Capitulo 34

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Camila se despertó inmediatamente por el contacto. Le tomó unos segundos recordar dónde estaba y quién dormía junto a ella en la oscuridad, o mejor dicho, quién dormía contra ella. El brazo de Lauren la envolvía protectóramente el estómago. Había sido ese contacto el que la había despertado. Era medianoche, los únicos sonidos que se oían eran los ronquidos de las tiendas de alrededor y el ocasional crepitar de la hoguera.

Dándose cuenta de que Lauren sonaba dormida, Camila se debatía en quitar el cálido brazo que se apretaba contra ella, sin querer despertar a su compañera de piso. Permaneció así acostada durante varios minutos,
escuchando la profunda respiración al lado de ella, lo suficientemente cerca como para sentir el cálido aliento sobre su nuca. Cuando sintió la comodidad de los ocasionales abrazos de Lauren, se encontró a sí misma sintiendo la misma comodidad en un inconsciente abrazo. Relajada siendo sostenida, se volvió a quedar dormida.

Lauren parpadeó y miró a su alrededor, el sol de la mañana iluminando el interior de la amarilla tienda. Para su sorpresa se encontró enroscada alrededor de Camila. “Debía habérmelo imaginado”, pensó “siempre me enrosco”. Pero se sentía demasiado bien como para apartarse. Inhaló el aroma del champú de Camila y tuvo que aguantarse las ganas de tocar el suave pelo castaño. “¿A quién estoy engañando?” alzándose un poco para mirar
la durmiente silueta, Lauren se admitió a sí misma que deliberadamente había obviado el impulso de enroscarse con Camila por ésta razón. Era demasiado agradable sostener a la joven mujer entre sus brazos, sentir la suave calidez contra ella.

Lauren se quedó acostada así durante varios minutos, únicamente disfrutando la sensación. Cuando escuchó los ruidos de las otras
despertándose en las tiendas de alrededor, reticentemente se movió hacia su lado del saco de dormir. Por mucho que le agradase el abrazo, sabía que debía volver a su sitio para cuando Camila despertase. “Probablemente pensaría que intentaba aprovecharme de ella”. Hubo un pequeño movimiento
en la tienda.
―Lauren, ¿estás despierta?―
―Buenos días Keana― dijo en voz baja. ―Camila está todavía durmiendo―
―Carmen tiene café preparado―
―Muy bien, saldré en un minuto― Ahora tenía que enfrentarse con el
problema de salir del saco de dormir sin despertar a Camila quien estaba
en el lado de la cremallera. Lauren intentó alcanzarla.

―¿Hmmm?―
―Shh, soy yo― dijo moviendo su cuerpo fuera del saco de dormir.
―Vuelve a dormirte, es temprano―
―¿Qué hora es?― murmuró Camila rodando sobre su espalda y entornando los ojos.
―Probablemente alrededor de las siete― encontró su reloj dentro de la zapatilla. ―Son las siete y veinte. Voy adentro a por una taza de café.
¿Quieres que te traiga una?―
―No, yo me levantaré. Además, tengo que usar el baño― Camila se sentó
mostrándole a Lauren algo que no sabía la noche pasada cuando los desnudos muslos fueron revelados. Fue solo entonces cuando la escritora se dio cuenta de que los pantalones los había utilizado como almohada.
“Oh, gracias Dios, que no sabía nada de esto anoche” pensó Lauren dándose cuenta también de los dos puntos gemelos que presionaban contra la camiseta de Camila.

―Saldré y así podrás vestirte― dijo, arrastrándose por la tienda y
levantando la cremallera.
―Estaré allí en unos minutos― Escuchó cuando puso un pie en la húmeda hierba y parpadeó con la luz brillante del sol.
―Vale― Lauren se puso sus deportivos y se dirigió hacia la casa.
Carmen, Wendy, Keana y otras, estaban en la cocina cuando Lauren llegó.
―Buenos días― dijo, tomando dos tazas vacías de la alacena y caminando hacia la jarra de café. Acababa de llenar las dos tazas cuando Camila entró, su pelo revuelto de dormir.

―Oh, gracias― dijo Camila mientras tomaba la taza con la mano.
―Pensé que podríamos parar a desayunar de camino a casa― dijo
apoyándose en la encimera e ignorando la caja de donuts. Hay un bonito y limpio bistro tan solo a unos minutos de aquí.
―Suena bien― dijo la morena dejando su café y dirigiéndose hacia el baño cuando Alex salía de él.
―Hay donuts ahí― dijo Keana.
―No me apetece nada dulce― dijo.
―Además, huevos benedictine suena genial ahora mismo―
―¿Qué es esto?― dijo Carmen. ―¿Se marchan tan temprano?. Pensé que
todo el mundo se quedaría un poco más―

Broken HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora