Extra: Maalik

48 10 1
                                    

—¿Estás mirándola por la ventana? —pregunta Samuel y lo ignoro—. ¿Sabes qué no puedes sentir nada por ella, cierto?

Lo vuelvo a ignorar y saco a relucir un tema que solo Keyssi y yo sabíamos, pero que realmente ella no recordaba por ahora.

—Y pensar que cuando me conoció, sospechaba lo que era, así que fue a la empresa de sus tíos y se colocó en la terraza de edificio lanzadose segundos después —Cambió de tema para molestarlo—. Gracias a Dios que realmente en ese momento tenía mis alas, y sabes qué dijo cuando la atrapé?

—No me interesa.

Lo ignoro y sonrío.

—Dijo que fui demasiado lento.

—No me interesa te dije.

Miro a Samuel cuando habla y decido ignorarlo nuevamente. Él nota que no lo estoy escuchando y se acerca a la ventana que da a la habitación de Keyssi, donde ahora mismo estoy situado mientras observo como ella y ese chico están abrazados en su cama.

—Los celos son cosas banales de los humanos, no nos rebajamos a eso.

—Claro.

—¿Me estás escuchando?

—No y realmente no he pedido tu opinión.

Me quito de la ventana y voy hasta mi cama, Diablo se acuesta conmigo y acaricio su cabeza. Trato de pensar en que hacer cuando las cosas de verdad salgan mal y no hablo precisamente de que el mundo puede acabarse.

—Sabes que ella hará todo lo posible por saber más, no tiene suficiente con toda la información que le dimos, tú la viste.

—La besé.

La cabeza de Samuel se voltea de manera exagerada cuando digo eso. Mi perro también voltea a verme y trato de no sonreír.

—¿Qué?

—Lo que dije.

—¿Qué?

—¿Ahora eres sordo?

—¿Por qué hiciste eso? ¿Sabes la gravedad del asunto? Esto no es una película de amor, esto es realmente serio y si el Todopoderoso se entera podríamos tener problemas.

—No me importa realmente. No le sirvo a él ni a Lucifer, soy completamente independiente.

—Maalik, cuando tus alas vuelvan sabes que no tendrás opción y cuando ella se entere de lo que realmente ocultas, te odiará.

—Buenas noches, Samuel.

Dicho eso, salgo de la habitación y luego de la casa en la cual solo he estado una que otras veces. No la siento como hogar, solo un lugar donde visito una vez al mes.

Camino hasta el bar donde distraigo mi mente a veces. Sé que las cosas están completamente jodidas y aunque trato de no pensar tanto en eso, es complicado. Todo lo que he hecho hasta ahora, ha sido por su bien y si es de seguir haciéndolo para que a ella no le suceda nada, seguiré.

Pido algo de tomar aunque sé que el alcohol no me afecta. Me quedo un buen rato allí, viendo a los humanos que bailan en la pista absortos del caos que se viene.

Salgo del bar aburrido y voy hasta la casa de Keyssi. Era realmente imposible dejar de estar cerca de ella.

Hago un salto hasta su ventana y me quedo allí observándola dormir. Siento una presencia a mi lado y no volteo, sabía que era Remiel.

—No sabía que ser acosador era lo tuyo.

Sonrío.

—Y no sabía que ser un chismoso era lo tuyo.

—Vine porque sé que necesitas hablar con alguien y Samuel no es de muchas palabras de aliento. Solo abre la boca para quejarse.

—Que raro.

—¿Qué haces aquí?

Me siento en el borde de la ventana y Remiel se mueve para acostarse en el techo. Al parecer sería una larga noche.

Volteo a ver el cuerpo de Keyssi relajado y tranquilo, su respiración es pausada y se mueve un poco solo para murmurar cosas que de seguro está soñando.

—Solo quería ver qué estaba bien.

—Claro.

Suspiro. Decido mejor decir lo que pienso que contenerme, ya no lo soportaba. Además que Remiel era insoportable cuando se le metía un tema a la cabeza.

—Creo que cometí un error. No debí dejar que ella me viera o que se sintiera atraída por mi presencia esa noche en el lago, pero era difícil mantenerla lejos.

—Sé que planeaste que ella te siguiera al bar, que incluso entrara a tu casa.

—Incluso fui quién le metió la idea al idiota de su amigo tatuarse mis alas, aunque claro, el tatuador le hizo la réplica a ella, al otro le hizo algo casi igual.

—Las alas fueron un incentivo para que ella siguiera interesada en ti, Maalik.

—Lo sé. Quería que ella solo pensara que pasaba a mi alrededor.

—¿No es algo egoísta? Si no hubieras hecho eso, ella seguiría siendo una humana normal. Gracias a ti despertó su parte Nephilim y ahora aceleraste el fin del mundo.

—No me arrepiento, sabes. Pude hacer que se saliera de su zona de confort y viera que hay más cosas en el mundo de las cuales ella aún tiene que descubrir.

—Es egoísta, idiota. Hiciste su sentencia de muerte.

—Necesitaba que recordara pero terminé diciéndole casi todo. Me odio por hacerle creer que me necesita.

—¿Le has dicho que Judas la rodea?

—No, eso la destrozaría. Ella lo ama.

—Y al parecer tú la amas.

Mierda. Por supuesto que sí. Desde que ella supo mi existencia de nuevo en su adolescencia mis sentimientos apagados volvieron a la vida cuando recordó mi nombre.

Hice todo lo posible por cuidarla hasta que pasó ese horrible incidente en su escuela. Luego vino lo de su padre queriendola sacrificar y por supuesto que no dejé que pasara.

Caí del cielo porque tomé la decisión tan estúpida de enamorarme de una humana en transición. Pero definitivamente caí por ella en este infierno y no me arrepentía.

—Solo quiero mantenerla a salvo.

—Lo harás, mostrándole la verdad.

—Mis alas volvieron, Remiel, y del color que no lo esperaba.

Lo noto tensarse. Ni Samuel sabía esto y era realmente un tema delicado para nosotros.

—¿Estarás del lado contrario, Maalik?

Aprieto los labios. No quería llegar a esta conversación.

—Tuve que hacerlo, Remiel.

—Cuando comience el fin del mundo, serás un demonio Maalik. No la recordarás. Cuando hagas la transición de caído a demonio en la batalla, perderás el hilo de tu vida.

—Pensaba que los humanos que hacían cosas por amor eran estúpidos. Pero, que un ángel caído haga estás cosas es un idiota.

—Esto no acabará bien. Pero estaremos a tu lado.

Asiento en respuesta y me levanto dando por terminada la conversación. Remiel se levanta después y sonríe, haciendo que le devuelva la sonrisa.

—Que Miguel Arcángel te guíe, Remiel.

—Que Lucifer te guíe, Maalik.

EL CAÍDO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora