XXII: La última cena

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Nunca había llorado tanto como en este momento. Mi cuerpo se sentía pesado y el dolor de cabeza aumentaba con fuerza en cada momento. La mano de mi tía sostiene la mía y sonrío un poco para no preocuparla. Intenté con todas mis fuerzas que lo de Lucas no me doliera tanto pero era imposible, era mi mejor amigo, la persona que más amo y quien me acompañó en cada momento malo que he tenido en mi vida.

Le pedí a los chicos que lo buscaran y ellos no dudaron en hacerlo, por un momento pensé que dirían que no, pero simplemente aceptaron y fueron a buscarlo. Era increíble como mi mundo había cambiado en cuestión de semanas. Hasta hace poco estaba comiendo pizza con Lucas y ahora estoy sujetando la mano de mi tía en consuelo porque él no aparecía.

Al parecer, la última persona que lo vio fui yo y eso fue hace días cuando él había ido a mi casa y le conté lo que estaba pasando actualmente.

El mundo podría valerme menos, pero Lucas no, él no.

Suelto la mano de mi tía y salgo de la casa. Maalik se encuentra a unos metros, tomó la decisión de no estar presente cuando los padres de Lucas estuvieran. Camino hasta él y lo primero que hago es empujarlo, lo cual no le afecta mucho.

—Prometiste cuidarlo —le digo casi al borde del llanto—. Prometiste estar pendiente.

—Sí, pero no soy su niñera. Samuel estaba vigilándolo y de un momento a otro desapareció, no quise decirte nada porque pensé que lo encontraríamos.

Mi labio inferior tiembla debido al llanto que intento retener pero es difícil. Maalik suspira y luego me lleva a sus brazos dónde suelto todo el estrés que he tenido acumulado los últimos días.

Escucho a mi tía llamarme y me separo para ir. Cuando entro de nuevo, ella toma mi mano y de repente la puerta trasera se abre revelando a Lucas, quien entra con un semblante serio y se detiene al vernos. Esta vestido como la última vez que lo vi pero su aspecto estaba demacrado. Su cabello estaba despeinado, tenía ojeras y lucía cansado.

—¿Qué? —pregunta con hostilidad al vernos.

—¡Hijo! —dice mi tía sorprendida y va a él. Toca su cuerpo y Lucas se aparta.

—¿Qué carajos les pasa?

—Desapareciste hace días.

—Pues mírame, estoy bien.

Abro mis ojos sorprendida ante el arrebato de Lucas con ella. Jamás se había comportado así. Mi tía me observa y luego a él confundida.

—¿Estás bien? —pregunto. Él me observa.

—Estoy bien. Tu novio y tú ya pueden largarse de mi casa.

—Lucas...

—¿Qué?

—¿Qué te pasa?

—Nada. Ahora, déjenme en paz.

Intento acercarme pero él me empuja haciendo que casi caiga al suelo. Sin darme cuenta Maalik está detrás de mí sujetándome y luego estira su brazo para detener el cuerpo de Lucas que iba hacia mí.

—Vuelve a tocarla y créeme que será el peor error que podrás cometer —dice Maalik con voz gélida.

Empuja a Lucas y me pone detrás de él. Intento decir algo pero la situación me tiene totalmente confundida y algo asustada.

Lucas nos observa una última vez antes de alejarse y subir las escaleras a su habitación. Mi tía se disculpa y le digo que me voy pero ella insiste en que me quede a cenar al menos y termino aceptando solo para no hacerla sentir mal.

Maalik decide quedarse afuera esperando pero antes de salir me dice que estará pendiente de mí. Asiento en respuesta y él sale.

Ayudo a mi tía en la mesa mientras ella cocina. No hablamos. Mi mente es un torbellino de pensamientos sobre qué está pasando con Lucas y que le pasó esos días que no supimos de él. Decido dejar todo arreglado y voy hasta su habitación para hablar. Él jamás me haría daño, lo conozco perfectamente. Algo estaba pasando.

EL CAÍDO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora