El sentimiento que embriagó su corazón después de haberlos visto no fue como esperaba. No había querido pensar realmente en Hyunjin desde hacia mucho tiempo y le preocupaba llenar su mente de ideas erróneas, porque en realidad, ¿quién era Hwang Hyunjin actualmente? ¿El mismo chico que todo lo daba como hacía seis años?¿O sencillamente había hecho su vida? Esa última opción parecía más realista, basado en lo que Changbin le había contado sobre Hyunjin.
Las dudas respecto al padre de su hijo no le permitían conciliar el sueño. Era una angustia ferviente que le hizo dar vueltas en la cama, hasta que finalmente se rindió y tomó su computadora. Eran las cuatro de la mañana, pero tenía que hacerlo. Escribió el nombre de Hyunjin en el buscador. Los resultados no tardaron en aparecer.
Efectivamente, se estaba convirtiendo en alguien importante. Las páginas decían que era el heredero de toda la plata de su padre, pero lo elogiaban por intentar convertirse en un doctor a su altura. Además, era ya reconocido como el propietario de uno de los hospitales de Seúl. Al ver las pocas fotos que internet ofrecía, sintió nostalgia. Hyunjin ya no se veía como ese chico de dieciséis años que alguna vez conoció. Había crecido y tomado un porte varonil y serio.
Sonrió, decidiendo descargar una de las fotografías para tenerla en un documento bajo clave. Si Hyunjin supiera quién era su padre, se sentiría orgulloso de él, pero lo que era más triste para Seungmin, sería el admitir que a Hyunjin le estaba yendo de maravilla en la vida. Haberlo dejado, al final de cuentas, habían sido una decisión justa para el pelinegro. De haberse convertido en padre tan joven, quizás no estaría así de bien.
Dejó la computadora sobre la cama, decidiendo extenderse hasta alcanzar el sobre que Changbin le había dado. Abrirlo o no, era decisión suya. Lo hizo. De todos modos, ya estaba haciendo cosas que no debería. Le causó cierta gracia ver que estaba escrito a mano y que era una hoja tomada de una libreta. Tenía la fecha de casi seis años atrás. Por esos entonces él tenía un embarazo de pocos meses y Hyunjin seguía en el segundo año de bachillerato, tendrían poco de haberse dejado.
Inspiró hondo antes de decidir echar un vistazo a lo que Hyunjin había querido decirle.
Querido Seungmin;
Cuando te conocí, pensé que en verdad eras una molestia. Pero luego te convertiste en lo más bonito que sucedió en mi vida. Me enteré que te fuiste de la ciudad. Para ser sincero, me molestó un poco que no tuvieras la confianza de contarmelo. Desconozco las circunstancias por las que decidiste romper conmigo y sé que hay cosas que aún ocultas, pero creo que finalmente lo comprendí.
Cuando te vi por primera vez me diste miedo, porque eras igual a mi mejor amiga. Pero en realidad son muy diferentes. Y te detestaba por una imagen equivocada que tenía de ti, sin embargo, cuando me dijiste que te quisiera como a ella no supe que decir, ni sentir. No pensé que hubiera una respuesta para cada vez en que me dijiste 'Casi me haces creer que es real'. Solía quedarme en silencio sin tener algo que decir, pero ahora tengo una respuesta; Seungmin, no te quiero como a ella. Porque no puedes querer igual a dos personas que no se parecen en nada.
Tú eres la luz, el brillo del cielo, la sonrisa que tengo en mi rostro cada mañana, eres lo mejor que ha pasado en mi vida. ¿Cómo no amarte, Seungmin? ¿Por que quererte igual que a otros si eres mejor que nadie?
Este era nuestro cuento, y tú el principe encerrado en el castillo de tu soledad. Está bien si has decidido permanecer ahí, pero por favor, nunca olvides que si quieres salir de esa oscuridad yo estaré esperándote.
Eres libre, Seungmin. Eso eres tú, la libertad. No puedo prometer olvidarte, pero sí no insistir más ni molestarte. Te amo, y dejarte ir quizá sea mi mejor muestra de ello. Por favor, siempre cuida de ti. Y si alguna vez decides volver a Seúl, búscame y pongámonos al día, yo estaré esperando con paciencia a que eso suceda. Tienes un lugar seguro a mi lado, siempre lo tendrás.
Te ama, Hyunjin.
El señor Kim observó a su hijo con detenimiento, no desayunaba, no hacía nada, solo estaba ahí sentado, mirando los panqueques como si fueran un abismo al infinito. Observó a Sukyeol, quién comía mientras tarareaba la canción de un programa infantil.
— SukYeol, cariño, luego de que termines, necesito hablar con tu padre, ¿podrías ir a mirar televisión en tu habitación?
Él asintió, emocionado por ese permiso. Comió manteniendo la expectativa, hablando consigo mismo respecto a qué programa elegiría para mirar. Cuándo terminó lo último de su plato, se fue rápidamente escaleras arriba.
Seungmin lo observó salir corriendo, suspirando al comprender que debía enfrentar esa conversación. Su padre se sentó frente a él.
— Cuentame qué es lo que pasa.
— Papá... ¿tú crees que yo siga siendo ese niño caprichoso, malhumorado y que a nadie le agradaba?
El hombre le miró con una sonrisa divertida, negando suavemente.
— Dejaste de ser esa persona desde que Sukyeol llegó —al escuchar su respuesta, él pudo respirar aliviado—. ¿Por qué la pregunta?
— Cuándo los abuelos decidieron alejarme de Krystal, ¿crees que ella lo pasó mal sin mí?
— Por supuesto que lo pasó mal. El dolor más grande una madre o un padre es no poder ver a un pedacito de su sangre. A pesar de como ocurrieron las cosas, tú eras de ella. Krystal solo sabía que necesitaba protegerte. Un padre o una madre, sin importar las circunstancias, siempre saben que hay alguien en el mundo que comparte su vida y que tal vez ni siquiera sabe de su existir. Ese vacío es inigualable. Y en el caso del niño, la situación es la misma. Tú siempre supiste, de alguna u otra forma, que algo te volvía diferente a nosotros... sabías que algo te hacía falta.
Seungmin asintió, meditando en la situación. Para esas alturas su padre ya debería de saber qué era lo que le acomplejaba y, seguramente, estaba preparando una olla humeante de te lo dije.
Antes de regresar a Seúl, le había asegurado que nada respecto a Hyunjin iba a angustiarle, pero con tan solo quince días ahí, ya estaba teniendo un lío mental.
— Y si... ¿el niño nunca se entera?
— Hay cosas que es imposible ocultar para siempre, Seungmin.
El joven adulto pensó en Hyunjin una vez más. Se preguntaba si de casualidad pensaría aún en él o si de alguna forma había algo que le hiciera sospechar sobre la existencia de Sukyeol.
Pero Sukyeol, ¿podría en algún momento extrañar a alguien a quién no conocía? Suspiró, él mejor que nadie sabía sí podía.
— Crees que ellos...
— Hijo... —le interrumpió como si pudiera leer sus pensamientos— estoy seguro de que ambos se sentirán así y tal vez tú ni siquiera te des cuenta.
Seungmin comprendió el punto. Sabía que sería inevitable, en algún momento de su vida, Sukyeol tendría dudas respecto a su origen y él no tenía ni la más remota idea de lo que sucedería cuando ese momento llegara.
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Como Yo Te Quiero (HyunMin)
Fiksi PenggemarMás de cinco años han separado los caminos de Seungmin y Hyunjin. Sin embargo, lo que Seungmin no esperaba era que regresar a Seúl iba a envolverlo en una serie de sucesos que cambiarían por completo la estabilidad en la que ya se encontraba siendo...