VEINTINUEVE

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Comenzó a sudar frío y no pudo evitar acelerar un poco su respiración.

No,no,no

¿Ahora como le haría para decirle a Jeongin que no fuese? Seguramente su mayor ya iba en camino y lo que menos quería era que se encontrara con su hermana.

-Madre...- murmuro la chica y se acercó hasta su progenitora.

Tan rápido como se acercó, Beomgyu se alejó. Se acercó hasta la ventana y fingió estar mirando a los automóviles pasando fuera, cuando en verdad podía ver de reojo como la hipócrita de su hermana le daba un abrazo a su madre.

La quería lejos. Si su pobre madre se enteraba de todo lo que Tzuyu había hecho posiblemente se enfermaría mucho peor.

Camino rápido hasta la puerta, pero la dulce voz de Jiwoo lo detuvo:

-¿A donde vas amor?

-A caminar un momento...

-Bebé- su madre le extendió su mano e hizo movimientos para indicarle que se acercase-, Ven aquí. Quiero estar con ustedes dos.

Ni siquiera podía pensar en una manera sutil de decirle a su progenitora que debía salir de ese cuarto, que debía detener a Jeongin. Se acercó nuevamente, abrazó a Jiwoo y sintió un espantoso repudio cuando sintió las manos de su hermana acariciando su espalda.

Una incómoda sensación se posó en el pecho de Jeongin cuando puso sus pies en el hospital, los tristes recuerdos seguían perfectamente grabados en su cabeza, Solo bastaba recapitular el momento en que dio a luz a su niña para que se presentara un ...

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Una incómoda sensación se posó en el pecho de Jeongin cuando puso sus pies en el hospital, los tristes recuerdos seguían perfectamente grabados en su cabeza, Solo bastaba recapitular el momento en que dio a luz a su niña para que se presentara un nudo en su garganta.

A su lado Hyunjin Caminaba con una expresión que no supo interpretar en ese momento. Él mismo le había pedido al de tez blanca que lo acompañara hasta el hospital, la verdad no quería estar solo en ese lugar y posiblemente echarse a llorar en cualquier pasillo.

Recordaba las palabras de Nayeon, podía entenderlas mientras caminaba junto a Hyunjin. Felix y Jisung todos los días, sin falta, le hacían entender que ellos estaban para el y que siempre lo estarían; pero aún así ellos no podían entender el dolor de perder a un hijo.

Hyunjin si. También era su hija, un pedacito de él.

Podía llorar en su hombro y saber que compartían el mismo sentimiento, saber que ambos extrañaban a MinJeong.

Sabían de memoria el camino hasta la habitación de la señora Jiwoo, caminaban sin mirarse, ni hablarse, pero bastante cerca uno del otro. Verlos juntos seguía sacando murmullos de las personas a su alrededor y todo un rio de saliva por varias chicas.

Jeongin suspiró pesado cuando se encontró frente a la puerta del cuarto, incluso un escalofrío recorrió su espina dorsal.

Dios suaves toques a la madera y mordió su labio inferior.

Como una estrella/ Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora