XX: El caído y la nephilim

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Mi vista estaba fija en un punto de aquella iglesia deteriorada y quemada. Sentí que mi vida no tenía sentido en estos momentos después de lo que acababa de pasar.

Alerta de spoiler: aún faltaba más.

Maalik estaba a unos metros de mí, no había dejado de mirarme desde que me separé de él y tuve un pequeño ataque de pánico. Donde me calmé por mi cuenta y me alejé.

—Déjame contarte mi versión —pidió casi en una súplica.

Asiento. Después de todo, también deseaba escuchar cosas que no lo logré ver pero que Maalik si sabía. Con cautela él se acerca otro poco más y se sienta a mi lado, casi tocando mi rodilla con la suya.

—Cuando David te adoptó, me hicieron bajar a la tierra para ser tu ángel guardián, realmente no me animaba mucho pero era mi trabajo. Decidí que me vieras y que con el pasar de los días pensaras que era tu amigo imaginario. Cuando León...

—Lucas.

—Sí, ese. Cuando llegó a tu vida nuevamente, me aparté pero seguía pendiente de ti. Debía protegerte.

—¿De mi padre?

—Sabes que nunca fue tu padre, ni con lo que acabas de ver. Decidí que era mejor que pensaras que tus padres murieran en un accidente. De seguro pensaras en dónde está tu mamá sustituta, pero le decidimos dar la opción de irse del país y aceptó.

Asiento en respuesta ante la pregunta que había estado rondando en mi mente. Tuve mis peleas con ella, pero me sentí mejor al saber que estaba viva y en otro lado. Decido concentrarme de nuevo en Maalik.

—Te vi crecer. Te vi golpear a unas cuentas chicas cuando se metían contigo, realmente eras temeraria. Cuando estabas por cumplir diecisiete, me hicieron alejarme de ti y solo intervenir cuando era necesario.

—¿Te mandaron a matarme?

—Me mandaron a cuidarte.

—¿Y si me descontrolaba, debías matarme?

Él no respondió.

—¿De qué profecía hablaban?

—Una que se ha extendido por años.

—¿Qué?

—Que en realidad la profecía no habla de un caído, habla de cuando la hija de un ángel y un demonio manche sus manos por primera vez, la primera trompeta sonará rompiendo el primer sello.

Mi cuerpo se tensó y él se calló por unos momentos para procesar y sacar cuentas. Sí dice que viví eso a los diecisiete y en este momento tengo esa edad, no pudo haber pasado mucho.

—¿Cuándo pasó todo esto? —pregunto aun sacando la cuenta.

—Hace casi un año.

Él nota mi cara de desconcierto y procede a seguir la historia.

—Un Ángel vigilante se enteró de tu existencia cuando estabas en el orfanato, decidió meterse en los pensamientos de David y manipularlo para que te adoptara. Se enteró también que cuando cumplieras los dieciocho, la profecía iba a cumplirse y por eso decidieron que la mejor opción era sacrificarte.

—Por eso me pusieron en una cruz.

—No podía dejar que eso pasara. Por eso llegué a la iglesia y por eso a cambio de mis alas, dejé que pudieras vivir otro año más.

—Pero dijiste que yo no causaba el apocalipsis.

—Es una profecía.

—Maalik, yo corté tus alas.

EL CAÍDO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora