Capítulo 1

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Me encuentro en mi habitación con mi mejor amiga Valeria. Estoy chateando en una página de internet; en esta ocasión estoy platicando con un chico de nombre "Carlos18", le miento al decir que tengo 19 años, que estudio la universidad y que trabajo en una oficina como recepcionista. En realidad tengo 15 años y estudio tercero de secundaria, pero mi vida de adolescente me parece tan aburrida. Quisiera ser mayor.

Valeria se burla de mí por siempre mentir sobre mi edad, me dice que algún día alguien del chat querrá conocerme en persona y me descubrirá, ni que tuviera tanta suerte que un chavo de preparatoria o universidad me invite a salir, eso solo en mis sueños.

—Niñas dejen de estudiar un rato y vengan a comer —grita mi mamá desde la cocina.

Se supone que estamos estudiando para el examen de mañana, pero en lugar de eso Valeria está acostada en mi cama jugando con mi oso de peluche, no hemos estudiado nada.

—¡Ya vamos! —grito.

—No hemos estudiado nada, Marinel —me dice Valeria asustada.

—Tranquilizate, ahorita estudiamos.

Me despido del chico con el que platicaba diciéndole que tengo que ir al trabajo.

Al bajar las escaleras y llegando al comedor escucho que mi mamá me llama para presentarme a alguien y de pronto lo veo a él, un chico alto, delgado, pelo negro y muy guapo, a lado de mi hermano Lalo.

—Mira ella es mi hija Marinel, pero le decimos Nel y ella es su amiga Valeria —dice Isabel, mi madre.

El chavo saluda de mano a Valeria, cuando me voltea a ver a mí siento mariposas en el estómago, creo que me enamore. Se ve tan lindo con esa playera blanca y yo vistiendo este ridículo uniforme azul de la secundaria y peinada con media coleta.

—Hola mucho gusto soy Damián —me dice él sonriendo y estirando su mano para saludarme.

Tardo en reaccionar porque me estoy imaginando que estamos juntos caminando por el parque y yo vestida con este uniforme tan horrible.

Cuando reacciono de nuevo, escucho las risas de mamá y del odioso de Lalo, no entiendo porque se ríen hasta que el chico habla.

—Ay como crees, te ves muy bonita con ese uniforme, mira que guapa.

¿Qué? Lo dije en voz alta, trágame tierra y vomítame en otro planeta junto a los marcianos. Me da un beso en la mejilla y yo me siento en las nubes.

El beso en mi mejilla me deja en shock, motivo por el cual dejo con la mano estirada a Damián, me cae el veinte hasta que escucho la voz de mi mamá.

—Marinel no seas grosera y saluda.

Le doy mi mano, aunque no literalmente.

—Mucho gusto y perdón por dejarte con la mano estirada, tanto estudiar me distrajo —miento.

Me distraje sí, pero fue viendo su hermosa sonrisa.

—No te preocupes Nel, ¿Te puedo decir así verdad? —pregunta y yo asiento sin poder hablar de la emoción.

Mi hermano, su amigo y mi mamá se sientan a comer, en la mesa están servidos los platos con sándwich y vasos con refresco de fresa.

—No tenemos hambre mamá —el muchacho me sigue viendo y me pone nerviosa, me están sudando las manos y disimuladamente las seco en mi uniforme.

Valeria me da una mirada como diciendo que ella si tiene hambre.

La neta me urge ir a mi habitación para decirle a Vale que Damián me gustó muchísimo, agarro mi sándwich y Valeria el de ella, nos vamos corriendo hacia las escaleras y a lo lejos escucho a mi hermano gritar que nos llevemos nuestros refrescos, Valeria se regresa por los vasos, cuando entra a mi habitación deja los vasos en el escritorio.

—Es guapísimo ¿Lo viste amiga? Es tan... es tan... —no encuentro las palabras correctas para describir lo perfecto que me parece.

—¿Tan mayor?  —dice Valeria mirándome brincar arriba de mi cama abrazando a Toby mi osito de peluche por la emoción que siento.

Claro que no es tan mayor, ha de tener la misma edad que mi hermano 

—Ha de tener 18 años, eso no lo hace un viejo —reniego sentándome en mi cama.

—Es mayor por tres años, te recuerdo que sigues siendo menor de edad. Ademas le han de gustar de su edad —muerde su sándwich como si llevará años sin probar comida.

Lalo está a punto de irse a la universidad y nosotras apenas nos vamos a graduar de la secundaria.

—¿Y que tiene? A mí me encanta Valeria, es amor a primera vista—doy un largo suspiro pensando en él.

Valeria me da una mirada como diciendo te volviste loquita amiga, pero no me importa, la verdad es que nunca en mis 15 años de vida me había gustado tanto alguien como él, ni siquiera Fernando, el compañero de clases me gustaba hace unos meses.

Comemos en silencio, escuchando música de Daddy Yankee.

—Mejor vamos a estudiar para el examen de mañana si no el profe Ernesto nos va a reprobar —abre su cuaderno de matemáticas, sigue siendo tan infantil, su cuaderno tiene el dibujo de Barbie.

Que flojera me da pensar en tantos problemas de matemáticas a mí que me importa cuánto gasto don Pedro en 15 sandias. Así transcurre la tarde entre problemas, ecuaciones y dolores de cabeza al pensar tanto.

—Bye amiga, nos vemos mañana y Nel no vayas a llegar tarde —nos despedimos Vale y yo en la puerta de mi casa, Damián se fue antes de que saliéramos de mi cuarto, así que no lo vi.

—Adiós Valeria te bañas.

Al regresar a mi habitación, abro mi mochila morada de corazones y saco el cuaderno de dibujo de la clase de artes junto con los plumones, comienzo a dibujar un corazón y dentro de este una D y una M, en ese momento abren la puerta de mi habitación y resulta ser Lalo.

—Parece que no sabes tocar la puerta —le digo cerrando rápido mi cuaderno para que no vea el dibujo que hice.

—Solamente vengo a decirte que mañana yo te voy a llevar a la secundaria, mamá no puede, así que no vayas a tardar tanto arreglándote, seguirás igual de fea hermanita.

Argh no lo soporto, no sé porque no soy hija única o porque Valeria no es mi hermana. Con Lalo siempre peleo, parecemos perros y gatos dice mi mamá, pero siempre he pensado que no tener algún hermano puede ser bastante aburrido y hoy más que nunca agradezco que Lalo sea mi hermano, pues, así conocí a Damián.

Gracias tonto.

Me preparo para dormir, me pongo mi pijama de ositos y abrazo a Toby. Al cerrar los ojos me imagino como seria salir con Damián a tomar unas malteadas de chocolate o un comer un flan de vainilla, mi postre favorito ¿Cuál será el suyo?, pensando en esas cosas me quedo dormida.

A la mañana siguiente me despierta el molesto sonido de la alarma, quería seguir soñando con los ojos hermosos color café de Damián, el cual estaba a punto de darme mi primer beso, claro en sueños, porque en la vida real no he sido besada nunca. 

Gracias despertador.

Tengo que volver a ver a Damián, lograr que se fije en mí y que sea él quien me dé mi primer beso de amor.

Rosas para MarinelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora