La tarde que no extraño

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Me desperté la mañana del 31 de enero, sabiendo que ese sueño se aria realidad, quizás no aun, pero muy pronto si, tenía que aceptar que miguel y yo tendríamos una amistad temporal, con los días ya contados.

Al abrir mi facebook encontré dos mensajes, tres contando al grupo de 4 C, el primero era de Carmen, quien me estaba preguntando aun a que sitio histórico íbamos a asistir.

—Albert, ¿pa donde vamos por fin?—escribió en el mensaje

—bueno, yo no voy para la guipuzcoana, habíamos quedado en ir para el hotel Miramar—respondí fastidiado por la insistencia en ir hacia el lugar

—bueno, yo voy es para ese sitio pa donde fuiste con miguel, para mas ningún otro lado voy a ir yo—respondió a mi mensaje

—bueno, el hotel Miramar

—bueno pa ya es que vamos, pa mas ningún otro lado

Yo solamente dejé el mensaje en visto, me sentía un poco mal, pero sobre todo tenía que arreglar unas cosas ya que el 1 de febrero, ósea, el día siguiente seria el cumpleaños de mi mamá y mi papá, lamentablemente mi papá había fallecido, sería el 3er cumpleaños que no celebro junto con él.

— ¿Cómo vamos a quedar entonces?—preguntó jean Gabriel en el grupo

—Bueno, yo los voy a esperar a todos en la parada de Catia la mar—escribió miguel—los espero a las 12, el que llegue tarde se jode, voy saliendo a las 12:30

—Si va presidente—escribe armando colocando un stiker de militar

—Yo los espero en la parada del cojo, si no los espero directo en el hotel o ustedes me esperan porque tengo que ir a caracas a buscar unas pastillas—escribí en el grupo posteriormente

Aun estaba algo indeciso, no quería ir a ese viaje al hotel Miramar, sobre todo sabiendo unos de los más oscuros cuentos de Miramar, pero más que todo no quería compartir con tantas personas que ni conocía.

—Si va, entonces vemos a Albert en el hotel, y yo los veo a ustedes en la parada de Catia la mar—continuó miguel

Pasó el tiempo, ya todo estaba cuadrado, ya todo estaba establecido, solamente faltaba que llegara el día, llegara la hora, pero justamente a las 6 de la tarde me llaman del hospital san José, no estaba en mis mejores posiciones, tenía que asistir a las 3 de la tarde al hospital para unos nuevos estudios.

Entonces, no podría asistir al viaje a Miramar, pero había algo que me impulsaba a asistir: ver a miguel, ver su rostro, verlo a él, eso era lo único que quería, aunque luego me terminaría arrepintiendo de asistir al viaje.

Llegó el 1º de febrero, el cumpleaños de mi mamá se estaba preparando, yo les había dicho que celebraran, que no se frenaran por mí, que disfrutaran por mí.

Llegan las doce, ya yo estaba en la parada del cojo, pero luego al ver que no llegaban me retiro a comprarme una empanada de carne mechada y de esa forma matar el hambre que tenia, y que me acompañó en caracas.

12:30, llegué nuevamente a la parada, no había nadie, tenía que llegar al hotel directamente, yo lo sabía, y cuando llegué al hotel me estaba esperando armando, quien me indicó en donde se encontraban los demás.

Yo me sentía un poco mal, pero eso no evitaba que investigara el hotel.

—chamo esta vaina es gigante—comentó jean Gabriel

— ¿Dónde está el sótano?—preguntó Leander

Leander, otro chico nuevo, estaba haciendo el trabajo junto con Josué, pero por algún extraño motivo estaría muy cercano a Carmen, tanto así que comenzamos el chalequeo a ambos, creíamos que Carmen le estaba montando cacho a Josué.

¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora