Capitulo 4

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Camila gemía y se revolcaba en su cama durante varios minutos hasta que la pesadilla se hizo demasiado intensa y despertó aterrorizada.
El corazón le latía aceleradamente, miró alrededor en la oscuridad, momentáneamente confundida por el ambiente desconocido.
Los números rojos del reloj despertador la alumbraron, mostrándole que era muy tarde. Maldición, no esta noche no. Silenciosamente suplicó para que el sueño no siguiera eludiéndola. Frustrada, se enderezó y trató de alcanzar sus cigarrillos y
encendedor.
Segundos más tarde el humo gris formaba remolinos alrededor
de su cabeza. Es solo porque es mi primera noche en un lugar nuevo, se dijo a sí misma.
El pensamiento no le sirvió de nada a Camila para relajarse y se
encontró encendiendo la lámpara, permitiendo que la ligera luz pálida alejar las sombras y le ayudara a disipar su miedo. Miró el reloj de nuevo.

-Creo que Lauren no regresará esta noche- Apagó su cigarrillo en el cenicero, abrió el cajón de su mesita de noche y sacó una pequeña pipa de metal y algo de incienso.

Después de asegurar el incienso lo encendió, Camila llenó la pipa
con marihuana que tenía escondida en una pequeña lata.
El deseo de despejar sus sentimientos era demasiado fuerte como para resistirse.
Su organismo finalmente se relajó bajo la influencia de la droga, las imágenes de su pesadilla se iban disipando.
Tenía la vista ya nublada y con el dorso de su mano se limpió con enojo a través de sus ojos mientras las lágrimas comenzaban a caer.

Habían pasado casi dos meses desde la última pesadilla y había tenido la
esperanza de que desaparecerían para siempre. Debí haberlo imaginado. Pensó amargamente mientras volvía a llenar el pequeño tubo.
Las pesadillas y los recuerdos que las causaban habían estado con ella por más de doce años ya y Camila temía que nunca la dejaran.

La droga le pegó duro después
de su tercera calada y cuando por fin llegó el sueño a la stripper, lo hizo ya sin las pesadillas.

Lauren llegó a casa a la mañana siguiente encontrando a Camila sentada en la terraza, fumándose un cigarrillo y leyendo el diario de la mañana.

-Buenos días.-
-Buenos días- la stripper contestó, colocando el periódico en la mesa.
Lauren miró ceñudamente de manera fortuita las secciones del periódico por la forma revuelta en que estaban apiladas.
¿Por qué nadie pone las cosas de
la forma en las que estaban antes? Reflexionó silenciosamente.
-¿Has terminado con este?-
-Sí.- Camila dio una larga calada de su cigarrillo soltando el humo a través de la verja de hierro.
-¿Oye, te importaría si compro una cortina nueva para el baño? No me gusta la que tienes.-
-Um... seguro.- Lauren se encogió de hombros. -Esa sólo tiene algunos meses de uso.-
-Sí pero no puedo soportar todas esas flores y holanes.-
La stripper se levantó y metió su paquete de cigarrillos en el bolsillo de sus vaqueros. -Escogeré una nueva esta tarde de camino al trabajo.-

Mirándole los pechos ciñéndose contra de la blusa de algodón, Lauren se sonrojó ante el recuerdo de Camila haciendo oscilar sus pechos para el
público en el Tom Cat Club.

-¿En donde trabajas?- Preguntó, esperando iniciar una conversación entre las dos.
-En el centro - Camila contestó, tomando el resto de su café.
Lauren dejó que evadiera la conversación, teniendo sospecha de que el tema seguro no le era nada cómodo a la joven mujer.
-Compraré tacos esta noche
para la cena. ¿Te gustaría que comprara algunos para ti también?-
-Naa, no me gusta la comida de conejo.- Camila miró su reloj de pulsera.
-Me tengo que ir.-
-Bien, que tengas un buen día.- Lauren recibió un gruñido como respuesta de la stripper mientras le pasaba por un lado y entraba al apartamento.

No puedo creer que accedí a esto, pensó para sí. Sus ojos miraron el desorden sobre la mesa.
Camila había dejado ahí su taza de café, un plato lleno con migajas, una toalla de papel arrugada, y el periódico desorganizado.

Broken HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora