Y al llegar a mi casa pensé fue en el, en los días que compartimos juntos, en los momentos desperdiciados a su lado cuando podíamos hacer algo mejor.
Si, había forma para no pensar en él, pero igual también rondaba en algún momento por mi cabeza.
Sin darme cuenta mi vida había terminado de la peor manera.
Había terminado en un mundo totalmente desconocido en donde en cada esquina rondaba su recuerdo y pensamiento, un mundo que creí nunca encontrar por ninguna persona, un mundo que no me provocaban ninguno de los otros integrantes de ese grupo.
Pero en cada esquina podía escuchar su nombre, en cada lugar podía ver su rostro, pues Miguel se había metido tanto en mi cabeza que por tratar de sacarlo de ella me perdí por completo en este mundo.
Pero cuando me di cuenta de que no tenía un rumbo fijo, me di cuenta de otra cosa: que no quería perder al chico de rizos.
No quería perder su poca amistad hacia mí, no quería perder su poco afecto y sentimiento a mi persona, no quería perder lo poco que había forjado conmigo.
Aunque era algo que tarde o temprano tenía que pasar, no quería que pasara.
Entonces traté de encontrar mi rumbo nuevamente, ¿pero cómo iba hacer si cada vez que lo trataba de sacar de mi cabeza solo entraba cada vez más en ella?
Fue algo que él no me pidió y mucho menos se dio cuenta, quizás nunca lo sepa, pero Miguel era la obsesión más grande que pude tener, ¿Qué problema me estaba pasando con él?
Ni se daría cuenta y quizás nunca se dé cuenta, pues es que me daba miedo decirle y que se alejara, o que se enterara por su cuenta y también se alejara, pues todo lo que pensaba era en que Miguel se separaría de mi, y quizás no quería ver perder otra amistad, no quería ver como otra amistad tomaba un rumbo diferente, pero al mismo tiempo en realidad no quería que mi amistad obsesiva, de fuerte sentimiento y pensamiento, se fuera y me dejara solo.
No me lo podía imaginar en los brazos de alguien más o alejarme de él simplemente me disgustaba, era eso.
Y tardé un poco en darme cuenta de que eso era algo que no había desarrollado por nadie, ni Valeria, ni Yosneudi, ni Elines, ni Eliani, ni Luisiana, ni Josué, ni Carmen, ni Anthony, ni Ender, ni nadie que yo conociera, pues era algo nuevo que simplemente no conocía y me daba miedo perder.
Pero... tenía miedo de perderlo y terminé perdiéndome yo.
Parte de mi terapia para encontrar nuevamente mi mundo es escribir, hablando conmigo mismo en este libro, que al mismo tiempo lo leen ustedes y podrán saber lo que realmente sentía yo en ese momento.
En san Julián en realidad estaba incomunicado, no había señal de teléfono, ni de antena, ni mucho menos había internet, a si que san Julián era un pueblo tan muerto que lo único que había y nunca faltaba como en muchos otros lugares de Venezuela era el agua.
No tenia forma de comunicarme con el chico de mi obsesión, no tenia forma de saber que hacía, si aun me quería como antes. Era su amistad, su compañía lo único que yo pedía, pero era tan difícil, que hasta para mi mismo se me hacía difícil saber si lo podía conseguir.
Pero por andar pensando me había perdido, como cuando en un camino te pones a pensar y de pronto te pasas del lugar al que tenias que llegar o terminas en un sitio que no es tu destino, pues eso me pasó, simplemente por pensar tanto en cómo sacarlo de mi cabeza me perdí mientras el entraba mas y mas.
Tenía que tomar una decisión rápido antes de que esto impactara de fuerte golpe contra mi salud física y emocional.
¿Qué se quede?, ¿Qué se aleje?, pues aceptaría lo primero.
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¿Te conozco?✓[¿Por Qué Nos Obsesionamos Con Lo Imposible?]©
Fiksi RemajaEse chico era mi perdición, porque entre su espeso cabello rizado y su sonrisa que enamoraba hizo que además de obsesionarme me enamorara de su personalidad, no era lo mismo sin el, había pasado de querer una amistad, a querer una obsesión, de obses...