XVII: Sueños y unos secretos

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Sangre.

Mis manos estaban llenas de sangre. Miro a Lucas y su expresión era de pánico, traté de calmarlo pero vi que también estaba lleno de sangre. Detallo el lugar y veo que varios niños a nuestro alrededor están boca abajo ahogados en su propio charco de sangre.

—Hora de jugar, niños.

«Keyssi, corre«

Veo la sombra oculta detrás de la puerta y siento como me habla en la mente.

«Corre«

—¿Keyssi?

—¡No!

—¡Keyssi!

Alguien está llamándome pero me concentro en seguir corriendo sin rumbo alguno. Un pequeño dolor se instala en mi brazo y abro mis ojos de repente. Noto que estoy en mi habitación y que tengo una intravenosa en mi brazo que está molestando, de inmediato me lo quito para intentar levantarme y alguien me sostiene evitando que siga lastimándome.

—Keyssi, cálmate —dice Maalik sujetando mis manos, inmediatamente me calmo al escucharlo—. Estoy aquí.

—Estás aquí.

—¿Estás bien? —pregunta y niego con la cabeza—. Estuviste inconsciente durante unas horas.

—¿Qué hora es?

—Las nueve de la noche.

—¿Y Lucas?

—Fue a su casa porque sus padres lo llamaron, dijo que volvería en una hora

—¿Los demás?

—En otras cosas. Todo estará bien Kels, lo prometo.

Maalik acaricia mi rostro y el recuerdo de cómo llegué aquí llega a mi mente. Siento un cosquilleo en mi estómago al escucharlo decir ese apodo. Él nota mi cambio y se aparta un poco.

—Necesito irme con Samuel, tengo que hacer algo, volveré —me dice y antes de que se levante sostengo su mano.

Él parece confundido, pero lo detallo un poco debido al sueño que estaba teniendo y fue interrumpido. Maalik ya me conocía.

—Ya me conocías —le digo y su ceño se frunce.

—Sí, eres mi vecina, estuve en el funeral de tus padres.

—No, ya me conocías de antes.

—¿De qué estás hablando?

La duda persiste en mi mente y me ofende que él haga como si estuviera loca. Suelto su mano lentamente, veo como su figura se voltea para ir a la puerta, se detiene por un momento pero luego sacude su cabeza y se va.

Ahora que lo pensaba, cada vez que Maalik estaba cerca siempre terminaba en un desmayo dónde él me sostenía o donde él era espectador y era muy humillante, pero está última vez fue algo extraño. Su beso, su toque, todo a nuestro alrededor fue tan raro que no hallaba palabras para explicar la situación.

Miro la habitación y me encuentro sola, debía quedarme en cama pero quería respuestas. Me levanto y aunque quiero detenerme para mirarme en el espejo no lo hago, no quería ver mi aspecto ahora mismo. Salgo de la habitación y voy camino al despacho de mi padre, hago el mismo procedimiento que hice con los 2 caídos hace horas y entro.

Inspecciono nuevamente el refugio que mi padre había creado y voy directo a la caja fuerte que parecía tener otra contraseña que realmente no sabía cuál era. Me siento delante de ella y trato de pensar en alguna clave que él me haya dicho para que solo retuviera la información yo pero nada llegaba a mi mente.

EL CAÍDO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora