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La luna se mostraba extenuante, pasando levemente por la ventana de los hermanos Uchihas. La noche era oscura, pero gracias al satélite natural le brindaba un poco de luz, sin embargo las nubes se aproximaban intentado cubrirla, anunciando que pronto comenzaría a llover.
Sasuke abrió sus ojos y sintió frío en su entorno, no le gustaba dormir solo, era demasiado incómodo pero él. Lamentablemente su madre no le permitía dormir con su hermano, la única fortuna que tenía era que aún compartían la habitación.
Se levantó y cuidadosamente caminó hasta la cama contraria, donde yacía tranquilamente su hermanito, respirando de forma pausada, mientras una pequeña sonrisa relucía en su rostro, indicando que probablemente estaba soñando algo feliz.
Con mucho cuidado retiró algunas mantas, mientras se hacía un espacio para poder entrar. A pesar del frío se quitó su pijama, solamente la parte de arriba e hizo el mismo procedimiento con el más bajo.
Naruto se removió inquieto cuando sintió unas manos posicionarse en su pecho, abrió levemente sus ojitos y se tranquilizó al saber que era su hermano.
—Teme... —Pronunció el rubio somnoliento.
El mencionado sonrió al escuchar ese apodo que tanto le gustaba y finalmente entró, acomodando a Naruto en sus brazos, muchas noches dormían de esa manera. Particularmente porque a Sasuke le encanta sentir la cálida piel de Naruto, este no se quejaba, porque no veía que fuera algo malo, si su hermano era felíz, él también.
Naruto sentía cosquillas en su nuca debido a la respiración del azabache y sin poder evitarlo soltó una pequeña risa, Sasuke al escuchar aquella hermosa melodía le dió media vuelta para poder mirarlo a los ojos.
Los ojitos de Naruto brillaban gracias a la luna, junto a su sonrisa se le hacían una escena simplemente hermosa.
Sasuke se fue acercando, hasta unir por unos segundos sus labios con los del contrario. Naruto no se alejó, pero cerró sus ojitos ante la nueva sensación que siempre sentía cuando su hermano hacía eso.
—Teme... —Dijo en voz baja. —¿Por qué haces eso? —Preguntó Naruto sin saber cómo llamarle a la acción que realizó más de una vez.
—Es una muestra de mi cariño. —Respondió. —Te quiero Naruto. —Pronunció para dejar otro besito en sus labios.
—Yo también te quiero. —Sonrió el contrario.
El mayor quedó paralizado ante tan hermosa sonrisa que quiso acercarse una vez más, sin embargo la voz de Naruto lo detuvo.
—¿Eso es una muestra de cariño? —Preguntó llevando sus deditos a sus labios. —¿Puedo hacerlo para demostrar cariño? —Inquirió de manera inocente.
—No. —Respondió inmediatamente. —Eso solo lo puedes hacer conmigo. —Sentenció. —Nunca debes hacerlo con alguien más, esto será nuestro secreto. —Señaló.
Naruto asintió entendiendo cada palabra que decía el contrario. La verdad era que no asistía a la escuela, ya tenía ocho años, pero su madre prefería enseñarle en casa y ahorrar dinero, solamente Sasuke iba cada día a clases y en ellas aprendía muchas cosas las cuales luego se encargaba de mostrar al más bajo.
Naruto era diferente a los otros niños, era muy inocente y creía cada cosa que su hermano mayor le decía, nunca rechistaba y siempre le obedecía en todo. Quería mucho a su madre, pero sentía más cariño por Sasuke porque este se encargaba de cuidarlo. Su progenitora trabajaba medio tiempo, usualmente salía cuando Sasuke llegaba de la escuela y apartir de esa hora se quedaba junto a él.
No faltaba mucho para que cumpliera los nueve años, no podía negar que estaba feliz, debido a que su madre le dijo que lo inscribirá al colegio al tener esa edad, gracias a que iban a contar más dinero.
El actual problema era Sasuke, el azabache no le dejaba salir a ningún lado cuando estaban solos.
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Era una mañana de agosto, la primera vez que Sasuke se enojó. Debido a que Naruto se distrajo con un desconocido balón que entró a su propiedad, él se acerco hasta llegar al jardín y vió como un niño se subía a la cerca intentado recuperarlo. Al saber que ese objeto le pertenecía lo tomó entre sus manos y se lo pasó al contrario, esté sonrió agradecido y lo invitó a jugar. Naruto le devolvió la sonrisa, demostrando completa felicidad al ser su primera experiencia con otro niño de su edad y asintió caminando hacia él.
Sin embargo dejó de avanzar cuando sintió un fuerte agarre en su cintura, para luego ver que nuevamente se encontraba en su casa. Sin mucha delicadeza fue tirado al sofá y vió como su hermano mostraba una expresión completamente molesta.
—¡¿Que te dije Naruto?! —Exclamó enojado. —¡¿Por qué saliste?! —Preguntó en el mismo tono.
—Yo....
—¡No puedes salir! —Gritó mientras lanzaba una almohada al sofá contrario.
El menor nunca había visto así a Sasuke, este siempre era gentil con él y nunca le gritaba. Sin embargo ahora se sentía asustado ante esa nueva actitud.
—Lo siento... —Se disculpó en voz baja mientras una pequeña lágrima bajaba por su mejilla.
Sasuke lo miró por unos segundos y asintió sin decir nada, se acercó a él para abrazarlo y llevar su mano hasta sus cabellos, mientras lo fue acariciando para que dejará de llorar.
El enojo de Sasuke fue disminuyendo, pero aún estaba latente al recordar que Naruto había hablado con otro niño. Una de las cosas que más odiaba era que su hermano saliera de casa, siempre convencía a su madre de que no lo hiciera, poniendo excusas para que no sea necesario ir al mundo exterior. Porque Sasuke no soportaba que alguien más lo viera, no le agradaba la idea de que otra persona observará a la hermosa obra de arte que era su hermano.
Su Naruto...
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