La luz del amanecer empezaba a teñir el cielo y a colarse en el dormitorio de Camila, como desafiando a la joven a despertar. Con un gruñido molesto, se giró en la cama y extendió el brazo hacia el cenicero y los cigarrillos que estaban en su mesita de noche.
Será mejor que lo vaya dejando, pensó con aire apesadumbrado llevándose un cigarrillo a los labios y encendiéndolo.Después de llegar del hospital, Camila se había pasado casi una hora sentada en el sofá mientras Lauren recorría la sala de arriba abajo, limpiando cosas que en realidad no estaban
sucias y hablando sin parar sobre su madre.
Menos mal que no ha dejado el hábito de la limpieza, porque si no esto sería una leonera. Yo nunca malgastaría mi tiempo en sacarle brillo a las patas de la mesa de café.
Con tanta actividad, es imposible que el polvo vaya a posarse en ningún sitio. A pesar de la falta de sueño, Camila se sentía extrañamente a gusto. La madre de Lauren estaba enferma y, a pesar de que la cosa iba en serio, los médicos parecían mostrarse optimistas y capaces de
controlar la situación.Tras una larga calada, Camila contempló la pintura abstracta que decoraba una de sus paredes. Todavía no entiendo qué le ve Lauren a esa cosa. El cuadro no mostraba más que unos cuantos brochazos de color brillante que formaban un patrón regular. Hasta un niño de cinco años podría hacerlo.
Camila siguió mirando el cuadro mientras se consumía su cigarrillo,
reflexionando sobre lo ocurrido la noche anterior. Comprendió que había tenido que llevar a Lauren al hospital, puesto que ella se encontraba demasiado afectada para conducir, pero no comprendía por qué no había llamado a Keana.Había dado por hecho que Lauren llamaría de inmediato a su ex para que la ayudara. En realidad, yo no he servido de mucho. Sólo estuve… allí.
Camila se encogió de hombros, incapaz de determinar en qué momento había hecho algo útil por Lauren. Aun así, le agradaba pensar que al menos había sido capaz de consolar un poco a su compañera de piso.
Tras estrujar la colilla en el cenicero, Camila salió de la cama y dirigió
al cuarto de baño.Si no puedo dormir, será mejor que me vaya arreglando. A medida que se acercaba a la ducha, se preguntó con curiosidad si Lauren recordaría que tenía un partido de softball. Claro que no vamos a ir.
Me pregunto a qué hora querrá irse al hospital. En ese momento, la idea de que quizá Lauren no iba a necesitarla cruzó por su mente.
Tras silenciar la necesidad más apremiante de la mañana, sin duda debido a la gran cantidad de café y chocolate que había ingerido el día anterior, Camila se aseguró de
que la puerta estaba cerrada y se metió en la ducha.Corriendo la cortina transparente, se maravilló otra vez de que nunca tuviera restos de jabón.
Seguro que la limpia a conciencia después de ducharse todos los días, pensó dejándose empapar por la cascada de agua caliente.
Consciente de que Lauren estaba aún profundamente dormida y de que
probablemente quería seguir en ese estado un poco más, Camila se premió con una sesión extra larga de ducha, dejando que las cálidas gotas
recorrieran su cuerpo. A pesar de que lo estaba disfrutando de lo lindo, de
pronto sintió curiosidad por la perilla multifunción. Un rápido giro y el agua
cambió de caer suavemente a un chorro concentrado de mayor potencia.
—Ohhh…— exclamó, cubriéndose los pechos por la fuerza del agua. —Es la última vez que hago estas cosas—Girándose para que el agua le masajeara la espalda, Camila se dio el lujo de pasar allí unos minutos más antes de cerrar la llave y salir, situándose sobre la esponjada alfombrilla azul.
La ducha había resultado vigorizante, pero aprendió la lección y decidió no
jugar con la perilla de ahí en adelante o al menos, no cuando ésta apuntaba a zonas sensibles de su cuerpo.—Mierda…—
No tuvo necesidad de echar un vistazo al baño para asegurarse de que se le
había olvidado traerse la ropa limpia. La ropa interior que había traído
descansaba ahora, empapada, sobre la barra de la cortina. Por lo menos,
Lauren sigue dormida.
Tras arrojar la toalla sobre la barra, empezó a pasarse el cepillo por el pelo, estudiando su imagen en el espejo y advirtiendo, no sin
pesadumbre, que sus pechos parecían algo más caídos de lo que normalmente estaban.
Genial, tengo veinticinco años y ya me estoy arrugando, pensó para
sí. Aunque es lógico, no van a estar ahí arriba toda la vida.

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Broken Heart
FanfictionEstá es solo una adaptación, la obra original es "El corazón de cristal" escrita por B.L. Miller Sinopsis La historia comienza con Camila Cabello, una stripper de profesión que acaba de incendiar accidentalmente su hogar por la bebida y la marihua...