"Me muero por besarte"
Adiel
Miraba su espalda fina, blanca y húmeda mientras la fiesta seguía abajo de mi habitación; terminamos juntos de nuevo sin poder contener los deseos sexuales imaginables que puedo hacerle, tendida sobre cuatro patas le sostengo el cabello mientras la penetro varias veces sin parar algo que la vuelve loca, sus gemidos son cantos para mis oídos y lo único que puedo imaginar es a ella, piel morena, todo lo contrario a Madison, su tierna carita al sonreír, al enojarse que para ser ciertos era lo único que podía transmitirle al encontrarnos.
Se aferra a mis sabanas grises, —Oh si, oh, Adiel, —gime, —maldición, —su piel caliente mi excita cada vez más que las anteriores.
Le doy una nalgada mientras tomo su cabello en una coleta, —¿te gusta? —vuelvo a pegarle.
Intenta reprimirse, pero le es imposible, —me encanta, —dice sin aliento, —más rápido, —gime.
Paro. Con agilidad la acuesto en la cama mirándole a los ojos con picardía, esta deseosa de venirse, lo sé, tomo sus piernas y las coloco sobre mis hombros para que la penetración sea mas profunda y deliciosa para ambos.
Se muerde los labios, —penétrame el coño, vamos Adiel, —dice sin vergüenza alguna.
Me rio, ella y su crudeza al coger.
Coloco mis manos en su cuello, —¿quieres sentirme?
Ella asciende con desesperación, —Por favor, ilumíname.
Alza las caderas y la penetro, el condón se siente un poco estorboso, pero tampoco quisiera tener hijos a esta edad así que me lo ahorro y sigo disfrutando, aunque no pueda sentir la piel con piel.
—oh si, dios, ah, —gime mientras le apretó un poco el cuello, se lleva más manos a los senos pellizcándose los pezones con rudeza, —¡ah mierda!
Lo puedo sentir venir y ella también así que voy más rápido mientras el sonido de las palmadas hace eco por toda mi habitación.
1...
—vamos Adiel.
2...
—mierda, —mascullo.
Y ...
La puerta suena, y paro de inmediato.
—¿Adiel estas aquí?
La voz de mi madre.
Madison me empuja rápidamente y comienza a vestirse como puede, corre al baño.
—si madre, ¿Qué pasa?
—voy a entrar.
Maldición. Miro a Madison quien se ríe al entrar al baño, las mejías rojas y los labios rojos de tanto besarnos.
Me escondo entre las sabanas y ella entra, —tu padre está buscándote, —frunce el ceño, —porque estas sin camisa, ¿Qué no sientes el frio que hace en tu habitación con este aire acondicionado?
¿Cómo iba a sentirlo de lo caliente que andaba?
—¿estas sudando? —se me acerco rápidamente, tocándome la frente, —¿tienes fiebre? —me incrusto el rostro, —tienes las mejías rojas y el cuerpo caliente. —se alejó, —¿Qué estabas haciendo? —se molestó.
—ah madre, son varias preguntas, —me disguste.
Me observo y por fin lo descifró.
—sé que estas aquí, Madison.
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"Amor Amargo"
Roman pour AdolescentsMarilyn ha vivido su vida siempre en la misma ciudad, a pesar de su pasado doloroso ella sigue como si nada de lo ocurrido le afectara en lo absoluto. Cada jueves recorre las mismas calles hasta llegar a su lugar favorito Kadus Bistro, una cafetería...