XXIII: Judas

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¿Cómo pudiste? —golpeo su pecho y no retrocede—. Solo fui un objeto que mandaron a cuidar y luego ibas a matarme.

—No es eso, lo que ha dicho él no es la verdad.

¿Y lo que me dices tú si lo es?

Silencio.

Siento unas inmensas ganas de llorar. Maalik no se acerca. Desde que me dejó de nuevo en el puente, se alejó unos pasos de mí y agradecí que tuviera la intención ni de tocarme.

¿Por qué?

Keyssi, no lo entenderías.

Entendí el fin del mundo. Entendí quién soy.

Él suelta un suspiro y hago un ademán de irme pero él sujeta mi mano y la lleva hasta el tatuaje que tiene en sus clavículas.

Tócame. Toca mi herida y podrás ver lo que desees.

Ya lo hice.

No, viste lo que quise que vieras. Ahora hago un juramento dónde acepto que veas los recuerdos que deseas.

¿Por qué lo haces?

Porque no quiero perderte.

Maalik saca de su bolsillo una especie de navaja y hace una brecha en la palma de su mano. Ahogo un grito y me acerco, pero él retrocede nuevamente.

Juro solemnemente Keyssi Walker que podrás ver los recuerdos que desees. Que podrás ver mejor quien soy y quién eras y si eso lleva a que te alejes de mí, que me condenen en el infierno por estar enamorado de ti.

Cierra la palma de su mano y mi corazón late a millón con sus palabras. Él cierra sus ojos y yo me acerco, toco la piel a través de la tela y mis ojos se cierran. Estoy en el cementerio. Visualizo dos figuras en una tumba y camino hasta allá. Me detengo a unos pasos de ellos cuando veo a Maalik hablando con otra persona, esta vez, sus alas son blancas.

Ato cabos en mi cabeza y esto fue antes de lo que sucedió en la iglesia. Detallo a Maalik y trato de pensar en qué momento caí por él. ¿Cuándo lo seguí? ¿Cuando supe la verdad? No lo recordaba.

Tienes dos opciones: la matas o la maldición de la hija de Lucifer caerá en ella.

Maalik aprieta los labios y está tenso.

Es mi protegida.

Es una humana. Es la hija de un demonio y cuando se entere, la parte Nephilim despertará y ya no será vulnerable.

Es mi protegida —repite.

No, Maalik. Es una bomba de tiempo.

No la mataré.

Si no lo haces, estará maldita. Cuando el apocalipsis llegue, ella verá como todo el mundo morirá y solo quedará con los pecadores en un mundo de caos y soledad.

¿Entonces así será el fin del mundo? ¿Seré una espectadora?

Me quedaré con ella.

¿No vas a matarla, cierto?

Él niega. El otro ángel le entrega una especie de daga color dorada y suspira.

El fin del mundo será inevitable. No solo debes cuidarte sobre lo que se viene, sino también de ella.

Luego de eso, se va. Maalik mira la daga en su mano y veo que le echa un ojo a la tumba que aún está abierta y que sólo hay tierra. Mi piel se pone de gallina y mi corazón se detiene al ver el nombre en la lápida donde no hay un ataúd.

EL CAÍDO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora