Cuatro

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Eran casi las seis de la mañana, y aunque fuese aún muy temprano, Jeongin se mostraba de muy buen ánimo mientras preparaba el desayuno. A pesar de que lo primero que hizo fue correr al cuarto de baño, se mantenía con una sonrisa en los labios.

Todos los embarazos son diferentes, algunos con síntomas más terribles que otros y con cambios de humor cada cinco segundos. Por ese aspecto, el peli azul estaba muy agradecido que su estado de ánimo sea bastante positivo -claro apenas tenía un mes y una semana-, sus amigos también lo agradecían.

Jeongin parecia tener un aura brillante, era como si su mirada transfería una sensación de tranquilidad y eso de alguna manera aumentaba su sonrisa. Le gustaba mirar su reflejo. Unas semanas atrás, su rostro era de pánico y se encontraba nervioso en todo momento, su mirada sólo podía dar angustia. Quizás esa era la razón por la que Félix, Jisung y Seungmin se mostraban tan preocupados por el antes del embarazo.

El peli azul miro la entrada de la cocina por unos segundos, solo quería asegurarse de que Hyunjin no estaba ahí, puso su mano en su estómago y le dio suaves caricias. Cada vez que se encontraba solo hacía exactamente lo mismo.

Quito rápidamente su mano, luego de sentir unos pasos acercarse a la cocina y se volteo para servirle hotcakes a Hyunjin. Casi al instante, el de tez blanca atravesó el umbral de la puerta y bostezo.

-Buenos días, Jeongin- dijo con una sonrisa somnolienta.

-Buenos días, Hyung...puedes sentarte, el desayuno está listo.

El de tez blanca soltó una tenue risita y se sentó en su lugar.

-Gracias, cariño.

-¿Que?- Jeongin abrió sus ojos como platos y volteo su cabeza rápidamente para encontrarse con la mirada de Hyunjin.

El mayor soltó una carcajada.

-No pongas esa cara, solo era una broma. Te preocupas tanto porque comas bien, en realidad pareces mi esposo.

-De hecho, si soy tu esposo- Jeongin suavizó su rostro y pudo esbozar una sonrisa-, aunque es temporal.

Hyunjin no respondió, pero tampoco borró su sonrisa. Recibió el plato de hot cakes, la miel para echarle en la superficie y una taza de café, recién preparada por Yang. El mayor sabía perfectamente que Jeongin era de esos chicos de los que se es casi imposible no encariñarse. Alguien tan atento, tan simpático y tan guapo. Pero Hyunjin no quería nada más allá con él, el amor era para débiles.

Más bien, el de tez blanca aun tenia sentimientos por su ex novia, aunque esta ya tuviera otra pareja. Ella se había llevado lo mejor de el. Después de que ella se marchara, dejando su lugar de la cama vacío y un millón de recuerdos en cada rincón del departamento, Hyunjin se prometió jamás volver a pasar por lo mismo. La sensación de perder a alguien es asfixiante y ni en sus más remotos sueños, se atrevería a experimentarlo de nuevo.

Se vio así mismo después de dos meses de haber sido cortado por la mujer que tanto amo, se había convertido en un ser despreciable. Buscaba cuerpos débiles, siempre le dio igual si era hombre o mujer quien estaba debajo de él, mientras que le permitieran mover brutalmente su pelvis contra sus cuerpos, buscando saciar su libido. El deseo de descargar sus más grandes angustias. Entre gemidos ahogaba sus inmensas ganas de gritar.

Nunca se había sentido tan vulnerable. Vulnerabilidad que no dejaría que nadie más viera.

Por eso evitaba ver más allá aJeongin e intentaba no conocerlo más, le gustaba la manera de ser el más joven y sabía que si investigaba más a fondo, se encontraría con una persona imposible de olvidar. No quería unir lazos con una persona con la que estaba solo por un lapso de tiempo. Simplemente no se arriesgaría por algo efímero.

Como una estrella/ Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora