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Su lenta respiración relucía el agotamiento que su cuerpo estaba teniendo. El placer se había esfumado y el cansancio le hacían cerrar los ojos cada ciertos segundos intentando descansar.
Toda la noche Sasuke había dominado su cuerpo, haciendo que pensara que el límite de su hermano había desaparecido hace mucho tiempo.
No recuerda cuantas veces el mayor se vino en su interior, pero terminó de contar después de seis.
Sus labios sangraban gracias a las mordidas que se les propinó y su lengua se sentía demasiado húmeda al haber besado incontables veces al contrario.
Su conciencia abandonaba a su cuerpo y no podía pensar con claridad al no saber cómo actuar a partir de adelante.
Sintió un cuerpo sobre el suyo y pensó que el azabache finalmente lo dejaría descansar. La respiración de Sasuke se percibió cerca del cuello y sintió como esta lo recorría hasta la cabeza.
Sus ojos pesaban tanto que no le importaba si el contrario seguía o no. Su cuerpo le exigió descanso y sin pensarlo por más tiempo le dió pausa a su interior y se durmió casi al instante.
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Shikamaru desde su hogar observaba por la ventana de su habitación la casa vecina, intentando escuchar algún sonido de auxilio.
La paranoia invadía su interior y sentía que debía ayudar a Naruto, después de todo él estaba vivo gracias a el rubio.
Carraspeó mostrándose molesto al no poder ver ni escuchar nada, las nubes pasaban lentamente cubriendo el sol y por más que apuntara con una linterna, las ventanas pintadas de negro, no le permitían observar el interior.
Su estómago rugió pidiendo comida y al verificar la hora pudo notar que ya era medio día. Se levantó de la silla donde se encontraba sentado y decidió encaminarse a la cocina para comer algo.
No obstante antes de dar media vuelta, escuchó perfectamente el sonido de una puerta y posteriormente vió como Sasuke salía de esta.
Toda su atención recayó en el azabache y observó como parecía tranquilo mientras comenzaba a caminar hacia la derecha. El rostro de Sasuke se veía tan sereno que nadie podría sospechar sobre las atrocidades que probablemente le hacía a su hermano menor, inclusive a su progenitora, debido a que el castaño sabía que esta había fallecido repentinamente.
“Es mi oportunidad” pensó al saber que el azabache no estaría en casa y él podía ver a Naruto. Dió unos pasos hacia atrás sin perder de vista su objetivo e intentó pensar en otra manera de entrar a su casa.
Sin embargo casi al instante Sasuke miró en su dirección haciendo que sus ojos se encontrarán.
El corazón del castaño se detuvo por un segundo y trató de no verse asustado ante la profunda mirada de Sasuke.
El azabache detuvo su caminar y le sonrió de lado mostrándose tan tranquilo como siempre. Shikamaru observó como este parecía comenzar a hablar y le prestó más atención a sus labios.
“Naruto no está en casa”
Shikamaru lo miró extrañado al entender aquella palabra y luego observó como el azabache retomaba su camino sin decir nada más.
El castaño rápidamente caminó escaleras abajo e intentó verificar si lo que decía Sasuke era cierto. Él desde temprano se sentó de frente a la ventana para observar que todo estuviese en órden, en ningún movimiento vió a nadie salir de ahí, a excepción Sasuke hace unos minutos.
Abrió la puerta de su hogar y observando que no habían personas a su alrededor se dirigió a la casa de al lado. Tragó un poco nervioso y llevó una mano a la manija de la puerta.
Al girarla hacia un lado se sorprendió de notar que no estaba asegurada y fácilmente la movió para entrar a la residencia.
Lentamente puso un pie dentro de la casa y observó como un sepulcral silencio dominaba el lugar. A sus fosas nasales le llegó un leve aroma a pinos y adentrándose más cerró la puerta tras de sí para verificar si realmente estaba vacía.
—¿Naruto? —Pronunció Shikamaru haciendo eco.
Intentando ser cuidadoso recorrió la cocina, en la cual no encontró ningún alimento y solamente pudo ver un jarra de agua. Caminó hacia las habitaciones y el resultado fue el mismo, la que pertenecía a Sasuke estaba perfectamente ordenada, pero no parecía tener objetos personales y en cambio la de Naruto estaba vacía. No había escritorio, armario ni mucho menos una cama. Se veía como si alguien nunca hubiese habitado ahí.
El nerviosismo recorrió su interior y decidió buscar por cada rincón para encontrar al menor. Sin embargo cada vez que abría una puerta era recibido por un penetrante silencio.
Naruto no estaba.....
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