Broken Heart

Capítulo 21

Lauren encontró a Keana sentada desayunando, hojeando el periódico.
—¿Ya lo leíste?—
—Se me hizo tarde esta mañana y sólo tuve tiempo de mirar cómo iban los
Mets. Tu té está servido en la taza del café—
El viento que había entrado por la ventanilla abierta cuando venían de recoger a Camila había despeinado el pelo de Keana convirtiéndolo en una maraña de cabellos. Lauren busco en su bolso y sacó un peine.

—Aqui tienes, pareces una marmota que metió la pata en el enchufe de la luz—
Caminó hacia el mostrador y tomo la taza grande.
—¿Cuándo me ibas a decir que veías a Camila?— Sacó la bolsita de té del agua y lo tiró a la basura.
—Pudiste habérmelo dicho antes—
—Yo no podía— Keana protestó, pasando el peine sin cuidado por su pelo.
—No es mi decisión decírtelo. Era decisión de Camila—
—¿Y qué pasó hoy? ¿Te dijo que se iba a ir con sus amigos drogadictos?—
Lauren cruzó el cuarto y empujó la silla a un lado de Keana.
—¿No pudiste haberla hecho cambiar de opinión?—.

—Lauren, no puedo hablar contigo acerca de lo que ocurre en mi consultorio con ella. Tienes que aceptar que no puedes preguntarme sobre ella— Keana tomó un sorbo de su té.
—Además, me conoces ¿Honestamente crees que no intentaría disuadir a un paciente de ponerse en una situación potencialmente peligrosa si lo supiera?— extendiendo el brazo Keana tomó la mano de Lauren en la de ella.

—Tengo que tener mucho cuidado con esto. Camila debe tener confianza en mí y que esté segura de que mantengo a salvo sus confidencias—
—¿Quieres decir que ella no es un tema del que podamos hablar?—
—Con el hecho de ser tu compañera de apartamento para mí es suficiente para aplicar mi ética profesional.
De hecho no debería de pasarle consulta—
—¿Entonces por qué lo haces?— Lauren preguntó. —Me conoces a mí también, Keana. Y sabes que eres la única a la que recurro cuando necesito hablar. ¿Cómo se supone que debo censurar lo que hablo?—
—¿No crees que lo pensé mucho antes de tomar esta decisión?— Keana
chasqueó.

—¿Crees que me agrada la idea de tener mucho cuidado de lo que hablo contigo? No estoy muy de acuerdo con la idea tampoco, Lauren, pero tienes que comprender lo que soy—
—¿Y quién eres? No tengo la intención de sonar egoísta pero después de compartir mi alma contigo los últimos siete años, no es fácil de aceptar—
—No toda tu alma la compartiste conmigo, Lauren— Keana dijo en un tono de advertencia.
—Hay una razón por la que vivimos en direcciones diferentes ahora, ¿recuerdas?—
Mirando hacia abajo su taza, Lauren encontró como se le escapaban las
palabras.
—Pensé que ya no íbamos a hablar de eso— finalmente dijo.

—Preferiría no hablar de eso esta noche tampoco—.
La terapeuta admitió, acercando su mano y reduciendo drásticamente su taza de té.
—Me voy a casa, Lauren. Sabes que siempre puedes hablar conmigo de tus sentimientos y de lo que piensas pero no podemos discutir sobre Camila. No será fácil pero así tiene que ser—
—¿Por qué te tienes que ir a tu casa? Puedes quedarte aquí— Mirando los
ojos de Keana, ella agregó.
—realmente me gustaría mucho poder abrazarte esta noche—
—No esta noche— Inclinándose, besó la mejilla de Lauren.
—Te veré este fin de semana para el juego—
Viendo a Keana levantarse, Lauren se puso de pie igualmente.
—Por favor, quédate otro poco más, prometo que no intentar hacer nada. Sólo necesito hablar—
Vamos, Keana. Lauren silenciosamente suplicó.

—¿Sobre qué quieres hablar?—
Ahora que le había concedido el tiempo, la escritora encontró difícil revelar el problema que la había estado atormentando por casi toda la tarde.
—Yo... recibí un email del editor—
—Por Como luce tu cara apuesto que no fue una buena noticia, ¿verdad?—
—No realmente—
Lauren se sentó de nuevo, apoyando sus codos sobre la mesa mientras su barbilla descansaba sobre sus manos. Keana volvió a sentarse igualmente. La mirada de Lauren miraba decidida a tomar el paño para limpiar.