Como Yo Te Quiero (HyunMin)

Capítulo 19

Hyunjin se sintió nervioso cuando llegaron a buscar a los niños. No los había visto en un largo tiempo y se preguntaba si de casualidad ellos aún esperaban por él.

— Todo estará bien —le aseguró Seungmin—, nunca dejan de preguntar por ti y van a sentirse contentos por verte.

— Gracias —sonrió, mirándolo por un momento.

En poco tiempo otro niño iba a llegar a sus vidas. Y en el pasado, quizá en su locura adolescente, se veía así mismo formando una familia con Seungmin, llenándose de hijos y teniendo un futuro prometedor. Había creído que eran simplemente fantasías, pero en serio estaba sucediendo y, aunque no estaban juntos en una relación, todavía podían compartir.

YeEun levantó la mirada de su tazón de hojuelas en cuanto vio a Sukyeol correr a la ventana.

— ¡Papi trajo a papá! —Exclamó, consiguiendo emocionar tanto al castaño que terminó lanzando el tazón con fuerza antes de escurrirse hasta tocar el suelo.

Ambos niños se apresuraron hasta la puerta, Krystal, con diversión, les abrió dejandolos correr emocionados por el jardín, al encuentro de sus padres. Sukyeol llegó primero, abrazándose a las piernas de Hyunjin, después YeEun lo alcanzó, abrazándose a él. Hyunjin se inclinó para poder llenarlos de besos y consentirlos.

Krystal se acercó para saludar a Seungmin, este le dedicó una sonrisa amable. Con la ausencia de Hyunjin, ambos se habían vuelto unidos de nuevo y, aunque no lo dijeran en voz alta, sabían que el pelinegro era un pilar fuerte en su familia que siempre iba a llegar para mejorar sus vidas. Pendían, todos, de ese malcriado niño rico.

— Iremos a un paseo —les informó Hyunjin a los niños, quienes se emocionaron aún más.

— Vamos a buscar ropa para verme mas bonito —le dijo YeEun comenzando a tirar de su mano, Sukyeol hizo lo mismo.

Seungmin fue con ellos, encargándose de YeEun mientras Hyunjin se ocupaba de ayudar a Sukyeol con su atuendo. Él solía ser más vanidoso y se preocupaba mucho por su apariencia, últimamente, YeEun le había comenzado a copiar esas fijaciones.

— Veamos, ¿Overol de dinosaurio o de autos? —Preguntó Hyunjin, mirando ambos atuendos, Sukyeol observó también, pensándolo como si fuera la cosa más seria del mundo.

— Dinosaurios —anunció, como si fuera una elección perfecta. Hyunjin se encargó de ayudarle con los botones, acomodando la playera que llevaba por debajo para que se sintiera cómodo.

Era más fácil su tarea con los niños. Cuándo YeEun había llegado a su vida, acostumbrarse a cuidarlo, procurar sus cuidados como niño tercer género, peinar su cabello y mantenerlo correctamente limpio había sido toda una osadía, pero actualmente incluso tenía práctica suficiente.

— Papá ¿nos vemos bonitos? — Preguntó YeEun al llegar con ellos, totalmente arreglado. Sukyeol se bajó de un salto de la cama, deteniéndose junto a su hermano.

— Se ven guapos los dos —les halagó con cariño, tomando sus manos para ir con ellos en busca de Seungmin.

Sukyeol observó entusiasmado al gran oso que dormía plácidamente frente a ellos, encontrandose detrás de la barrera de cristal el gran depredador era inofensivo. YeEun recargó sus manitas en el vidrio, moviendolas algunas veces para atraer la atención del oso.

Cada atracción vista era algo realmente nuevo y positivo en ellos, cosa que tranquilizaba a sus padres. Con todo lo que había ocurrido ambos habían estado preguntándose si los niños podían estar tranquilos y sentirse a gusto.

— ¿Como están los niños con lo que pasó? —Le preguntó Hyunjin, observando a sus hijos mientras aplaudian por la función de los delfines.

— En un principio estuvieron muy asustados, ya no confiaban en nadie. Ambos veían a Sunghae como su tía y que ella intentase hacerles daño significó para ellos una clase de traición. Pero lo superaron rápido.

— YeEun... bueno, él me preocupa.
Me pregunto que pasará cuando sea un adolescente y por algún motivo se entere que no soy su padre realmente.

— No te preocupes por eso —le sonrió Seungmin para tranquilizarlo, permitiéndose tomar su mano—, eres el padre que conoce, es tu hijo, siempre lo será, aún cuando tú no lo hayas engendrado. YeEun tendrá que entenderlo en su momento, cuando tenga la madurez necesaria. Quien me preocupa un poco es IseulYun. No sé si podrá ser feliz con nosotros.

— Somos sus padres, de los tres. Los amaremos por igual.

— Pero Sunghae no será ocultada para siempre —suspiró ofuscado, Hyunjin reafirmó el agarre de sus manos—, sé que nos has elegido ahora, Hyunjin, pero ¿lo harás siempre?

— Siempre.

— Mejor no pensemos en eso —le propuso Seungmin—. Se supone que debemos divertirnos. Además, los niños están pasándolo muy bien.

Hyunjin decidió hacerle caso. Sus hijos estaban aprovechando la ocasión tanto como ellos debían hacerlo. Desquitar el tiempo era una de las cosas que el pelinegro estaba aprendiendo a hacer, después de todo, tenía que compensar casi dos meses de ausencia.

— Me divertí mucho hoy —le dijo Sukyeol mientras abrazaba el cuello de su padre, quién lo llevaba en brazos en dirección al vehículo. La noche había caído y él observaba las estrellas desde su posición— Papá, quedate hoy —murmuró sin ser escuchado, a medida que sus ojos se adormecian tal como los de su hermano menor.

Hyunjin lo acomodó en el auto, procurando no despertarlo. YeEun aún no se dormía, pero estaba a punto de hacerlo. El padre de ambos acarició sus cabellitos antes de cerrar la puerta e ir a su lugar para emprender el camino.

Seungmin se sonrió por la escena, imaginando lo perfecto que sería si tan solo fuesen una familia de verdad. Lo eran en el acto, aunque tuvieran que irse a casas distintas. Podía percibir en sus hijos y en él mismo que mientras Hyunjin estuviera presente ningún miedo era real.

— No se habían divertido tanto desde que dejamos de verte —le dijo, acomodándose el cinturón de seguridad—, los domingos, insistían en visitar a Lachlan y así lo hacíamos. También salíamos con Christopher, Minho y Félix, pero definitivamente nada los hacía sentir tan contentos como hoy.

— Yo también extrañaba esto —confesó.

— Entonces, que volvieras, fue un favor mutuo.