qué actitud

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Y luego de un tiempo, para ser más precisos un día, volvimos a clases en un caluroso día miércoles, día en que además nos tocaba educación física, y resulta que nos habían cambiado el profesor de jeimy blanco a José moreno, y la de g.h.c ya no sería Eglis moreno si no mi tía Eliana García.

Ese día en educación física fue quizás un detonante de mi separación del chico de rizos, pues la separación venia por parte de ambos, comenzando por él, el cual simplemente me excluía de donde él quería, o de donde no me quería mejor dicho.

Aunque pasaría a darme cuenta que en ningún sitio me quería.

—30 minutos de trote—dijo el profesor sonando su silbato para dar inicio a la clase

Y el trote de ese día fue un poco difícil de llevar a cabo, y no por el calor o por la flojera común que nos acompañaba día tras día, si no porque esta vez cada quien estaría separado, no como antes que hablábamos a la vez que trotábamos, no, esta vez seria todo diferente.

En el mismo planeta pero cada quien en su mundo.

— ¿Estás cansado?—le pregunté al chico de rizos una vez que lo encontré solo, separado de armando o de alguno de los que lo acompañaba a cada esquina.

Simplemente negó con su cabeza y siguió su camino, yo por otro lado traté de entablar conversación con alguien pero era súper difícil.

Anthony estaba encerrado en el mundo de la música con sus audífonos, Josué estaba hablando con yeremi, armando con Miguel, aunque el chico conmigo no entablaba conversación.

Y así pasó el tiempo, simplemente sin ninguna explicación a lo que era ahora el nuevo 4 año sección c.

Luego de unos ejercicios que nos volaron la energía y la terminaron poniendo por el piso, el chico de rizos se tiró en el suelo. Yo no estaba tan cansado pero igual jadeaba.

— ¿Quieres que te ayude a levantarte?—le pregunté a Miguel extendiendo mi mano

—No, déjame aquí—dijo sin darme respuesta, pero igual traté de ayudarlo a levantarse, no con el objetivo de que recobrara vida, si no de tener algún contacto con su cuerpo para saber a qué se debía esta nueva actitud distante por parte de él.

—ven vamos que te ayudo—le insistí para recibir luego un manotazo de su parte

—Te dije que me dejaras aquí—reclamó

Me quedé en shock, simplemente no sabía que expresar, sentir, decir o deducir, hasta el momento en que vi que Yoexandra e acercó a él.

—Ven que te ayudo—dijo ella para luego recibir su mano

El se levantó con la ayuda de Yoexandra, me miró, me pasó por el lado y ni un gesto hizo hacia mí, no entendía sinceramente que era lo que estaba pasando, pero luego de un rato lo comprendería totalmente.

— ¿me compañas a buscar agua?—traté de invitarlo nuevamente conmigo, en realidad siempre trataba de tenerlo cerca, aunque él no se daba cuenta.

Me siguió, esta vez sí vino conmigo, y lo vi como una oportunidad para indagar en lo que creía yo era un fallo por parte de sus emociones tan inestables y secas.

— ¿Se puede saber qué te pasa ahora?—pregunté una vez que llegamos al filtro en donde se llenaba el agua.

—Nada, tengo unos problemas con mi madre—se limitó a responder

—bueno, es que tu actitud a mi persona está peor que otras veces, y normalmente el que está dentro de ti justo ahora era mi yo cuando te conocí por primera vez.

¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora