llorar

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¿Por qué será que la noche nos vuelve tan sentimentales?

Estar pensando en el chico de rizos mientras trataba de dormir era muy normal y llorar no por el si no por la amistad que en algún momento llegamos a tener era muy normal.

No podía dejar de pesar en él, y es que pasara lo que pasara siempre tenía la intensión de disculparme con él, de arreglar las cosas, pues no podía decirle adiós.

Soy sincero, no sabía cómo despedirme, es más, ni siquiera quería hacerlo.

Y simplemente fue eso lo que me llevó al precipicio más alto que jamás haya visto, pues el chico de rizos se convertiría en una obsesión más que peligrosa para mi estabilidad emocional, llegando al punto de no querer vivir si no era con él.

A la mañana siguiente no me di cuenta de cuando me quedé dormido, ¿no les ha pasado que simplemente lloran hasta quedarse dormidos en un sueño profundo pero temporal a la vez?, creo que hubiera querido que ese sueño fuera eterno.

Todo esto se debía a que no podía ver a Miguel en los brazos de alguien más, y que simplemente el saltaba como si él y yo nunca compartimos nada, más bien saltó como si yo lo estaba obligando a irse de mi vida, olvidando todos nuestros buenos momentos, que el mismo se había autodenominado mi mejor amigo, y que yo me había auto nombrado su mejor amigo.

Ese bumerán ya no volvió a mis manos.

Habían varios motivos por los cuales podía ocurrir este alejamiento por parte del:

1- Mi forma seca de tratarlo al inicio seria el detonante final en sus recuerdos

2- Quizás mi forma de demostrarle cariño le molestó y la vería un poco homosexual porque si parecía

3- Tal vez simplemente se aburrió

Tantos motivos, pero lo cierto era que normalmente tenía que buscar respuestas, a este comportamiento, a esta forma de buscar amistades desesperadamente, ya que armando seria solo el inicio, luego llegarían más de tres nuevos rostros que arrebatarían por completo mi amistad de su corazón.

Me puse el uniforme llorando, me preparé llorando y antes de salir recibí un mensaje de Carmen.

— ¿Qué te pasó con Miguel?, el anda llorando porque tu según no lo tratas—decía el mensaje de la chica que tampoco me escribía mucho

—bueno, simplemente le doy un poco de su propia medicina—respondí para terminar mi salida de mi casa

Y al llegar al liceo entré en la clase de química para que me recibiera un examen en pareja, en donde ya todas las parejas estaban conformadas a sí que me tocó solo, por suerte sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

El chico de rizos me miraba, yo lo miraba de reojo, hablaba con todos menos con él.

— ¿Dónde estabas tú ayer?, te llamé como dos veces—dijo el chico dejando de un lado el examen para buscarme conversación

—simplemente no sé el por qué me llamaste, pero te aseguro que no era importante en donde yo estaba—respondí sin quitar la vista de mi examen

—no te voy a jalar bolas, si me quieres hablar me hablas cuando tú quieras entonces—dijo girándose nuevamente en sentido a su trabajo

*por lo menos fue sincero, no intentará recuperarme*

La persona cuando te quiere no le importa hacer lo que sea para recuperarte, yo pasé sobre mi orgullo muchas veces, sobre mi moral, el chico no le importaba nada, y es que lo que nosotros decimos jalar bola es simplemente una forma de demostrar que no quieres que esa persona se valla.

¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora