Una extraña persona

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—Ese profesor se pasa, no siento las piernas—habló el

Yo lo miré, no sabía que decirle, trataba de acceder a su mirada, pero se me hacia un poco difícil.

—tienen que dejar de quejarse, si le demuestran que están cansados los van a forzar mas y mas, debes resistir, así les van a poner menos, el profesor se va a aburrir y no les va a poner más—expliqué

—we yo no sé como tú haces para soportar tanto—me dijo aun jadeando

—es que el tiene un cuerpo de acero—dijo Josué poniendo su mano en mi pecho

Yo le di un manotazo, para alejar su mano de mi cuerpo, de esa manera le demostraba que no lo quería cerca de mí.

—Eres extraño—le dije a Josué mirándolo con reproche

— ¿Por qué lo dice manito?—me preguntó con cara de extrañado

En si me molestaba un poco que me dijera así, pero tenía que ser tolerante, era tan confianzudo, se ilusionaba tan rápido que no quería romperlo en pedacitos tan rápido, como era costumbre que hiciera con algunas personas, creo que no podía soportar que me hablaran así.

Pero quizás era por mi actitud, la cual siempre había sido molesta y distante.

Suena la campana, me acerqué al salón, tocaba clase de física, con Samir Echavarría, un nombre no tan común y un apellido cero común.

Nos tocaba entregar todos los trabajos que nos había mandado sobre movimiento rectilíneo uniforme y recibir otra clase.

Volví a mirar a mí alrededor, volví a ver a aquella chica, no sabía su nombre pero ella me miraba como si me conociera, su cara se me hacía muy familiar.

—Montiel Albert—pasaba la asistencia el profesor

—Presente profe—respondí desde mi asiento

—noguera miguel—continuo con el chico que seguía después de mi

—Presente—respondió de forma lenta, ese chico, el de cabello rizado

Miguel, se llamaba miguel, lo recordaría para toda mi vida.

La clase no había terminado, pero el profesor si había terminado de explicar a sí que solo me paré para la ventana del salón, junto a mí esa chica.

—Enderson sigue aquí, ya él debería de salir—comenté señalando al chico que estaba en la entrada con camisa azul

— ¿Enderson?—me preguntó la chica

—sí, el que está parado al lado de mi hija Elines—continúe

—si yo sé quién es, el es mi primo—comentó ella

—Ha, ¿tú eres prima de Enderson?—pregunté girándome para confrontarla de frente.

—Sí, ¿de dónde lo conoces?—me preguntó mirándome

—Vivimos en el mismo edificio—respondí mirándola

— ¿En la opppe?—volvió a preguntar como si solo eso supiera hacer.

—sí, allí mismo—respondí dando media vuelta y retirándome

—Jóvenes ya pueden salir—dijo el profesor

Nos tocaba esperar una última clase, castellano, nos tocaba en el tercer piso, a si que subimos, me paré en la baranda de las escaleras, aun no tocaba entrar a esa clase, junto a mí se paró Josué, miguel, sin establecer ningún tipo de conversación, y luego ese otro chico, el cual parecía adicto a las drogas.

¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora