Y frente a frente a mis dos primos comenzó la búsqueda a la respuesta del amor platónico de cristal y Josué.
—bueno ese chamo se puso a hablar con la mama de cristal y lo que le dijo fue que el la quería y la amaba mucho, metiendo la pata como el propio gafo—rugió Álvaro cruzado de brazos
—Temía que esto en algún momento tenía que pasar, y te dije que ambos iban a sufrir por esto, ¿verdad?—dije a cristal de forma tan seria como la que ellos portaban en ese preciso momento.
—Yo no he llegado a mi casa, pero me imagino que cuando llegue me van a dar la paliza del año—dijo cristal casi soltando una lagrima por la situación en la que se encontraba.
—bueno ya cálmate, esto creo que lo podemos arreglar en un tiempo, pero por ahora lo mejor será que se alejen unos de otros, después de semana santa solucionamos estos problemas como es—dije tratando de alejarlos de Josué, para que de esa forma no tengamos más problemas de los que ya tenemos.
—lo tengo allí, en cualquier momento puedo bajar y darle lo que se merece—dijo Álvaro señalando el pozo que se encontraba a unos 15 metros de distancia de nosotros
—no te rebajes así, déjalo quieto, y mejor dile que no se acerque a mí, porque Christian lo va a matar—dijo cristal refiriéndose a su hermano mayor, quien era una bomba a punto de explotar cuando de sus hermanas se tenía que tratar.
—mejor quédense quietos, y voy a tratar que lo menos que haga el chico es subir a san Julián—dije tratando de sacar a mi amigo de aquel problema.
Yo sabía las consecuencias, siempre sucedía esto, no sabía si era yo, no sabía si era la vida, o quizás Cupido que estaba confundido, pero las relaciones en donde yo opinaba siempre terminaban distanciadas.
Vi a Álvaro y a cristal alejarse, y al llegar nuevamente al pozo, Josué y Carmen estaban sentados en una de las muchas piedras que rodeaban aquel pozo.
—creo que va a ser mejor que ni te acerques a san Julián o quien tenga que ver con la familia de cristal a acepción de mi por supuesto, quiero ayudarte y creo que esta era la mejor manera de hacerlo—le dije a Josué una vez que lo tuve frente a frente.
—Sí, ya yo estaba pensando en eso—dijo el chico bajando la mirada.
—Vamos para la casa de Albert, comemos galletas con café y nos vamos—dijo Carmen saliendo del agua para colocarse nuevamente su ropa de salir
Yo me coloqué mi franela, Josué por otro lado no animaba su mirada, simplemente se deprimía en cada minuto que pasaba.
Al llegar a mi casa tomamos café y comimos galletas, luego nos retiramos, pero la situación no mejoró para nadie, ni para mi, ya que el chico de rizos simplemente evadía todos y cada uno de los mensajes que le enviaba, y cuando se conectaba por muy rara ocasión simplemente me dejaba en visto.
Lunes santo, día en que en realidad la iglesia comenzaba los preparativos para el miércoles santo, día en que se llevaba a cabo la tradicional procesión o salida de Jesús nazareno, mientras que muchos fieles lo acompañaban vistiendo de morado para de esa forma pagar una promesa hecha al nazareno.
—bro, ¿Cuándo puedo ir para tu casa de san Julián?—preguntó Josué ese mismo lunes, el quería verme, y aunque lo consideraba un poco empalagoso y mi forma seca de tratar a las personas me impedía quererlo de la misma forma que él me quería, Josué se había convertido en la persona que mas me buscaba en esta vida.
—Puedes venir el martes, no tengo problemas en recibirte—dije al chico
El siempre buscaba alguna excusa para verme, pero al mismo tiempo no quería que se acercara esta vez, pues en san Julián lo estaban esperando a que asomara quizás media cabeza para matarlo.
ESTÁS LEYENDO
¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©
Ficção AdolescenteEse chico era mi perdición, porque entre su espeso cabello rizado y su sonrisa que enamoraba hizo que además de obsesionarme me enamorara de su personalidad, no era lo mismo sin el, había pasado de querer una amistad, a querer una obsesión, de obses...