Sukyeol estuvo muy contento al enterarse de que irían a ver a YeEun en sitio para niños. Una especie de parque de diversiones exclusivamente para infantes, con restaurante y toda la cosa incluida.
Seungmin no podía evitar sentirse bien al ver a su hijo tan feliz. Le había puesto sus mejores ropas, aplicó loción para niños, y acomodó su cabello de manera perfecta. Estaba a punto de ver a su padre, aunque ni uno de los dos lo supiera, así era. Él decidió alistarse lo más sencillo posible. Iban a un lugar para niños, era un buen sitio para conocer a YeEun y quería estar cómodo, por lo que optó por una playera blanca, un overol de mezclilla y tenis, lo único que se había permitido llevar bien acomodado era el cabello.
No le importaba su apariencia, sino su presencia. De todos modos, Hyunjin lo había conocido siendo un total y completo niño malcriado con agujetas sueltas, despeinado y desfajado, así que no veía a mal sentir que podía ser él mismo ante el pelinegro.
— Suerte —le dijo su padre, dejandolos al frente del restaurante. Sukyeol bajó de un salto del auto, mientras Seungmin asentía y respiraba hondo, intentando relajarse.
Tomó la mano de su hijo. El lugar era amplio y llamativo, pero Hyunjin dijo que se verían en el restaurante y se dirigió allí para esperar.
Hyunjin golpeó la cabeza contra el volante un par de veces. YeEun, en su silla para autos, lo miraba desde los asientos posteriores. Llevaban quince minutos de retraso, por elección propia, debido a que habían llegado desde media hora antes de la hora acordada. Había visto a Seungmin llegar, y era tan bonito como la última vez que lo vio, pero ese no había sido su problema, sino el hecho de que llevaba un niño.
Un niño que rondaba la edad de YeEun. Hyunjin lo había visto a la distancia, pero podía jurar que era pequeño. La sola idea lo atormentaba.
— Papá ¿cuánto tiempo más vamos a esperar? —Preguntó YeEun, dejando caer su muñeco desarmable.
Hyunjin decidió que la espera había sido más que suficiente. Salió del auto, abriendo la puerta de atrás para poder tomar a su hijo. YeEun estaba más que listo y podían hacerlo.
Avanzaron juntos hasta el restaurante, al ingresar al lugar una algaraza de niños brincando y saltando por doquier los recibió. Padres estresados, adolescentes aburridos y en una mesa de la esquina, Seungmin los esperaba mientras le leía el menú a cierto niño de cabellos azabache.
A medida que se acercaban Hyunjin pudo confirmar que esa era el mismo chico castaño de años atrás. Se veía precioso con su overol, daba una apariencia tan infantil y madura a la vez. Después prestó atención al niño que lo acompañaba, podía ser fácilmente su hermano menor. Pero Seungmin no tenía hermanos tan pequeños, al menos hasta donde recordaba.
— ¡SukYeol! —Exclamó YeEun a unos cuantos pasos de distancia. Hyunjin observó sorprendido cuando su hijo soltó su mano, para correr a ver al niño. Este chiquillo se emocionó también, deslizándose del acolchonado para gatear debajo de la mesa y finalmente salir al encuentro del más pequeño.
— ¡YeEun, mi papá dijo que íbamos a verte! —Exclamó él, abrazándose a su amigo— Papá ¿podemos ir a los juegos? —Preguntó a Seungmin, señalando un área con toboganes y albercas de pelotas. El adulto asintió, e inmediatamente ambos niños se alejaron corriendo.
Hyunjin no cabía en la sorpresa, observó ambos infantes hasta que estos llegaron a la zona de juegos. Pasó un trago grueso por su garganta, tomando asiento frente a Seungmin. Se miraron a los ojos un momento. La misma chispa de incertidumbre y adrenalina los había envuelto. Hyunjin no podía creer que de verdad estaba viéndolo una vez más. Tanto tiempo planeando ese encuentro y... de repente sentía que no era para nada como lo había imaginado.
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Como Yo Te Quiero (HyunMin)
FanfictionMás de cinco años han separado los caminos de Seungmin y Hyunjin. Sin embargo, lo que Seungmin no esperaba era que regresar a Seúl iba a envolverlo en una serie de sucesos que cambiarían por completo la estabilidad en la que ya se encontraba siendo...