Tres

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Después de tanto meditar y buscar la manera de decirle la maravillosa noticia a su esposo por obligación, creyó que por lo menos debían entablar una mínima conversación, y eso no sucedía a ninguna hora del día. Con toda la suerte del mundo Hyunjin le decía "Buenos días" o "Buenas noches" y listo, eso era todo. ¿Cómo esperaba que se pudiesen conocer? Jeongin solo sabía su nombre y apellido, a demás de su edad que ni siquiera salió de la boca del chico, Jeongin pudo saberlo sólo porque encontró en la mesita de noche la cédula de identidad del chico.

Hyunjin era mayor por dos años. ¡Y el siempre lo trato por su nombre! Así, sin más. Aunque Jeongin sabía perfectamente que no era su culpa, que si tan sólo hubiera un pequeño contacto entre ellos podrían evitarse muchos errores a futuro.

El de tez blanca siempre se negaba a desayunar o almorzar en casa, siempre excusándose de que quería llegar temprano al trabajo porque tenía demasiadas cosas que hacer y precisamente eso le encendió el foco al peli azul. Le prepararía una cena deliciosa a Hyunjin e intentaría, por lo menos, apaciguar el ambiente.

Jeongin en realidad quería tener una buena relación con Hyunjin, aún si de todos modos se divorciaban. Era su esposo -por obligación,claro- y el papá de su bebé, si el mayor no quería responsabilizarse de su hijo, mínimo quería saber lo necesario para contárselo en algún momento cuando el nene creciera. Porque claro, su hijo en alguna etapa preguntaría por su progenitor y le sería un bochorno terrible decirle que ni siquiera lo conocía.

Busco en internet la mejor receta, la preparó con mucha dedicación para que el platillo quedará exquisito. Cerca de las siete y media, escucho la puerta principal abrirse y salió rápidamente de la cocina.

-B-Bienvenido Hyung...- dijo Jeongin, obsequiándole una preciosa llena de vida.

Hyunjin le devolvió la sonrisa, dejando a la vista sus encantadores hoyuelos. Si el de tez blanca no fuese un desconocido y de verdad estuvieran casados por amor, Jeongin se perdería en la sonrisa y profunda mirada que el mayor le daba. Era su tipo ideal.

-Te prepare la cena- hablo el peli azul jugueteando con sus dedos.
-¿En serio? No debiste molestarte...
-No es molestia. Por favor, ven a comer ¿sí?

El de Tez blanca asintió aún sin borrar su sonrisa. Siguió al peli azul hasta la cocina y se acomodó en el comedor, donde estaban los cubiertos y demás. Sus ojos se centraron en el menor, sonreía para sí mismo, se movía de un lado para otro sirviendo la comida en un plato y de algún modo, se veía más lindo que antes. Traía un brillo especial en él y su aura. Hyunjin lo noto y soltó un suspiro mientras desviaba su mirada.

En su mente rogaba que no fuera lo que estaba pensando.

Jeongin puso frente a él un plato con comida, se veía bastante delicioso, debía admitirlo. Siempre le negaba el desayuno al castaño, no se presentaba a la hora del almuerzo y por la noche, simplemente le decía que ya había comido, aún así esto no era verdad. Prefería saciarse de comida chatarra.

Quería mantener cierta distancia con el menor, y la razón tal vez es obvia. No quería encariñarse con el.

-¿Estas bien?- La voz de Jeongin lo sacó de sus pensamientos

-¿Eh?

-Estabas mirando a la nada, ni siquiera has tocado la comida. ¿No te gusta?

-Oh, no es eso...Sólo estaba pensando. En realidad la comida se ve deliciosa

El comentario le robó una sonrisa al menor. Ahora era Jeongin quien contemplaba a Hyunjin, quien había comenzado a comer como si fuera un niño pequeño, realmente parecía hambriento.

Como una estrella/ Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora