Broken Heart

Final

―Brrrrrr, ¿apagaste la calefacción antes de irnos?― preguntó Camila cuando entraron en el
apartamento.
―Casi estamos en Noviembre
¿sabes?―
―Haces que suene como si viviéramos al norte de Canadá― dijo Lauren mientras Camila subía el
termostato unos grados.
―No puede haber menos de 5 grados ahí afuera―
―Aun así hace frío― refunfuñó Camila mientras se quitaba su chaqueta y la ponía en el armario
junto con la de Lauren. Sus deportivos fueron los siguientes, ésta vez guardados ordenadamente en el baúl cerca de la puerta.

―Bueno, puedo sugerir algo para mantenernos calientes― dijo Lauren deslizando sus brazos alrededor de la cintura de Camila.
―¿Oh, sí?. ¿Cómo qué?― preguntó Camila inclinándose hacia atrás sobre el cálido cuerpo de la ojiverde.
―Estaba pensando en nosotras, desnudas― Lauren bajó su voz hasta convertirse en un ronco susurro.
―Un baño humeante con muchas burbujas. Todavía no hemos tomado un baño o una ducha juntas. Puede ser divertido―
Acariciando la oreja de Camila con su nariz, inhaló el aroma del champú mezclado con el humo del tabaco.
―Te relajará―
Camila soltó un bufido juguetón.
―No creo que relax sea precisamente lo que tienes en mente―
―Tienes razón― Susurró Lauren moviendo sus manos perezosamente por las costillas de Camila
Llegando al primer botón, lo abrió lentamente.
―Tú, yo…― otro botón abierto revelando un pedazo de piel.
―Agua caliente con mucho jabón que hace que todo esté más resbaladizo y agradable― Unos rápidos tirones más y la camisa de Camila fue liberada, los restantes botones abiertos con facilidad.

Ese era todo el ánimo que necesitaba Camila para seguirla escaleras arriba hacia el baño. Después de poner el tapón para llenar la bañera, Lauren abrió los grifos de agua fría y caliente, ajustando sus intensidades hasta que la tuvo a la temperatura adecuada.
―¿Quieres burbujas?― preguntó.
―Claro, si tú quieres― dijo Camila de pie en medio del baño todavía vestida. Lauren cortó el agua y se puso de pie.
―Hey― dijo pasando sus brazos alrededor de la cintura de Camila.
―¿Necesitas ayuda?― fue
contestada por los labios de Camila moviéndose contra los suyos. Tomándolo como un sí, profundizó el beso y con sus manos deslizó la camisa de Camila por sus hombros. Antes de que intentara doblarla, como siempre, se la quitaron de las manos y fue lanzada contra la puerta,
sujetador incluido.

―No tienes elección― susurró Camila contra sus labios, sus mano moviéndose entre sus cuerpos
y deslizándose por debajo de la gruesa sudadera.
Lauren se estremeció mientras unos dedos juguetones subían por su torso y danzaban sobre sus pechos cubiertos por el sujetador.
―Sigue haciendo eso y no nos meteremos nunca en la bañera― dijo dando un paso atrás y quitándose su sudadera y sujetador.
Sonrió indulgentemente cuando Camila los tomo para añadirlos a la pila de ropa junto a la puerta.
―No puedo creer que te deje hacer eso― dijo empujando a Camila más cerca.
―Lo próximo sabes que será dejar los platos sucios en el fregadero durante toda la noche― dijo Camila.
―Nunca― dijo Laura, gimiendo suavemente por la cálida sensación del cuerpo de su amante contra el suyo. ―Se está calentando esto― dijo en tono lascivo.
―Lo sé― dijo Camila cerrando los ojos mientras sus manos se deslizaban por la nuca de Lauren.
―El espejo está todo empañado―
―Oh, ¿es así cómo lo sabes?― preguntó Lauren, su sonrisa burlona haciendo juego con la de su
amante. Enganchando los dedos por dentro de la cinturilla de los vaqueros de Camila, desabrochó el botón suavemente y bajó la cremallera.

― ¿Crees que es a causa del agua caliente?―
―No― Contesto.
Lauren empujó los pantalones por las caderas de Camila
―¿Crees que es porque subiste el termostato cuando llegamos?―
―No―
Lauren hizo una mueca pensativa mientras guiaba despacio a
Camila para apoyarla contra la pared.
―Bien―  dijo mientras se arrodillaba para terminar de bajar los pantalones y sacarlos primero por un pie y después por el otro. ―Debe ser entonces porque estamos medio desnudas y a punto de h acer el amor―
Camila sonrió y asintió.
―Sí, debe de ser eso―
Incapaz de resistirse a los suaves muslos que tenía a tan solo unas pulgadas de ella, Lauren se inclinó hacia delante y besó la cremosa piel.