29. Teléfono robado

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El aroma a neumáticos y gasolina era latente en aquel lugar

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El aroma a neumáticos y gasolina era latente en aquel lugar. El sol había salido hace mucho tiempo. El reloj marcaba las 12:30 mostrando que ya era medio día y para muchos la hora de almorzar.

—¿Qué es tan importante para que interrumpas mi comida? —Preguntó un pelinaranja dejando la mitad de su sandwich.

—Necesito encontrar urgentemente a alguien. —Respondió Sasuke cruzándose de brazos.

—¿Y yo soy detective? —Inquirió el pelinaranja haciendo una mueca.

—Sé que conoces a muchas personas. —Respondió el azabache rápidamente.

—¿Y qué es lo que ganó yo a cambio? —Preguntó mirando fijamente a los ojos del azabache.

—Podrás vivir. —Respondió seriamente Sasuke con un semblante oscuro.

—Que divertido, tú siendo tan bromista como siempre Sasuke. —Dijo volviendo a tomar su sandwich. —Esta bien, pero si encuentro a la persona que buscas, tendrás que darme algo a cambio.

—Solo si la encuentras y más te vale esforzarte, mi paciencia se está acabando Jūgo. —Sentenció Sasuke acercándose más.

—Debe ser importante para ti, dime ¿Te hizo algo o....

—Es mi hermano. —Respondió para que Jūgo dejará de hablar.

—No sabía que tenía familia, ahora entiendo toda tu actitud, otro Uchiha rondando por las calles... ¿Debería tener miedo? —Inquirió el pelinaranja divertido.

Sasuke bufó con molestia y decidió darle el nombre de su hermano para salir de ahí. El azabache no deseaba que más personas se enteraran que tenía familia, especialmente no quería que nadie supiera acerca de Naruto. La paranoia en su interior se incrementaba al imaginar al rubio con alguien más. La ira llenaba todo su ser al pensar que Naruto estaba rodeado de personas.

Estaba siendo demasiado paciente para no asesinar cada ciudadano y obligarle a decirle sobre su hermano. Dos semanas, catorce días habían pasado desde la última vez que lo vió, desde la última vez que lo sostuvo en sus brazos y observó su hermoso rostro angelical.

No podía dejar que los días se incrementarán. La necesidad que sentía por ver a Naruto era más grande que toda su perseverancia.

Últimamente había realizado más trabajos gracias al enojo que tenía drenado en su cuerpo. Cada vez que recordaba a Naruto, su sonrisa... Su voz. Le venían ataques de ansiedad, sumando a ira y molestia que solo podían ser liberas a través de una buena sesión de violencia.

El único beneficiado parecía ser Kakashi, el cual se veía encantado con la eficiencia que cada vez le entregaba un sobre con antecedentes. Sasuke no lo hacía por el peliplateado, no sentía cariño por nadie más que Naruto, sin embargo al menos tenía un poco de respeto hacia Kakashi, debido a que él le tendió la mano cuando necesito ayuda.

Metió ambas manos a sus bolsillos y decidió caminar un poco mientras pensaba nuevamente en Naruto. No tenía que estar muy lejos, sabía que existían millones de casas en la ciudad, pero se encargaría de buscar en cada una, por más que le llevará un tiempo considerable.

Se detuvo en la esquina de una calle, debido a que el semáforo había cambiado a verde y con la mirada recorrió su entorno para ver ver si había algo nuevo.

Y vaya que lo había...

Al enfrente de el, en la otra calle, Shikamaru se encontraba mirando su celular, con la cabeza gacha y perdido en su mundo, mientras esperaba cruzar la calle igual que él.

La sonrisa en el rostro de Sasuke se extendió de tal manera, que cualquiera que lo viera pensaría que era un psicópata. El azabache vió que faltaban pocos segundos para que el semáforo cambiará y se acomodó su atuendo para que el castaño no lo reconociera. Sasuke desde siempre prefirió el color negro, sin embargo en las últimas semanas lo utilizo en demasía al querer pasar desapercibido por la ciudad. Llevaba una sudadera, la cual también cubría su cabeza, una chaqueta encima de esta, unos pantalones, unas botas estilo militar y por último un barbijo que cubría su rostro. Todo esto de color negro.

En el momento exacto que el semáforo cambio de color, corrió como si su vida dependiera de ello y chocó de manera fuerte contra Shikamaru que caminaba en su dirección.

El castaño había guardado su teléfono para cruzar la calle, pero eso no pareció ser suficiente al sentir como alguien se lo arrebataba del bolsillo y empezaba a correr en dirrección contraria.

Shikamaru gritó y sin pensarlo dos veces comenzó a perseguirlo. Las personas que vieron el incidente se quedaron tiesas por un segundo. Sin embargo volvieron a su quehaceres de manera rápida. El castaño intentó mover las piernas lo más veloz que podía, no obstante el sujeto parecía haber desaparecido por alguna calle.

Suspiró frustrado y pensó en que lo mejor era quizá no seguirlo, a pesar de su edad o físico, no era muy bueno en las peleas, al ser una persona pacífica prefería hablar antes que golpear. Pero... No tenía dinero para comprar uno nuevo, o al menos no deseaba gastar sus ahorros en eso. Suspiró profundamente y pensó nuevamente en seguir aquel extraño. Sin embargo a los poco pasos, sus pies se plantaron en el piso al pensar en algo peor... ¿Y si lo mataba? No sabía si la persona era un simple ladrón o si se dedicaba a algo más.

Si llegaba atentar contra su vida, ningún teléfono valía realmente la pena.

A unos metros de él, escondido tras una puerta de un lugar que desconocía, Sasuke respiraba de manera agitada e intentaba regular su respiración, llevó una mano a su pecho y sintió como su corazón dejaba de latir desenfrenado. Esperó un par de minutos y verificó que nadie se encontrará cerca. Al ver que estaba solo y no había ningún ruido en el exterior, revisó el teléfono que afortunadamente estaba en mensajería. Sus manos se movieron inquietas al pensar que tenía una oportunidad en saber sobre el paradero de Naruto.

Una sonrisa volvió a ser plasmada en su rostro, incluso más grande que la anterior, al entrar en una conversación que tenía un nuevo mensaje.

Sakura

Naruto no se ha sentido bien,
Pero se niega a ir al hospital.

¿Podrías venir?

Creo que sí somos más,
Él entrara en razón.
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PSYCHO // SasunaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora