en cambio su madre lo mataba si hacia algo malo, a pesar de todo, no fui un mal estudiante ni mucho menos mala conducta, en cambio Omar sabia como mentir para que de esa forma su madre pensara que todo estaba con el liceo.
Un juego, un juego muy interesante pero divertido a la vez para los que estábamos presentes en ese momento.
Omar tomó unos cuantos palitos del suelo y luego los tapó con sus dedos, y pues, quien tomara el palillo más pequeño simplemente le tocaba cumplir algún reto.
Pasó por el puesto de cada uno, yo nunca me negaba a participar en los juegos en los que me invitaban o que organizaban alguno de mis compañeros de clase, no quería que me vieran raro ni mucho menos anti social, pero como de costumbre el chico de rizos no tocó con mucha suerte y el reto fue para él.
— ¿a que lo podemos retar?, piensen—dijo Omar una vez que Miguel tomó su palito.
—vete para donde están esas mujeres sentadas y declararte que eres gay—dijo armando proponiendo un fuerte y vergonzoso reto al chico que realmente todos sabíamos que lo iba a cumplir.
A Miguel no le importaba la gravedad del reto, siempre lo realizaba, pues no sabía el motivo pero quizás la confianza que tomaba era mucha para eso.
Él lo pensó por un momento, todas las chicas que estaban allí sentadas eran compañeras de nuestro salón, solo dos que no eran de allí, pero igual a él no le importó, se acercó a la zona en donde estaban sentadas y se frenó a unos 200 centímetros de ellas.
—este... compañeras, tengo que confesarles algo—en ese momento todos nos acercamos para escuchar lo que iba a decir, pero fue más de lo que esperábamos todos—tengo que confesarles que me gustan los tipos, me gustan los penes grandes venosos, la boca de los hombres y todo lo que en ellos tenga...
— ¡ya pues mucho!—dijimos entre todos los que lo habíamos retado
Se estaba excediendo mucho, todos comenzaron a reír, pero Omar volvió a recoger los palitos y a pasarlos por cada uno de nosotros.
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¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©
Teen FictionEse chico era mi perdición, porque entre su espeso cabello rizado y su sonrisa que enamoraba hizo que además de obsesionarme me enamorara de su personalidad, no era lo mismo sin el, había pasado de querer una amistad, a querer una obsesión, de obses...