Capitulo 36

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Camila miró su reloj, frunciendo el cejo por lo lento que pasaba el tiempo.
―Necesito un cigarrillo― anunció mientras abría la puerta corredera.
Lauren se levantó de su silla e interceptó a la nerviosa mujer.
―Te fumaste un cigarrillo hace diez minutos― le recordó. ― Tal vez
deberías llamar a Keana.
―No― dijo Camila sintiéndose cómoda con la mano que descansaba en su hombro. ―Probablemente estará con alguien o de camino a casa. No podría hablar por telefono―
―Entonces siéntate e intenta relajarte― insistió la escritora.
Reticentemente, Camila se dejó llevar hacia la mesa.

―Tal vez debería llamar ahora. Puede que Sofi esté en casa pronto.
―Todavía tienes media hora― dijo Lauren de pie detrás de Camila y
descansando sus manos sobre los hombros de la morena mujer.
―Sé lo que te hará relajarte―
Los ojos de Camila parpadearon cuando sintió unos fuertes dedos
masajeando su cuello y los músculos de sus hombros. La cocina estaba en
silencio excepto por los ocasionales gemidos cuando los dedos de Lauren
masajeaban los tensos músculos. Once años de preguntas corrían por la
cabeza de Camila, todas compitiendo por ser la primera en ser respondida,
cuando llegó la hora de llamar.
Lauren tenía razón, pensó Camila para sí misma cuando el bip del reloj la avisó de la hora. El masaje la había relajado, ayudando a que los minutos pasaran mucho más rápidos que si hubiera estado caminando por la cocina.

―¿Estás lista?― preguntó Lauren haciéndose un paso atrás dándose cuenta también de la hora que era.
―Eso creo― dijo Camila nerviosamente.
―Maldita sea, desearía tener una
bebida―
―Estoy segura de ello― contestó Lauren. ―Pero puedes aguantarlo sin eso. Sé que puedes. Yo tengo fe en ti―

Camila bufó y descolgó el teléfono.
―Me agrada saber que al menos alguien lo piensa― Tomando aire
profundamente, marcó el número que había escrito en el trozo de papel.
― Está sonando― Lauren no dijo nada, pero la mano que descansaba en el hombro de Camila hablaba por sí sola.
―¿Hola?―
―¿Sofia?―
―¿Camila?¿Eres realmente tú?―
―Pensé que nunca te volvería a ver― dijo Camila apretando más el
teléfono. ―No puedo creer que esté realmente hablando contigo― Se giró un momento para indicarle a Lauren.

― Es realmente ella―
―Hay tanto de lo que hablar. ¿Dónde fuiste cuando te escapaste? Intenté
buscarte durante años―
―Intenté buscarte también― contestó Camila sonriendo cuando un paquete de pañuelos apareció sobre la mesa.
―Tenemos mucho de qué
hablar tú y yo―
―Bien, ahora que nos hemos encontrado tenemos todo el tiempo del mundo―
―Comencemos por el principio,― dijo Camila descansando sus codos sobre la mesa, visiblemente más relajada. ―Bien, así que te subiste al autobús…―

A pesar de la atención prestada a su largo tiempo perdida hermana,
Camila era sin embargo consciente de que Lauren había salido de la
habitación. Una rápida mirada al salón y los canales de la televisión siendo pasados rápidamente, le dijo que la escritora estaba allí. Las dos horas siguientes fueron más emocionales que su más intensa sesión de terapia.

Lauren miró hacia arriba cuando escuchó que el teléfono era vuelto a poner sobre su base. El contorno de los ojos de Camila estaba irritado y un pañuelo arrugado secaba las lágrimas que se derramaban de ellos.
―Ven aquí― dijo la escritora despacio apagando la televisión y
recolocándose en el sofá. Cuando Camila se sentó, Lauren se movió más cerca, poniéndole el brazo izquierdo alrededor de sus hombros y
atrayéndola más hacia ella.
―¿Cómo te sientes?― Sintió encogerse a Camila antes de contestar.

―No lo sé― dijo Camila.
―Ocurrieron tantas cosas poco después de que me marchara. Si hubiera permanecido allí, las cosas habrían sido tan diferentes―
―No puedes volver atrás y cambiar las cosas― dijo Lauren, sus dedos
frotando suavemente el brazo de Camila.
―Mi padre tuvo un ataque al corazón dos meses después de que me
marchara― dijo Camila inclinándose sobre la parte superior del pecho de
Lauren. ―Y Sofi volvió a casa cuatro meses después de eso. Si me hubiera
quedado por allí, no habría tenido que largarme―
Lauren tomó aire profundamente pensando en lo que sabía sobre Camila cuando se marchó.
―Volvió a casa embarazada― continuó la mujer entre sus brazos.
―Sofi podría haberme necesitado realmente y yo no estaba allí. Mamá dejó de beber y encontró un trabajo. Sofo dice que mamá es tan diferente a cuando éramos niñas. Cuida de Jessica y de Thomas cuando Sofi está
trabajando― Camila sacudió su cabeza.
―No puedo creerlo. Mamá dejó de
beber, Sofi volvió a casa, tengo un sobrino y una sobrina y ¡yo me lo he
perdido todo!―

Broken HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora