Los chapoteos en el agua sonaban una y otra vez a medida que las piedras entraban en el lago luego de un par de saltos. Sukyeol las observaba, preguntándose que tan profundo deberían estar llegando.
— ¡Ya me salió mejor! —Exclamó YeEun con una sonrisa contenta, Iseul a su lado asintió dando a entender que a él también comenzaba a salirle bien.
— ¿Adonde van las rocas? —Preguntó el más pequeño de los tres, curioso por el destino de las piedras planas que su padre le enseñaba a lanzar. Hyunjin lo meditó un momento, posteriormente le sonrió.
— Luego de saltar se sumergen lentamente en el lago. Supongo que al final de su recorrido se asientan en la tierra humeda y forman parte del ecosistema. Un buen proceso, a mi parecer —explicó. Iseul yun sonrió complacido con esa explicación imaginando el destino de aquellas piedras—. Les voy a contar un secreto —se acomodó de cuclillas quedando a la altura de los niños, ellos le prestaron atención—, si de verdad quieren olvidar algún problema, tienen que aprender a lanzar piedras al agua. Cada rebote que tenga la piedra, es un consuelo. Cada piedra es un problema que están dejando ir.
Los tres infantes sonrieron encantados tomando tantas piedras planas como pudieron encontrar, apilandolas entre ellos.
— Vamos a aprender mejor para ser como papá —celebró Sukyeol comenzando a lanzarlas.
Hyunjin los observó con ternura. Lo que Sukyeol no sabía era que hacía unos años él acudía ahí para intentar olvidar cuando extrañaba a Seungmin y, sin saberlo, a él también. Observó entonces a YeEun y a Iseul Yun, deseando que algún dia, cuando tuvieran que llorar por algo, pudieran encontrar consuelo en esas acciones. Se puso de pie dejandolos jugar para él volver con Seungmin, quién se encontraba leyendo, sentado debajo de un sauce.
Era como un bonito deja vu. En otro tiempo le parecía que Seungmin se convertía en ángel cada vez que se refugiaba debajo de las ramas de los sauces. Y no estaba equivocado, todos llevaban demonios por dentro, tal vez Seungmin tenía más, y aún así seguía irradiando la belleza de un ángel; su dulce voz, su precioso rostro y su maravillosa capacidad de darle vidas. Poseía el corazón de un querubín, y le prestaba sus alas para volar de vez en cuando. Sonrió sentandose junto a él para tomar su mano con suavidad.
— ¿Les enseñaste tu mejor terapia?
— Así es.
Seungmin dejó el libro a su costado, acomodándose para apoyar la cabeza en el hombro de Hyunjin, quien dejó un beso sobre sus cabellos. Sus hijos estaban creciendo muy rápido. El ciclo escolar otra vez estaba acabando como si fuera un parpadeo. Todo sucedía tan de prisa que sentía que un día iban a despertar y sus hijos ya estarían en universidad.
○ PARTE 5 ○
《 Esta es la forma en que los hijos llegan al mundo: mediante el amor.
Espero que cuando llegue tu momento y seas padre, hayas aprendido a querer. Debes aprender a querer para siempre.》— Ya cumplí nueve años, significa que puedo comenzar a elegir un club —exclamó YeEun, emocionado mientras miraba el catálogo del instituto.
Hyunjin acarició sus cabellos, echando un vistazo también.
— Me gusta fútbol —le dijo Iseul Yun, comiendo su cereal. YeEun negó—. Ukseung dice que cuando cumplamos nueve años, se va a unir al fútbol.
— Yo no quiero fútbol —acotó YeEun, decidiendo mirar a su entrometido hermano de siete años. Este le mostró la lengua un instante—. Sukyeol está en club de pintura, pero yo quiero algo como... esto —murmuró, anonadado al ver la sección de artes. Hundió el rostro entre las hojas del catálogo, mirando atentamente— Creo que lo he decidido, papá.
Hyunjin y Seungmin le sonrieron felices por verlo tan encantado con la idea. Sukyeol ingresó al comedor para ir a mirar que era lo que su hermano estaba eligiendo, IseulYun también se levantó de su lugar para acercarse y ver. Todos intentaban averiguar todo sobre el club que había llamado la atención de la hija de enmedio.
Sus padres se miraron sonrientes, cómplices. Tan cómplices como habían sido desde que se conocieron.
Complices como en una fiesta. Complices como volverse a ver. Complices para formularse peticiones egoistas.La eterna complicidad de ser padres el resto de su vida.
De quererse para siempre.
...Algunos años después...
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Como Yo Te Quiero (HyunMin)
Hayran KurguMás de cinco años han separado los caminos de Seungmin y Hyunjin. Sin embargo, lo que Seungmin no esperaba era que regresar a Seúl iba a envolverlo en una serie de sucesos que cambiarían por completo la estabilidad en la que ya se encontraba siendo...