"Amor Amargo"

CAPÍTULO 5

"Chica tomatillo"

Sentada en la segunda fila de lado del ventanal miro entrar a mis nuevos compañeros de clase, algunos se saludan, imagino que han de ser amigos desde la secundaria, pensar en aquello me recordó a Dennis no la había visto por ningún lado antes de entrar.

No tardé mucho en buscar el salón, pasé una larga fila para esperar mi turno y verificar mi aula y dirigirme hacia ella. Los minutos pasaron rápidamente, esperando que la suerte estuviera de mi lado para que ella esté conmigo en el mismo salón y no quedarme sola, no era antisocial, lo que sucedía era que no podía mantener amistad con todo mundo, podría llevarme con ellos, saludarlos, hacer equipo, pero tener un lazo fuerte era algo que no se me daba muy a menudo con todos.

Las bancas están ya ocupadas por cada alumno, habían ciertos chicos y chicas que eran tímidos para entablar una conversación con sus nuevos compañeros de clase, en los pasillos aún se podía ver a otros buscando sus aulas correspondientes, la escuela era grande y con abundantes árboles a los alrededores contando con áreas verdes. Mi vista se dirige a un solo lugar, logrando visualizar a Dennis con su madre y hermanita venir hacia aquí, emocionada alcé la malo para que se pueda percataste de mí, ella me miró y sonrió, despidiéndose de su madre para entrar al salón.

Con paso seguro entro, para sentarse en la banca de mi lado izquierdo, — Mismo salón, — habló emocionada.

— Sí, no puedo creerlo.

— No te alejaras de mí tan fácilmente, — se burló.

— Ya lo creo, tonta.

Sin previo aviso la maestra entro, presentándose con amabilidad y entusiasmo, — ¡Muy buenos días, chicos, ¿cómo están?! — dijo, mientras se pará frente al pizarrón, — Soy Carolina Sánchez, su maestra de Inglés. Mucho gusto. Les espera una nueva etapa, así qué, presentemos todos como es debido, — sonrió.

Los horarios pasaron, tres materias antes del descanso, inglés, matemáticas y ciencias sociales. Dennis come su emparedado a lado mío, — ¿Cómo estás?

— Normal, perece que todo irá bien hasta ahora, — bebí agua del botellón, — ¿por qué tarde?

—¿No lo notas? — dijo al hacer un ademán para mirarle el rostro, —Esta belleza no podía quedarse atrás, lo importante de todo es la primera impresión.

Los chicos caminaban por el pasillo, disfrutando su descanso, — Ya veo.

— ¿Por qué tú no lo hiciste?

— ¿Hacer qué? —levante una ceja.

—maquillarte, darte una manita de gato, para...

—No, eso no es mi fuerte, terminaría como un payaso y lo sabes, — reí, — además siempre al salir tú has hecho los lujosos cambios en mí, —la miré.

—Cierto, sin mí, no eres nada, — se burló.

—Claro, claro, — rodé los ojos, —y a todo esto... — pregunté curiosa, —¿Los has vuelto a ver?

—No... sabes, han pasado dos semanas y ni rastro de él.

Se puso triste, — lo volverás a encontrar, te lo aseguro y cuando eso pasé no lo dejarás ir, — coloqué mi brazo alrededor de sus hombros.

—Tengo miedo. —mordió su emparedado

—¿Miedo? — asintió, — ¿por qué?

—Es guapo, de unos ojos hermosos, pero... Tiene una cara, —levanto las cejas en señal de advertencia.