VEINTISIETE

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Jeongin se llevó la ultima cucharada de huevos revueltos a la boca y bebió lo que le quedaba de café.

Contemplo su celular, su fondo de pantalla seguía siendo el ultrasonido de MinJeong y sonrió, podría parecer estúpido, pero se sintió aliviado de poder mirar la fotografía de su princesa sin tener ganas de destrozar todo a su alrededor.

La extrañaba, por supuesto, cada segundo de su día a día sentía unas incontrolables ganas de ver a su bebé.

Reviso el último mensaje que le envío Hyunjin y suspiró, decidió prepararse enseguida para la...¿cita? ¿Encuentro? Da igual. Entro a su habitación y busco entre sus prendas algo abrigado que ponerse, había escuchado que ese día habría lluvia y no estaba precisamente de ánimos de coger alguna gripe.

Se acomodó un polo color crema, uno que cuando estuvo en cinta no le quedaba por su vientre, ahora bajaba rápido. ¿Cuantos kilos habrá perdido en todo ese tiempo? No lo sabía. Aun que era imposible de creer, sobre todo con un hombre tan enamorado de la comida como lo era Jeongin, durante todo ese mes prefería dormir o tirar la comida.

 Aun que era imposible de creer, sobre todo con un hombre tan enamorado de la comida como lo era Jeongin, durante todo ese mes prefería dormir o tirar la comida

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Guardo su celular y las llaves en su bolsillo, y salió del departamento. En la calle las personas volteaban a verlo, aunque esta vez no por su estómago, si no por su belleza natural. Muy a pesar de que sus labios estuviesen resecos y sus ojos hinchados, seguía siendo guapísimo, y eso lo dejó muy en claro un silbido.

Giró sus ojos hasta ese agudo sonido, una chica -No asiática- parecía devorarlo sólo con la mirada. Sonrió y metió sus manos a los bolsillos de su pantalón; no quería tomar un taxi, se dedicó a caminar hasta la cafetería. Necesitaba aire fresco.

Se tardo solo veinte minutos en llegar y precisamente a lo lejos podía ver a Hyunjin escogiendo una mesa.

Un extraño sentimiento se coló en su pecho cuando vio al de tez blanca, quería correr hasta él y abrazarlo, entonces las palabras de Nayeon hicieron eco en su cabeza.

Su esposo lo vio acercándose y como si fueran imanes, Hyunjin se levantó y se acortó mucho más la distancia, envolviendo a Jeongin entre sus brazos en un cálido abrazo.

El menor arrugó un poco la nariz y sin soltarse del abrazo, habló:

-¿Estuviste fumando?

Hyunjin asintió, separándose para poder volver a su asiento

-No lo hagas, Hyung...- dijo tomando asiento.

Cruzaron miradas por unos segundos, hasta que el mayor la bajó. Estuvieron en silencio, el camarero les tomó su pedido y se marchó. El ambiente estaba tenso, ninguno se atrevía a iniciar la conversación que era obviamente delicada.

-¿Porque fumas?- comenzó Jeongin- cuando vivíamos juntos no lo hacías.

Hyunjin asintió, mordió su labio inferior y bajo la mirada. No podía. Las palabras que quería decir se quedaron trabadas en su garganta. El menor lo noto, tomó la mano del de tez blanca entre las suyas y la acarició con mucho cuidado.

-Hyunnie, escúchame...- se gano una mirada de su esposo- Si no puedes decírmelo no te preocupes. La enfermera Im me explico que los padres primerizos tienen diferentes reacciones, y no te juzgo, incluso yo pude haber rechazado a mi hija. Es solo que...me había forjado una ilusión de un futuro juntos y la sentí pisoteada, escupida y rota de la manera más cruel.

-Lo sé- respondió. Relamió sus labios y continuó-. Cariño, te juro que lo que sentía...O bueno, siento por ti, no es falso. Te juro amo a mi hija y su pérdida me lastimó lo más profundo, pero, la rechacé porque tenía miedo.

Jeongin solo lo miro confundido, pero no hablo. Había asistido a ese encuentro con Hyunjin para que el de tez blanca se pudiese desahogar y de paso, para que le aclare las razones del repudio que en un momento sintió.

-Temía de que interrumpieras tu embarazo y yo quedara nuevamente con la ilusión de ser papá en mis manos. Me excusaba a mi mismo con la absurda idea de que estaba demasiado joven como para tener un hijo.

-Hyung- lo interrumpió el menor- ¿Nuevamente?

Hyunjin asintió.

-Tzuyu...era mi novia y...

-Y aborto al bebé- término de decir Jeongin con sus ojos abiertos de par en par.

-¿como lo sabes?

- Gyu me lo contó. Dijo que su hermana había abortado a su bebé con la única intención de lastimar a su novio...

El de tez blanca asintió y desvió la mirada.

-Perdí a mi primer bebé, perdí a MinJeong  y ahora también te perderé a ti. Supongo que es lo que me merezco.

-Hyunnie...

Abrió su boca para hablar y no noto que Jeongin se  había levantado de su silla e iba directamente hacia el. Su voz no salió, se sorprendió demasiado cuando el menor rodeó los brazos en su cuello.

-Lo siento, Hyung- murmuro.

-¿Eh?

No respondió, sólo mantuvo entre sus brazos el cuello del mayor y sorbió la nariz.

-Jeongin, ¿Qué...?

-Lo vamos a superar...Cariño- lo último salió en un hilo de voz, pero fue suficiente para que Hyunjin respondiera el abrazo.

La gente alrededor miraban y cuchicheaban entre ellos, pero a los jóvenes esposos no les importó.

Beomgyu degustaba una pequeña barra de cereal mientras leía el libro que le dejaron en la escuela para su próximo examen

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Beomgyu degustaba una pequeña barra de cereal mientras leía el libro que le dejaron en la escuela para su próximo examen.

Era una mañana como cualquier otra, un sábado igual al anterior. Tenía su cabeza echada hacia atrás, apoyada Justo en el estómago de su madre.

Un movimiento bajo su cabeza llamó su atención y dijo su mirada en el rostro de su madre. Sus ojos se aguaron cuando su progenitora abrió levemente la boca y poco a poco despertaba.

-Mamá...- murmuro Beomgyu.

La señora Jiwoo había despertado después de varios meses en coma.

La señora Jiwoo había despertado después de varios meses en coma

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Como una estrella/ Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora