"Amor Amargo"

CAPÍTULO 33

"Herido de corazón"

Adiel

Tristeza.

Es lo único que siento ahora.

Hace un par de semanas luche con salir del hospital para quitarme la duda sobre sí ella realmente había muerto y así fue.

—Me la pase pensando en ti... Triste y llorando a cada instante esperando un mensaje tuyo.... Pero todo sucedió tan rápido, no puedo... No puedo creer que no estés aquí junto a mi. No sabes cuanto me duele...

El enorme vacío de perder su cariño cada vez se hace mas difícil de superar.

No volveré a verla.

Su sonrisa.

Los labios.

Sus ojos.

Esas mejías rojas.

Su cabello negro, lacio y ligeramente largo.

La perdí para siempre.

—Nunca debí portarme como un maldito estúpido y egoísta sabiendo que te lastimaba. Perdóname... por favor... el dolor me hizo perder la cabeza y ahora me hizo perderte. Perdóname... Perdóname...—mis lágrimas son imposibles de parar, me duele, me carcome el corazón agrietándose lentamente por sentir esta culpa —Marilyn... mi chica clavel, —miró las flores recién colocadas sobre su tumba. Levantó la mirada y miro el nombre escrito sobre la lápida, "Marilyn Adeline Amadore cervantes" "1999-2020"—Perdóname, debí haber hecho más, solo te vi morir sin siquiera luchar... —Lloro sobre la tumba, —Todo el tiempo estoy pensando en ti... debí mencionarte eso cuando estabas viva...

Mi corazón se presiona y me cuesta respirar.

—Adiel... —Madison habla, —por favor... sabes que no debes hacer mucho esfuerzo tu herida aun no-

—Te dije que vendría solo pero... quisiste seguirme, déjame llorarle. Jamás podré despedirme de ella... jamás.... —la miró, —¿sabes que significa?

Ella se acerca para consolarme pero me alejo, —Adiel...

—Perdí a la única chica que ame a pesar de huir del sentimiento, nunca debí de alejarme, nunca debí hacerle tanto daño. Ahora de nada sirven las disculpas si ya no podré demostrarle que podía cambiar por su amor... —su mirada hacia mí es de pena y tristeza, —lo sé, me veo fatal pero ella valía todo, todo y nunca podré hacérselo saber....

Se agacha junto a mi para tomarme de la mano transmitiendo su cariño,—Estaré aquí, llora todo lo que necesites, entiendo tu dolor...

Niego, —No, no lo entiendes. La amo a pesar de haberse ido para siempre. Le hice pasar dolor cuando pude haberla hecho feliz.

Allí con el corazón roto y desolado, lloro por un amor que nunca será.

Varios minutos más tarde, nos veo alejarnos del cementerio de la ciudad y no quiero ni imaginarme lo sola y el frío que a de pasar por todas las noches. Mirando él retrovisor suspiro por la pena que alberga mi corazón alejándome de ella para siempre.