XXI: Aún había mas

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Lo que pensabas que era ficción te aseguramos que es real. Los vampiros existen y aquí una prueba de ello.

Mi boca se abre ligeramente al ver la noticia en un noticiero ruso en el televisor que está en medio de mi sala. Veo a Maalik y él solo está serio. En el vídeo se ve como varios estudiantes de un instituto empiezan a correr mientras otros los muerden o quitan alguna parte de su cuerpo en una toma censurada.

Eran reales.

—Cassidy jodió todo —dice Samuel con desagradado. Maalik lo observa.

—No fue Cassidy, fue uno de los idiotas Millán.

—Ahora los humanos entrarán en pánico y eso nos dificulta las cosas, lo sabes Maalik.

—¿Me explican? —exijo.

—Cassidy es la renacida que te conté, hicieron que los humanos los descubrieran y eso nos perjudica.

—¿Por qué?

—Porque viene el caos, la guerra, y un sinfín de cosas.

—Como si fuera...

—El fin del mundo.

—Está cerca.

Maalik asiente a lo que digo y toma mi mano para reconfortarme. No me molesta morir en realidad, si ese llegara ser mi destino lo aceptaría. Mi vida era demasiado aburrida y triste, sin saber exactamente cuál sería mi futuro. Que el fin del mundo esté cerca, solo hacía que quisiera hacer cosas que nunca hice.

Maalik parece atento a cada reacción que tengo desde que me contó la verdad, creo que su peor miedo era que perdiera la cordura y me alejara. Pero no lo haré, no en este momento.

Sé que todo sería algo difícil de asimilar, pero no me afecta. No más.

—No pareciera que te importara el fin del mundo, hasta hace semanas te desmayaste —dice Remiel analizándome. Sonrío.

—Porque no me interesa en lo absoluto.

—¿Qué?

—No me interesa en lo absoluto si el mundo se acaba.

—Hasta hace poco querías atrasar el apocalipsis, ahora no parece importarte.

—Es cierto —concuerda Samuel—. ¿Estás bien, llaverito?

No respondo. Los 3 se comunicaron con la mirada y sé lo que estaba pasando. Maalik se acerca otro poco más a mí y pone una de sus manos en mi mejilla, dónde su dedo pulgar la acaricia. Cierro los ojos complacida.

Bonita, ya hablamos de eso —susurra y hace que lo mire—. Estás a nada de cumplir dieciocho y no puedes dejar que ese lado te gane, no eres así.

Sonrío en medio de la acaricia.

Maalik me explicó esa situación. Debido a que en mi sangre la maldad y el bien estaban luchando para ganar posesión de mi cuerpo, no puedo dejar que mi mente deje que alguno gane, solo debo mantenerme en modo neutral. Pero era demasiado difícil cuando mi mente me gritaba cosas que no debía decir o pensar, desde el orfanato no me pasaba esto.

Normalmente, los Nephilim son los hijos de humanos y ángeles, pero todos fueron aniquilados en el Diluvio, según Maalik. Que yo naciera, fue algo que alborotó la jerarquía angelical.

Al parecer, mi verdadera madre quedó embarazada de mí cuando era humana pero me dio a luz cuando se convirtió en la hija de Lucifer. Por supuesto no entendí esa parte, pero ninguno supo explicar por qué pasó todo esto.

De tal manera, que la única Nephilim en la tierra era yo y eso no era algo bueno. Maalik me explicó también que eso me ponía en un radar para los ángeles y demonios, ya que los ángeles quieren matarme pero los demonios solo quieren que mi extraño ADN esté con ellos.

EL CAÍDO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora