Capítulo 22

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-¿Señorita Cabello? La Señorita Issartel le verá ahora- la secretaria de Keana dijo al colgar el teléfono.
Camila asintió con la cabeza y entró a la oficina de la terapeuta.

-Buenas tardes, Camila. No esperaba verte otra vez esta semana- Keana
tomó asiento en el sofá mientras Camila se sentó en el reclinable.

-Sí bueno, no lo sé- Camila miraba a todas partes excepto a Keana. La
incomodidad que sentía cuando estaba en esa habitación ahora era más fuerte.
-Solo pensé que ya que tenías una hora disponible yo... no me
gustó la meditación del hoy-

-¿Y qué fue lo que no te gustó?- Keana se contrarió. -El tema de hoy es sobre ver de quien es la culpa, es decir sobre el abusador y no sobre la niña afectada-

-Es estúpido. Por supuesto que toda la culpa es de él-
Camila se movió en su asiento, finalmente encontrándose con los ojos de Keana. -Él es el bastardo que no podía mantener sus manos lejos de sus niñas-
Sus dedos fueron a un pedazo de hilo que colgaba del reclinable y comenzó a tirar fuertemente de él mientras apartaba la vista de la terapeuta. Esperó por una respuesta pero Keana simplemente continuaba mirándola.

-¿No vas a decir algo?
-¿Qué quieres que diga, Camila?-
-No lo sé, algo-
-Bien. ¿Qué es lo que puedes decirme acerca de ese tema que te tiene tan irritada el día de hoy?-
-No quiero hablar de eso. Es estúpido-
-Tus sentimientos no son estúpidos- Keana dijo amablemente. -Pueden
ser difíciles de entender. Pueden incluso ser demasiado dolorosos como para poder manejarlos pero no son estúpidos-

-Fácil para ti decirlo, Doc- Camila dijo con un bufido. -Tú no viviste con ese bastardo- Cambio de posición encogiendo sus rodillas apoyando su barbilla sobre ellas envolviéndolas con sus brazos fuertemente, Camila dejó caer su mirada hacia el suelo.
-Tú no tuviste que soportar que arrojara tu cena contra la pared sólo por que se había quedado sin cerveza. No tuviste que aguantar todos los gritos de súplica y todos los golpes-

Mientras hablaba, la voz de Camila se iba agitando más y su agarre era aun más fuerte.
-Tú no tuviste que esconderte debajo de las colchas rezando para que se muriera. No tuviste que escucharle- Sintiendo que se le cerraba la
garganta, Camila sacudió su cabeza y apretó con fuerza su mandíbula.

-Tienes razón, Camila- Keana dijo. -No estaba allí. No conozco todo el
horror que has sufrido. Sólo puedes decirme como se siente. Prueba usar
'Yo' -
-Tú no..-
-Usa, 'Yo', Camila-
-Yo- La estrechez en su garganta la hacia sentir como una prensa que
cortaba sus palabras.
-Yo... lo odio- Tirando fuertemente del hilo suelto, Camila finalmente rompió parte del asiento reclinable.

-Por favor, no destruyas mi mobiliario- Keana dijo, colocando sus pies en el suelo se inclino hacia adelante poniendo sus antebrazos sobre sus muslos.
-Si te sientes con ganas de destruir algo, tengo un muñeco para golpear y
eliminar todo el estrés-
-No me siento destructiva- Camila se quejó, cruzo sus brazos para
mantener sus dedos lejos de otro pedazo de hilo suelto.
-Bien es bueno saberlo. ¿Entonces por qué no me cuentas por que me
llamaste a la hora del almuerzo para solicitar una cita? Algo debe estar
molestándote-

Camila permaneció en silencio por un momento, tratando de encontrar las
palabras para expresar el enfurecimiento creciendo dentro de ella. Finalmente, ella barbulló
-¿Por qué me haces leer ese maldito libro? Lo odio-
-¿Por qué?-
-¡Porque me hace recordar!- Camila gritó, empuñando sus manos. -Leí esa maldita cosa antes de ir a trabajar esta mañana y es en lo único que me la he pasado pensando todo el día- Ella trató de sacar sus cigarrillos.

-¿Qué te parece mejor un pedazo de caramelo en lugar de eso?- Keana
ofreció, señalando hacia el plato lleno de caramelos al lado de la cafetera.
-Necesito un cigarrillo, no dulce- Camila masculló, metiendo de nuevo
el paquete a su bolsillo. Levantándose,cruzó el cuarto y tomo un vaso de unicel de la pila al lado de la cafetera.

Broken HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora