VIII: Cree

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—¿Cómo es que una niña de diecisiete años vive sola? —pregunta Samuel detallando la casa.

—Mis padres murieron hace un año, además estoy a punto de cumplir dieciocho —respondo acostándome en el sofá. Samuel mira a Maalik y después a mí.

—¿No deberías estar en una casa de adopción? Aún eres menor de edad.

—Tengo familia. Los padres de Lucas son mis tíos.

—¿Y por qué no vives c...

—Es suficiente —interrumpe Maalik el cuestionario de Samuel y camina hasta el sofá que está a unos metros de mí—. ¿Te encuentras bien?

Asiento y les dedico una sonrisa a ambos.

—¿Quieren comer algo? —pregunto tomando el teléfono para pedir una pizza.

—No.

—Sí.

Maalik y Samuel se miran cuando dan respuestas diferentes. Me río un poco y decido llamar para pedir. Veo la silueta de Samuel caminar hasta la pared del lado derecho de la sala, donde se encuentran varios trofeos y certificados de varios concursos deportivos en los cuáles participé.

—¿Tu nombre real es Keyssi Alessian Walker Gómez? —indaga tomando un certificado de fútbol—. Vaya, toda una futbolista.

—Participé en varias cosas gracias a mi padre y sí, ese es mi nombre completo, pero me dicen Key. ¿Cuál es el tuyo?

Samuel sonríe.

—Ángel Samuel.

—Es muy lindo.

—Gracias llaverito.

Sonrío ante el ridículo apodo y Samuel sigue mirando. Por mi parte, observo a Maalik, quien ya estaba observándome desde hace rato. Me remuevo un poco incómoda y le sonrío.

—¿Qué te pasó en el cuello? —pregunta señalando con su mano aquella zona y yo la cubro.

—Alergia —miento y él nota.

Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que el timbre suena y yo me levanto de inmediato para abrir. En ese momento, algo sujeta mi mano antes de que toque la puerta y me volteo para ver a Maalik con una expresión alarmada en su rostro. Él le da una mirada a Samuel y lo veo señalar hacia arriba. Maalik me toma del brazo y me empuja levemente hacia las escaleras para que empiece a subir y con torpeza lo hago.

Quiero preguntarle que está mal pero cuando intento hacerlo, algo golpea con fuerza la puerta y Maalik me empuja con poca delicadeza hacia una de las habitaciones. Entramos a la mía y él la cierra.

—¿Qué está pasando? —pregunto alarmada. Maalik no responde y yo solo camino hasta la ventana. Corro un poco la cortina que la cubría y me sorprendo al ver algo luminoso enfrente de la puerta—. ¿Qué es eso?

—¡Key, aléjate de la ventana!

No pasan ni cinco segundos cuando algo estalla cerca de mí. Cierro los ojos y un grito abandona mis labios en el momento que caigo encima de algo duro y me da justo en mi cadera. Jadeo en busca de aire e intento voltear mi cuerpo pero algo me lo impide. Abro los ojos y me encuentro en suelo, algo está presionando mi espalda y es lo que me impide voltear.

—Suéltala, por tu bien —escucho hablar a alguien y sé de antemano que es Maalik.

—Han pasado tantos años y al fin te he encontrado —otra voz se escucha y no logro reconocerla. Intento moverme pero es inútil.

—Déjala ir.

—¿O si no, qué?

Algo sucede en ese momento que no sé explicar. Lo que sí sé explicar es que la habitación entera se sacude y solo cierro los ojos esperando a que todo termine. Lo que sea que me tenía presionando mi espalda, ya no estaba y la habitación se mantiene quieta. Me doy la vuelta y abro los ojos para mirar a los lados.

EL CAÍDO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora